Como impactan las redes sociales en los trastornos alimentarios

Como impactan las redes sociales en los trastornos alimentarios

Aunque las plataformas toman medidas contra contenidos que pueden ser perjudiciales, los usuarios se las ingenian para publicar fórmulas para perder peso. Consejos de especialistas en nutrición.

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Mariela S. recuerda que la primera vez que dejó de comer fue para cumplir con un reto que fomentaba la delgadez extrema. Ocurrió hace unos cuatro años. El desafío consistía en tomarse una selfie sosteniendo una hoja de papel tamaño A4 de forma vertical y luego publicar esa foto en las redes sociales. El objetivo: demostrar que la cintura no mide más que el ancho de la hoja.

“Siempre hacía dietas y no me gustaba verme gorda. Creo que de alguna forma las redes sociales potenciaron el problema que tenía. Seguía muchos consejos de chicas que evidentemente tenían un trastorno con la alimentación”, cuenta la joven, que ahora tiene 22 años y sigue en tratamiento para mejorar su salud.

A los 17 le diagnosticaron anorexia. Llegó a pesar 40 kilos. Fue el principio de un infierno que se prolongó varios años. La internaron dos veces por deshidratación. Así y todo, no quería comer. “Estaba muy enferma y me encantaba todo el material al que podía acceder en las redes”, confiesa.

Presiones

Cada vez más, redes sociales como Instagram y TikTok son presionadas para que tomen medidas contra los contenidos que se divulgan en sus plataformas y que podrían ser perjudiciales para los adolescentes.

Aunque las redes aclaran que no se permiten contenidos que fomenten o promuevan los trastornos alimenticios y que eliminan ese tipo de material en cuanto lo detectan, algunos usuarios con bulimia o anorexia a menudo comparten experiencias y fórmulas efectivas para adelgazar o animarse a perder peso. ¿Cómo lo hacen? Con etiquetas y abreviaturas ingeniosas para que los filtros no los detecten. Además, forman grupos de chat para compartir cuánto pesan y para celebrar sus ayunos prolongados.

Los profesionales de la salud que trabajan con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) no tienen dudas: las redes sociales tienen un impacto en el aumento de casos de bulimia y anorexia entre los jóvenes, algo que se está viendo mucho más en los últimos meses.

En todo el mundo, se calcula que los casos de TCA aumentaron hasta un 30% en el último año. El contexto de pandemia y una mayor cantidad de tiempo en las redes sociales han tenido mucho que ver en esta realidad, coinciden los especialistas. Las personas estuvieron más sobreexpuestas que nunca a la presión de ese mundo falsamente perfecto que nos vende la virtualidad. Los mensajes incitaban muchos usuarios a mirar con más detalle aspectos de su alimentación y su cuerpo. Un peligro para las personas vulnerables.

“Las redes sociales en general no causan un trastorno alimentario. Sin embargo, sí pueden contribuir a que una persona tenga estos problemas”, dijo al New York Times Chelsea Kronengold, vocera de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios.

“YouTube, Snapchat, TikTok y Twitter tienen políticas que prohíben contenidos que fomenten los trastornos alimentarios. Pero las compañías deberían mejorar sus algoritmos para localizar esos contenidos, opinó.

¿Qué se busca en la web?

Un análisis realizado mediante la herramienta de Google Trends, revisando un total de 19 combinaciones de palabras relacionadas con los trastornos alimentarios y la apología de estos, mostró un claro incremento de búsquedas vinculadas a los TCA (41,63 %) en comparación a los años 2019 y 2020.

Además, según un informe de la Agencia de Calidad de Internet, existen casi cuatro millones de publicaciones en la Red con las etiquetas #ana (anorexia) y #mia (bulimia). Muchas víctimas de ambas enfermedades utilizan estos hashtags para compartir trucos, experiencias o remedios para adelgazar y hacer más accesible el contenido.

La licenciada Agustina Murcho es una reconocida nutricionista experta en trastornos alimentarios. En su cuenta de instagram @nutricion.ag alerta a sus seguidores acerca de las dietas peligrosas. “ Las redes sociales son una herramienta de uso cotidiano en la vida de miles de personas. Veo mucha desinformación con respecto a los alimentos. Muchísima demonización de alimentos, donde todo enferma, todo genera enfermedades, todo engorda. Hay cuentas donde aseguran que ayunar es sano, que dejar de comer lo que nos gusta es lo mejor para evitar enfermedades, que realizar un plan de 21 días es la fórmula del éxito para tener un cuerpo marcado”, detalla la especialista.

