Por Marcelo Androetto
27 Noviembre 2021
TODO ORGANIZADO. El plantel de River dio la vuelta olímpica sin fanáticos que se interpongan en su camino; los hinchas se quedaron en las tribunas, extasiados por el título y por el fútbol que mostró el equipo. REUTERS
BUENOS AIRES.- Música de cumbia, comida y bebida en un vestuario que explotaba de allegados, resguardado de la mirada de los curiosos presentes en el anillo interno del Monumental por una tela roja de grandes dimensiones. El corazón del Mundo River, latiendo a mil por hora.
Apenas habían pasado unos minutos de la extinción de la vuelta olímpica, de ese baño de multitudes que se dio el plantel del “Millonario” tras levantar el pagaré de un Marcelo Gallardo virgen de Liga local hasta la goleada ante Racing. La noche perfecta del jueves continuó con los jugadores y sus más cercanos volviendo al campo de juego para brindar notas y sacarse fotos, mientras el “Muñeco”, en un set de televisión improvisado, daba cuenta de su nuevo prodigio y entregaba pistas sobre la margarita que deshoja en torno a su escenario futuro.
Aquí, diez razones por las que River llevó un nuevo trofeo a sus vitrinas y su entrenador alcanzó la tremenda cifra de 13 lauros en siete años y medio de gestión.
1– GALLARDO: La rompió toda. Ante exigencias inéditas -mercado de pases flaco, pandemia de bajas -por lesiones, covid-19, suspensiones, eliminatorias- encontró respuestas tácticas y estratégicas para todos los desafíos.
2 – ÁLVAREZ: En todo el ciclo, no hubo un equipo tan dependiente de un solo jugador. Julián apareció en versión crack e incluso hizo olvidar a Matías Suárez. A partir de su doblete ante Newell’s, arrasó en goles y asistencias.
3 – LO MENTAL: La fortaleza de espíritu es una marca registrada de la era Gallardo. Esta vez el plantel logró levantar cabeza inmediatamente tras sendas eliminaciones en cuartos de Libertadores y Copa Argentina.
4 – RECAMBIO: Perdió a “Nacho” Fernández, a Rafael Borré, a Gonzalo Montiel… Varios de los nuevos no rindieron, pero encontró soluciones en nombres no tan rutilantes, como los de Agustín Palavecino, Brian Romero y un puñado de juveniles hasta entonces ignotos.
5 – LIDERAZGO: Enzo Pérez, dentro del campo, y sobre todo “Leo” Ponzio, Jonatan Maidana y Javier Pinola, mayormente desde fuera, oficiaron de lugartenientes de la idea de Gallardo y de modelo para los más jóvenes.
6 – GRUPO: A partir de los referentes, River fue un ejemplo de cohesión de equipo. Sin desavenencias ni estridencias, todos alineados detrás de un objetivo, incluso a la hora de quedar fuera por bajos rendimientos o lesión.
7 – SEMILLERO: Del equipo en cancha ante Racing, siete jugadores hicieron inferiores en el club. Esta temporada Santiago Simón, Felipe Peña Biafora y Benjamín Rollheiser, productos made in River, pegaron el gran salto. David Martínez y Enzo Fernández se reencontraron con su primer amor. Y sobre Álvarez, qué más decir.
8 – LATERALES: Se fue Montiel en medio del torneo y encontró un reemplazante de lujo en Robert Rojas. Se lesionó reiteradamente Fabrizio Angileri, y Milton Casco volvió a ser el de sus mejores épocas. Una clave de este River voraz.
9 – RIVALES. Nunca tuvo un competidor serio. Talleres amagó, pero se fue desinflando tras la “final adelantada” en Córdoba. Boca desperdició s u chance en el Monumental. Ante ellos, River obtuvo sus triunfos más relevantes.
10 – GALLARDO II: No es un error, el “Muñeco” amerita aparecer dos veces en este “decálogo”. Artesano de un River modesto al que dotó de su gen como a los campeones en Madrid. Presión alta, circulación en velocidad, ambición ofensiva. Un diez para el ex10, ahora número 1 en lo suyo.
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