El inodoro es indispensable, pero también puede afectarnos

El inodoro es indispensable, pero también puede afectarnos

En Argentina aún hay seis millones de personas que no tienen acceso a un baño digno. La mala postura puede causarnos enfermedades.

CÓMO USARLO BIEN. Los médicos recomiendan elevar levemente los pies para una postura más adecuada. CÓMO USARLO BIEN. Los médicos recomiendan elevar levemente los pies para una postura más adecuada.

Es uno de los objetos más importantes de la casa: el inodoro. El primero de estos artefactos se inventó en Inglaterra, en 1596. Sin embargo, pasaron más 200 años antes de que se comenzara a utilizar como elemento fundamental e indispensable para el saneamiento básico.

Desde 2013, por disposición de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cada 19 de noviembre se conmemora el “Día Internacional del Inodoro” con la intención de acabar con los tabúes acerca de los retretes, convertir al saneamiento en una prioridad de desarrollo mundial y también para generar conciencia sobre la importancia del acceso al agua corriente.

El objetivo es que en 2030 ya no haya personas sin estas condiciones sanitarias. El inodoro -más allá de su funcionalidad- fue clave para combatir y erradicar enfermedades de las grandes ciudades. Así y todo, en 2021, en la Argentina, se calcula que todavía hay seis millones de personas que no tienen acceso a un baño digno.

En relación con el tratamiento de las aguas residuales, un relevamiento nacional de plantas depuradoras realizado en la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento (DNAPyS) en 2019 reveló que del total de aguas residuales recolectadas solo el 27,6% recibe tratamiento.

“Las personas que habitan hogares que carecen de una red de saneamiento adecuada son propensas a contraer enfermedades transmitidas por el agua”, explicó Sandra Pérez, Gerente de Producto Latam de Amanco Wavin.

La mejor forma

El antecedente del inodoro tal cual lo conocemos hoy son las letrinas. Los romanos fueron los primeros en conectar las letrinas públicas con agua corriente.

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha ido de cuerpo en una posición de cuclillas, explica a LA GACETA el gastroenterólogo Daniel Lombardo. Con el avance de las civilizaciones y la creación del inodoro, las personas modificaron esa posición por una más erguida, con la espalda casi recta.

El cambio no fue tan beneficioso para nuestro cuerpo, señala el profesional. Más allá de la mala alimentación, según el médico, muchas de las dificultades evacuatorias que tiene hoy una gran parte de la población se deben a una mala posición a la hora de ir al baño.

“El inodoro quitó la posición de las cuclillas. Algunas personas pueden mejorar sus dificultades para evacuar si utilizan algún elemento, como un banquito, para levantar los pies cuando se sientan en el inodoro”, sugirió el médico.

Explicó que la constipación puede favorecer la aparición de hemorroides hasta la multiplicación de bacterias en la flora intestinal. “Los que más sufren para ir al baño son quienes no tienen desarrollados los músculos abdominales. Para combatir la constipación no recomiendo el uso de medicamentos. Además de cambiar la posición en el inodoro, lo más recomendable es la ingesta de fibra vegetal. Aunque muchos piensan los contrario, lo ideal es comer verduras crudas”, apuntó.

Desde los palacios al espacio

Los primeros inodoros fueron diseñados para los reyes. Fue un ahijado de la reina Isabel quien en 1596 creó un retrete conectado a un depósito de agua. Pudo instalarlo en el Palacio de Buckingham. El aparato recién se popularizó en 1775. Tenía desagüe a través de un sifón y una tubería en forma de “S” que permitía mantener el nivel de líquido en la taza, creando una barrera de agua limpia. Los retretes fueron evolucionando y hoy poseen una gran variedad de funciones: algunos tienen calefacción, chorros de agua templada, secado con aire templado, sistema de eliminación de olores y luz LED nocturna. El más caro de todos es el que lanzó la NASA: un inodoro espacial.

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