Según su opinión, aquellas personas que son vulnerables a desarrollar patologías alimentarias se ven atraídas por estas cuentas y el riesgo de que generen un desorden alimenticio es mayor. “Argentina es hoy uno de los países con más desórdenes alimentarios del mundo, y las redes sociales son grandes disparadores. Los pacientes quieren “la vida perfecta” que se muestra en Instagram, el cuerpo que tienen, la voluntad para comer súper sano. Sin embargo, lo que se muestra no es lo que parece. No se tiene en cuenta que la realidad es otra. Es normal que una persona se sienta triste, que esté desmotivada, que tenga ganas de no hacer nada un día, o que simplemente no sea “perfecta” como se cree. Es difícil no dejarse guiar por ese tipo de publicaciones en redes sociales, porque para poder lograr esto es necesario hacer terapia. Uno no nace odiando su cuerpo ni aprendiendo a compararse. Detrás hay una historia y eso hay que tratarlo. Pero una herramienta es dejar de seguir cuentas que nos generen inseguridad”, propone.

Por el contrario, según Murcho, sí está bueno seguir la cuentas que nos motiven desde una adecuada alimentación, buscando una vida sana y equilibrada, aquellas cuentas que hablen del disfrute, de la salud mental, sin mensajes extremistas ni obsesiones.

Mariela Córdoba, médica especialista en nutrición, sostiene que las redes sociales pueden empeorar los TCA porque muchísimos jóvenes se comparan permanentemente con lo que ven ahí. “Y en las redes obviamente hay mucho photo shop. Aun en los videos hay maneras de posar para lucir más delgadas o con más curvas. Mis recomendaciones son no seguir esas cuentas y seguir las que ayudan a los chicos a aceptarse y quererse más. Por eso, en jóvenes con TCA es muy importante que los padres supervisen que ellos no sigan cuentas FIT porque en general suelen compararse con los usuarios de esas cuentas. Asimismo, existen comunidades, incluso hay grupos de WhatsApp donde te obligan a cumplir ciertos retos para bajar de peso o hacer ejercicio extenuante”, resaltó la especialista, que en los últimos meses notó un aumento de las consultas.

La referente del Programa Provincial de Prevención y Abordaje de las Conductas Alimentarias y psicóloga del Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (Cepta), Mabel Alonso, indicó que los trastornos alimentarios y la imagen corporal tienen una relación muy íntima. “Todos los desórdenes parten de una base que tiene que ver con la disconformidad o preocupación excesiva en cuanto al cuerpo; hay un a distorsión de la imagen corporal. En relación a las redes sociales, hay una tendencia en los últimos años a subrayar conductas o comportamientos que tengan que ver con la alimentación adecuada y saludable, con el ejercicio físico para bajar de peso y sobre todo exigencias respecto de normativas corporales en las mujeres y en los hombres. Esta situación potencia cada vez más la insatisfacción de las personas respecto de su forma corporal. Asimismo, el abuso de los filtros hace que muchas imágenes se tergiversen y esto representa un factor de riesgo para quienes ya presentan preocupaciones extremas o dificultades en relación a su imagen corporal”, explicó.

Para tener en cuenta: señales de alarma

¿Cómo podemos detectar si un hijo o hija está sufriendo un trastorno alimentario?

1 -  La negativa a ingerir algunos alimentos. El intentar saltarse comidas, comer en secreto, esconder o tirar comida. Un caso típico es cuando uno encuentra restos de comida guardada en la habitación.
2- Los vómitos
3- La pérdida de peso rápida. El crecimiento (peso y altura) se detiene.
4- Nuevo interés excesivo por la actividad física o aumento de las horas haciendo ejercicio.
5- Aumentan la preocupación por el peso y la figura. Hablan con demasiada frecuencia de comida, calorías y peso.
6- Aislamiento social: se sienten diferentes, hay competitividad con sus pares o comparación exagerada.
7- Aparecen cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, inestabilidad emocional, tristeza, pasividad, apatía, llanto).
8- Aparece la amenorrea (ausencia de períodos menstruales).
9. Hay cambios en el rendimiento escolar (aumento del tiempo dedicado al estudio o bajo rendimiento).
10- Hay un aumento de interés por webs específicas o redes sociales sobre dietas, imagen corporal y autolesiones.

Más medidas: censura de imágenes

En los últimos meses Instagram y Facebook han endurecido las medidas para combatir la anorexia y la bulimia. Uno de estos últimos cambios es la censura de determinadas imágenes que contengan costillas marcadas, barrigas con forma cóncava y los conocidos como thigh gaps, o hueco entre los muslos. En algunas localidades como en Cataluña ya se multa a las webs que hacen apología de los trastornos alimentarios con sanciones que pueden alcanzar los 100.000 euros.

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