Sebastián Finkelstein: un tipo sin ataduras que encontró su camino en la actuación

Sebastián Finkelstein: un tipo sin ataduras que encontró su camino en la actuación

Nacido en familia de artistas, el actor pasó por varias profesiones hasta encontrar su verdadero amor. Junto a otros socios, fue dueño y creador de uno de los boliches top de la provincia que se mantuvo activo casi una década: Level. Después trajo a Tucumán un pub con concepto importado: el speakeasy. El camino recorrido

Fue mago, ilusionista, host, conductor, productor y también empresario. Sebastián Finkelstein confiesa que con los años se dio cuenta de que sus trabajos siempre fueron roles; roles de una gran obra que es su vida y que lo encaminaron al encuentro de su pasión: la actuación.

“Mi sueño es poder vivir de la actuación y si es en mi país, mejor”, dijo.

Finkelstein se describe como un soñador sin ataduras y un luchador constante, alguien que siempre trabajó por conseguir lo que quiso. “Es difícil describirse uno mismo pero creo ser una persona muy positiva, mandada, que va hacia lo que quiere, que disfruta mucho y que sufre mucho. A veces me pasa que me aburro porque estoy cómodo y me salgo. Y creo que, de alguna manera, eso explica por qué me fui tantas veces y por qué volví tantas otras también”, opina.

Es por eso que, siguiendo ese concepto, se dejó llevar por las oportunidades sin importar el destino y no paró de viajar. “Hoy me sigo yendo con la misma libertad que antes”, agregó.

- ¿Creés que pasaste por todos esos trabajos para encontrar finalmente lo que querés hacer?

- Sí, por supuesto. Yo toda la vida fui actor, pero también era mago, conductor, recepcionista y lo que haya que hacer y hoy por hoy estoy decidido a ser actor. Comprendí que el mago que trabajó en eventos, hoteles y barcos privados no era el mejor mago del mundo; había un actor detrás; yo interpretaba ese papel, como interpreté el de relaciones públicas, del mozo y todo lo que tuve que hacer de mi vida para salir adelante.

Soy vergonzoso, tengo miedos y un montón de inseguridades. Pero creo que el día que no sienta eso en la panza, ya no voy a hacer actor. Seré otra cosa.

- Como actor, ¿qué es lo más difícil de la autogestión? Entendiendo que sos tu propio recurso...

- Yo pienso que por más que no tengas el dinero o que la gente no confíe en vos, podés gestionarte igual. Creo que hay que hacerlo. Me gusta decir “hacelo”. Nadie va a entrar a tu casa, sacarte del sillón e impulsarte a hacer algo. Uno cree que necesita motivación para hacer las cosas y yo te voy a decir que no. La motivación llega después de hacerlas. Es una regla inversa.

El caradurismo, en el sentido de hacer lo que haya que hacer, me ayudó.

No tenés que ser actor de Hollywood para ser actor. Eso es mentira, no va por ahí. Que la fama venga sola, producto de tu talento y reconocimiento. Uno puede ser ‘pedazo’ de actor como tantos que tenemos acá en Tucumán, sin irse a Estados Unidos.

La familia: los pilares

Viendo una foto de la fachada de la que fue la casa de sus abuelos maternos, contó: “cada vez que paso por ahí me persigno como si fuera una iglesia y pido por mis abuelos. Yo crecí en esa casa. Mis abuelos son todo para mí”.

De su infancia recuerda las actuaciones que hacía junto a su abuelo cada vez que salía del colegio: “pasaba todos los días por su estudio -era contador- y cuando estaba reunido con clientes, no importaba quién esté, él pausaba todo para saludarme; yo le preguntaba cuál era el balance del día, y él me daba plata para que me compre mis cositas. Me saludaba y me iba”. También recuerda que su abuela era quien lo cubría en cada travesura y quien resolvía todas sus necesidades levantando el teléfono.

