ADVERTENCIA. El cartel indica que el yacimiento ubicado a 4.200 metros es propiedad de la comunidad. Un montañista plantea debate al respecto.
Carteles que identifican a las Ruinas de La Ciudacita o de Pueblo Viejo como de propiedad de la comunidad indígena Solco-Yampa encienden reclamos entre montañistas y aventureros acostumbrados a visitar el lugar. Se trata de un yacimiento arqueológico Inca ubicado a 4.200 metros sobre el nivel del mar y que está dentro del Parque Nacional Aconquija, en el sur tucumano. En el 2014 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad al integrar el Qhapaq Ñan o Camino del Gran Inca, en quechua. “Si instalan carteles tienen alguna intención económica o política de adueñarse de la zona. La entrada tradicional al sitio, por el río Las Pavas, está llena de pintadas que advierten sobre la pertenencia de los originarios. Parque Nacional, a raíz de estas intervenciones, abre otra ruta. Pero igual cuando se llega a La Ciudacita te das con los mismos carteles” denunció el montañista Marcos Villa Kenning. “Aquí la cuestión es que este patrimonio de la humanidad es de todos y hay que defenderlo. No es solo de la comunidad indígena”, planteó. En el mismo sentido se pronunció Sergio Pintos, un senderista de Aguilares. “Las comunidades aborígenes tienen derechos sobre territorios ancestrales o preexistentes, pero no pueden intentar apropiarse de aquellos históricos o declarados patrimonios culturales, arqueológicos o de la humanidad” opinó. No obstante, Rolando Fregenal, cacique de los Solco-Yampa, advirtió que la zona de las ruinas está relevada por la Ley 26.160 y es territorio de esa comunidad. “Se trata de un reconocimiento que hace el Estado hacia nosotros, que desde tiempos ancestrales ocupamos este territorio. Los que están involucrados con la declaración de Patrimonio de la Humanidad de este sitio de rituales y de defensa no son de aquí y creen hablar con la verdad. Son los mismos que nos vinieron despojando de nuestras pertenencias desde hace siglos” expuso Fregenal. “A la Ciudacita se la integró al Parque Nacional Aconquija sin nuestra consulta. Ellos no tienen nada que ver con las ruinas. Tienen que respetar la Constitución y hacer lo que deben: reconocer que es un territorio comunitario”, añadió. El dirigente desafió: “si los de Parque no aceptan lo que dispone la ley 26.160, iremos a juicio. Es un sitio de ceremonia nuestro”.
Fregenal también criticó a la ONU. “Siempre ese organismo ha reconocido la preexistencia de los pueblos. Por eso nunca puede hacer una declaración sin consultar a los que están dentro del Camino del Inca. Es lo que determinan los tratados internacionales. Al menos a nosotros nadie lo hizo”.
Seis comunidades
Erika Zain, intendenta del Parque Nacional Aconquija, evitó entrar en polémica y admitió que la comunidad de originarios Solco-Yampa tiene relevado el territorio en que está la Ciudacita y que la cuestión de que si este es de su propiedad pasa por otro proceso legal. “Es una zona protegida y que es patrimonio de la humanidad. En el Camino del Inca hay seis comunidades aborígenes, entre ellas la diaguita, que integran una mesa participativa”, explicó. “La declaración de la Unesco exige la participación de las comunidades en las decisiones que involucren a los sitios de origen indígena. De ahí la creación de la mesa” agregó.
Zain dijo desconocer las pretensiones que detentan los Solco-Yampa. Al menos formalmente no acredita planteos legales o de posesión. Aclaró que Parque Nacionales es un organismo encargado de mantener el sistema nacional de áreas protegidas, destinado a la conservación de la diversidad biológica y los recursos culturales del país. La Ciudacita es uno de los sitios de mayor atractivo dentro del Aconquija por parte de los amantes de los deportes de aventura. Estudios realizados por la UNT revelan que las ruinas representan el extremo sur del imperio incaico. Consisten en recintos construidos de manera escalonada sobre el filo de la montaña a partir de un campo ceremonial denominado “Kalasasaya” en lenguaje inca.








