Cartas de lectores VI: La fábula de la argentina como “refugio o hervidero de nazis”

17 Noviembre 2021

Como la “Leyenda Negra” para separarnos de España, el poder anglosajón elaboró la fábula de la Argentina como “refugio o hervidero de nazis”, obviamente referida a la primera década peronista. Los EE.UU. rinden pleitesía al cerebro de su cohetería: Werner von Braun, eminente científico de la Alemania nazi, padre de la bomba volante V2, usada en los ataques a objetivos civiles indefensos en Inglaterra y Bélgica donde murieron, en realidad, muchos menos que los 20.000 obreros esclavos que dejaron sus vidas en las instalaciones secretas nazis que comandaba Von Braun… y las SS. Claro que, puesto bajo el paraguas de la “Operación Paperclip” que capturaba científicos nazis para el bando aliado, toda su responsabilidad en tan horrendas tareas quedó en el olvido. La astucia de Von Braun lo llevó a “prever” la derrota de su nación, por lo que, consciente de su valor como científico, negoció con los aliados su rendición y la entrega de diseños, planos y prototipos alemanes, escapando de las uñas de la “Operación Osoaviakhim”, que cumplía idéntica misión para los soviéticos. En 1955, Von Braun obtuvo la ciudadanía yanqui mientras trabajaba intensamente con su equipo de 500 (¡¡500!!) colaboradores, -también alemanes “purificados”- en el desarrollo de misiles militares para la Fuerza Aérea norteamericana (algunos de los cuales, o de sus “hijos”, derribaron nuestros aviones en Malvinas, disparados desde un “Harrier” inglés) y del cohete “Saturno 5” que, según cuentan, empujó la “Apolo” hasta la Luna. Pero, queda claro que, por encima de los ejércitos de científicos y técnicos alemanes que generaron y consolidaron el poderío misilístico y cohetístico de los EE.UU. y de la URSS-Rusia y sus socios que, junto al armamento nuclear, significan un poderío mundial jamás visto (sumado al inimaginable control satelital y comunicacional que ejercen sobre el planeta), los únicos “científicos nazis”, los que han terminado caracterizando ideológicamente a todo un país, son el puñado (no más de 20 o 25) que vino a darnos una mano a nosotros y ninguno de los cuales podía ser sospechado ni de una ínfima parte de los crímenes que se cometieron bajo la responsabilidad de Von Braun. De no ser así, ya habrían sido alcanzados por el largo brazo de la justicia israelí que no se detiene en minucias tales como las soberanías nacionales (podría agregarse la ayuda armamentística que nos dio Israel en Malvinas como reconocimiento a la generosidad argentina con la inmigración judía que huía del nazismo). Dejando volar la imaginación, se puede inferir que, como una diabólica burla al inmenso “arsenal” antinazi de ficción (cine, TV, literatura, teatro, historietas, plástica, etc.) producido por los artistas “pro-aliados” desde 1940 a la fecha, y perfectamente disimulados entre los “ciudadanos comunes” (como en los mejores argumentos de fantaciencia) varios ejércitos de científicos nacidos y educados todos en el esplendor del Tercer Reich -y sus discípulos, ya hijos “democráticos por adopción”- han producido, en realidad y en nombre de “la libertad”, un horrendo arsenal capaz de destruir a toda la humanidad y convertir al milagroso planeta azul en una roca helada y tenebrosa lanzada para siempre a la maldición del vacío sideral, lo que, ni en el más esquizoide de los delirios, habría soñado Adolf Hitler.

Arturo Arroyo


amarroyo@hotmail.com.ar

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