“Yaguaretés”: ¿Era realmente necesario?

“Yaguaretés”: ¿Era realmente necesario?

Por lo general, los apodos -tanto el de las personas como el de los equipos- surgen de manera espontánea. A veces motivados por una situación particular (como sucedió con Los Pumas) o a veces por herencia (por caso, Los Leones en hockey). Este último había sido también el caso de Las Pumas, como se conoció durante muchos años al seleccionado femenino de rugby desde su aparición en 2004. Muchas tucumanas lucieron con orgullo el estatus de Puma a lo largo de los más de 15 años que se utilizó ese sobrenombre: desde la primera, Mirta Cabrera, hasta históricas como Rita Cazorla e Isabel Fontanarrosa, pasando incluso por jugadoras que siguen al día de hoy. Sin embargo, la UAR decidió eliminar el “Pumas” e imponer el de “Yaguaretés”. La razón fue dotar al seleccionado femenino de una identidad propia, diferente a la del masculino, para que pudiera escribir su historia. Ahora bien, ¿era realmente necesario? Aplaudimos cualquier iniciativa que apunte a darle mayor entidad y visibilidad al rugby femenino argentino. Sin embargo, consideramos que la historia ya se viene escribiendo hace muchos años y que este cambio de identidad deja fuera a muchas de las que fueron abriendo camino desde 2004 hasta hoy. El apodo de “Pumas”, más que confundirlas con los hombres, las ponía a su misma altura. Eso sí era un verdadero reconocimiento.

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