“Si me preguntás ¿cuál es mi lugar en el mundo? Te digo: la casa de mis abuelos, ahí es. Hay muchos recuerdos. Toda mi infancia fue ahí, primero yendo con la familia y después, de grande, solo. Me acuerdo cuando mi abuelo ya había fallecido, yo me acostaba con mi abuela a la siesta y le acariciaba las arruguitas del brazo hasta que se quedaba dormida. A ella le encantaba”, contó.

- ¿Quiénes son tus papás?

- Hugo y la Gra. Vengo de estar en Puerto Rico con Hugo, fuimos a visitar unos días a mi hermano que vive allá. Mi papá es una mente brillante; escritor con más de 30 obras publicadas; psicoanalista. Es un tipo que está aferrado a la vida y me enseña eso: que la vida hay que disfrutarla. Él siempre hizo lo que quiso y siempre se fue también. Se fue cuando yo era muy chiquito, pero con los años nos pudimos amigar.

Si hay alguien que va a disfrutar y va a sufrir es mamá. La ‘Gra’ lo es todo, ella llora y se alegra como nadie. Puro corazón. No conozco a una mujer más inteligente y creo que eso la hace sufrir también. Es una amiga incondicional, es bella, y yo soy muy orgulloso de mi mamá.

- ¿Te gustaría formar tu propia familia?

- Sí, claro. Es algo que tengo pendiente. Me encantaría verlos como abuelos de mis hijos. Quiero tener aunque sea uno, pero me tengo que apurar.

Creo que la vida es la búsqueda constante de lo que somos. Yo todavía estoy en la búsqueda de un montón de cosas que creo que me terminarían de formar como persona y ser humano: la familia y el poder vivir de lo que amo, son dos de las más importantes.

Su rol de emprendedor

Junto a otros socios, Sebastián fue dueño y creador de uno de los boliches top de la provincia que se mantuvo activo casi una década: Level. Después de poner punto final a esa etapa, decidió traer a Tucumán un pub con concepto importado: el speakeasy.

“Es un formato que surge de la época de la Ley Seca en Estados Unidos, donde la gente se ‘escondía’ detrás de las fachadas de negocios para poder consumir bebidas alcohólicas. Nadie me creía que fuera a funcionar el concepto en Tucumán. Pero yo vi el negocio ahí y decidí traerlo. Me aferré a eso y traje está propuesta que me exigía mantenerme creativo a diario. Eso me encantaba”, recordó.

“Me dijeron de todo antes de emprender, pero yo decidí ir a fondo y hacer lo que sentía. Por eso digo: ‘si vas por algo, poné todas las fichas ahí, no lo hagas a la mitad, no seas tibio’”, agregó.

Reinventarse después de la pandemia

- ¿La pandemia te agarró trabajando afuera?

- Sí, estaba grabando en México cuando comenzó el aislamiento. Me fui a Estados Unidos un tiempo. Ahí aproveché para hacer varios castings y recién pude volver a Tucumán este año, cuando se comenzó a abrir todo.

- ¿Se puede vivir como actor en la Argentina?

- “Si realmente fuésemos valorados y pagados como corresponde, sí, y nos multiplicaríamos. Tenemos un nivel enorme de recursos humanos, pero bueno no depende solo de nosotros.

- ¿Te gusta hacer tele?

- Me encanta, me divierte mucho. El último programa que hice podemos decir que surgió de un hecho dramático en el que tuve que elegir entre dejar todo o dar un paso más grande y decidí dar ese paso, me costó, pero lo logré. Fue un late show: “Sebastián y su amigo el artista”.

Ese programa se grababa en donde fue Level. Muchas parejas se formaron ahí. Fue un negocio ícono en ese momento.

- ¿Qué lugar ocupan hoy en tu carrera las redes sociales?

- Las redes son peligrosas, pero hoy ocupan un lugar importante en mi carrera. Hoy con un celular hacés cosas que antes no podías. Te mantienen activo y se volvieron una fuente de trabajo para muchos cuando se paró todo. Creo que hoy son imprescindibles, pero hay que saber manejarlas”.

- ¿Qué te enseñó la pandemia?

- Me enseñó a disfrutar más, a aferrarme más a la vida y a tener la capacidad de reinventarme.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios