CAMBIOS. El ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, reivindicó la gestión digital de los expedientes.
Tristán Bauer siempre parece apurado. El ministro de Cultura de la Nación va con paso veloz de lado a lado, como quien quiere estar en distintos sitios al mismo tiempo. Quizás la única pausa que se tomó desde que asumió el cargo, al comienzo de la gestión de Alberto Fernández, fue cuando puso su cargo a disposición del Presidente, tras la derrota del oficialismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. A días de la elección de legisladores nacionales, mantuvo un breve contacto con LA GACETA en La Pampa, adonde concurrió para el cierre de la Fiesta Nacional de Teatro, en el que reivindicó las líneas centrales de su gestión pero no descartó futuros cambios.
“Vamos a seguir trabajando con toda nuestra energía y fuerza para el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo. Nos toca estar en lugares diversos dentro de un equipo que se sigue manteniendo con fuerza para sacar el país adelante”, señaló.
Y ese trabajo al que se refirió lo enmarca en un concepto general de características netamente nacionales: “para esta gestión y para mí como ministro, el federalismo es una verdadero bandera; hemos avanzado mucho y lo seguiremos haciéndolo”. Como ejemplo, mencionó los cambios (imprevistos, tal como reconoció) en el Teatro Nacional Cervantes, motivados por la nueva función de su anterior director, Rubén D’audia, ahora en el Ministerio de Educación de la Nación. En su reemplazo, designó a Gladis Contreras (ver “Por un Teatro...”). “No nos hubiéramos imaginado que Rubén pase a trabajar en un proyecto fundamental como es la accesibilidad digital y la disponibilidad de internet en las escuelas, pero se produjo y actuamos en consecuencia”, señaló.
Lo ocurrido es más que un cambio de nombres. Desde el Cervantes, ahora se trabajará en una Red de Teatros Estables de todo el país, que permitirá articular su trabajo de forma integral, y con acercamientos al Instituto Nacional de Teatro (abarca la labor de elencos y salas independientes) para el desarrollo de planes conjuntos que abarquen todo el país.
“Tecnópolis es la metáfora de estos años de creación y aproximación entre las artes y las ciencias. Cuando asumimos, era un barrial destrozado y devastado por el macrismo; en pandemia fue un centro de asistencia de pacientes de covid leve y un vacunatorio, y desde su reapertura pasaron medio millón de personas. También el Cervantes es un ejemplo, con sus talleres confeccionando barbijos y las funciones por streaming, que ahora encara una nueva etapa para construir un teatro federal nacional con el trabajo, el empeño y la voluntad de una mujer al frente”, subrayó.
Bauer admitió que “uno de los grandes problemas que encontramos al asumir el cargo es la centralidad de este Ministerio en Buenos Aires, con la gran mayoría del accionar de sus museos e institutos volcados a la ciudad”. “Dentro de lo trágico de la pandemia, debemos tomar como aprendizaje el trabajo en el mundo digital y en el territorio virtual, que implican cambios profundos. Todos los trámites que antes había que hacer presencial en Fondo Nacional de las Artes o en el Incaa, a pocas cuadras de la Plaza de Mayo, ahora son virtuales. Hemos avanzado mucho en esta posibilidad de gestionar los procesos burocráticos de este modo, así como también hemos logrado armar una serie de bases de datos trabajando en el Consejo Federal de Cultura y potenciando el vínculo con cada provincia”, mencionó.
Subsistencia y creación
El funcionario reconoció que durante la pandemia, su labor se centró en atender la subsistencia de los artistas. “Han sido más de $20.000 millones los aportes del Gobierno nacional para mantener encendida la llama de la cultura. Todos los programas fueron de sostenimiento y de asistencia; no los vamos a dejar de lado porque la situación de las industrias culturales y de los artistas sigue siendo muy compleja, pero vamos a rotar los planes para el fomento de la producción y el trabajo ahora que se los aforos se van abriendo y podemos volver a la presencialidad. Seguiremos haciendo frente a la necesidsad de los distintos sectores. Nos tocó vivir un tiempo durísimo, y con diálogo con los distintos referentes, entidades y gremios, surgieron programas de emergencia mirando también la experiencia internacional”, planteó.
En ese sentido, explicó que “ahora que se pueden volver a los rodajes presenciales, hemos lanzado un fondo de $2.400 millones para el hacer audiovisual, donde también lo federal, regional y provincial está presente”.
El ministro se mostró contrariado con el fallo de la jueza electoral María Romilda Servini, que prohibió la entrega de subsidios de su cartera por $15.000 a creadores y de $5.000 a jóvenes para gastar en áreas de la cultura. Acerca de este último aporte, reivindicó que “es un programa que se ha implementado en todo el mundo y fue lanzado antes del período electoral; no incumplimos ninguna norma y es doblemente virtuoso, ya que se fomentan industrias como el teatro, el cine o la música en vivo, que han sido tan golpeadas, al permitir la accesibilidad de jóvenes entre 18 y 24 años que están en situación económica difícil para que puedan poder volver a comprar su entrada o un libro. Es dinero que vuelve inmediatamente al circuito de las industrias culturales”.
“Queremos que la cultura tenga un rol central en la reconstrucción del país, porque es sanadora. Debemos pensar qué pasó en la humanidad en todo este tiempo, donde se dañó al planeta, hubo concentración de la riqueza y aumentó tanto la pobreza. Existe la necesidad del reencuentro con el público, de abrazarse nuevamente en una tarea vital para este tiempo de esperanza”, concluyó.
