Bajo el influjo del Mundial

Bajo el influjo del Mundial

Bajo el influjo del Mundial

A un año exacto de su inicio, el Mundial de Qatar 2022, ya clasificó a la Selección argentina “y también a Barracas Central”. La ironía alude a la doble cara de la AFA comandada por “Chiqui” Tapia: por un lado, acierto pleno y propio en la elección de Lionel Scaloni como DT de la reconstrucción de la Selección y, por otro, ascenso fulminante y polémico de su club, Barracas Central, que se estará jugando mañana por la noche el ascenso a Primera contra Tigre. Ni el Arsenal de Julio Grondona había logrado esa chance tan rápido.  

Nadie hubiese imaginado que 2021 terminaría resultando tan favorable para la Selección. Primero fue la Copa América ganándole a Brasil en el Maracaná. Y, luego, la clasificación al Mundial cuatro fechas antes y, además, con un partido menos, porque la FIFA, según parece, anunciará en diciembre su decisión final sobre el cotejo suspendido en Brasil por Anvisa. Una fortaleza defensiva construída a partir del “Dibu” Martínez y el “Cuti” Romero (dos nombres inesperados a comienzos de año), la consolidación definitiva de Rodrigo De Paul como alma del equipo y la recuperación de Ángel Di María con goles clave. Y “Leo”, claro, la clara sensación de que Messi llegará con el hambre intacta para despedirse de los mundiales a la altura de su carrera extraordinaria.  

Es cierto, la producción declinó en los últimos partidos. Pero algunos temieron una caída más pronunciada tras la conquista de la Copa América, lo que no sucedió. Aun jugando mal, la Selección jamás fue desbordada. Sí pareció en cambio más preocupante un cierto triunfalismo infantil, con algunas burlas tontas al rival y cero autocrítica o pedido de disculpas, como sucedió inclusive en el último episodio del codazo de tarjeta roja de Nicolás Otamendi contra Brasil, dato a recordar cuando algunos vuelvan a decir que Argentina es víctima de complot brasileño en la Conmebol.

La contracara de Qatar 2022 la vive justamente la otra orilla del Río de la Plata, nuestro vecino Uruguay, tras el despido, doloroso, del “Maestro” Tabárez, después de quince años y cuatro mundiales, récord Guinness que, igualmente, jamás se mediría exactamente por los números. Su gestión fue mucho más que un título o una semifinal o un 4-4-2 o 4-3-3. El “Maestro” reconstruyó una selección y exigió juego a la histórica garra charrúa. Pero el orgullo que significó para todo Uruguay el juego, y también la dignidad, de esa Generación Dorada, terminó sufriendo el inevitable desgaste de la alta competencia. Y el orgullo derivó estos meses en un sentimiento de pura frustración. No fueron sólo las derrotas, sino también el modo. Uruguay sufrió bailes por momentos humillantes contra Argentina y Brasil. La dura última caída en la altura de La Paz cerró el ciclo. Lo más llamativo es que, después de ganar apenas un punto en los cinco últimos partidos, Uruguay tiene todavía chances sólidas de clasificarse a Qatar, tal como está apretada la eliminatoria tras el tercer puesto que consolida al Ecuador de Gustavo Alfaro, la verdadera revelación de la eliminatoria sudamericana.  

Como sabemos, la prueba de fuego en el Mundial serán las potencias europeas. La eliminatoria de la UEFA, con el cuádruple de equipos, ofrece partidos hasta con diez u ocho goles de diferencia (como sucedió una semana atrás), pero también muestra a Italia (campeón de la última Eurocopa) y al Portugal de Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes y tantos nuevos cracks relegados ambos a un repechaje difícil. En la Concacaf sufre otro gigante como México, con un “Tata” Martino en el centro de las críticas. África inicia su serie final con sus favoritos en carrera y Asia afrontará el Mundial con una localía extraña.

Qatar fácilmente debería quedar eliminado en primera rueda, lo que menos podría importarle a un emirato que toma el Mundial como una vidriera al mundo y a la pelota como una simple excusa. Claro, tanta visibilidad suele ser también un búmeran. Allí están ahora las renovadas críticas por las condiciones laborales de los obreros migrantes que construyen estadios y carreteras. Y está también la iniciativa de la FIFA, junto con Qatar, para contrarrestar las denuncias con una fuerte campaña que mejore la imagen de la Copa. Asegurarle al mundo que la Copa servirá para hacer más democrática a la monarquía petrolera que lo compra todo, incluyendo a Messi, Neymar y Kylian Mbappé, el trío maravilla de PSG. Por suerte, durante la Copa, cada uno de esos cracks será de sus selecciones. Especialmente “Leo”, que ayer lució pleno en París y hasta marcó su primer gol en Ligue 1, pero que, por suerte, parece cada vez más a gusto con su renovado liderazgo blanquiceleste.

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