"El juego del calamar", ¿es un riesgo para los chicos?

"El juego del calamar", ¿es un riesgo para los chicos?

La serie más vista en la historia de Netflix reabre el debate sobre la violencia que consumen los chicos y adolescentes. Tres expertos aconsejan cómo guiar a los hijos.

 http://www.mejoresplayas.org http://www.mejoresplayas.org

¿A qué están jugando?, se preguntó la seño de quinto grado María Cardozo cuando escuchó a sus alumnos divertirse con las frases ‘1,2,3 escondite inglés’ o ‘luz roja, luz verde’. “Al ‘Juego del calamar’. ¿No vio la serie?”, le respondieron. Esa misma tarde, hace una semana, la docente echó un vistazo a la serie más vista de la historia en Netflix. Preocupada ante la violencia que observó, al día siguiente envió un mensaje a los padres pidiendo que les prohibieran a sus hijos acceder a esta producción surcoreana.

“El juego del calamar” se ha convertido en un auténtico fenómeno que arrasa en todo el mundo y que se ha colado también en las escuelas, donde los alumnos reproducen a su manera los siniestros juegos de la ficción en la hora del recreo.

La voz de alarma la encendieron los docentes como María. Y ya son varias las instituciones tucumanas que han enviado mensajes a las familias para que no permitan a sus hijos ver la serie.

Aunque está recomendada para mayores de 16 años, muchos pequeños desde los siete u ocho años la han visto. Incluso quienes no la vieron, pudieron acceder a sus contenidos a través de las redes sociales sin acompañamiento de adultos responsables.

La serie cuenta la historia de unos ciudadanos marginados que, reclutados por una misteriosa organización, compiten a vida o muerte en una serie de juegos infantiles para ganar un premio de millones de euros. La violencia actúa como principal protagonista de cada capítulo.

Debate

El éxito de Netflix ha reabierto el debate sobre la violencia que los chicos y adolescentes consumen a través de los videojuegos, de las redes y de la televisión. Recientemente los médicos del Child Mind Institute, una organización internacional sin fines de lucro dedicada a la salud mental de los niños, recomendaron que nadie debería ver El juego del calamar hasta al menos el final de la adolescencia, independientemente de si los padres lo están viendo con ellos.

“El nivel de violencia es espantoso, más que en la mayoría de los programas, Es un festival de asesinatos”, dijo David Anderson, director de Programas Escolares y Comunitarios del Child Mind Institute, en un comunicado.

¿Qué sentimientos y conductas puede generar la serie? Consultamos a tres expertos sobre este tema. La psicóloga especialista en niños Cecilia López cree que, por su contenido, los niños no deberían ver “El juego del calamar” y piensa que la responsabilidad es de las familias, ya que hay poco control sobre lo que consumen los chicos. “Hay que poner límites; no porque una serie esté de moda podemos dejar que nuestros hijos la vean. No es apta para todos”, explicó.

¿Pueden atribuirse episodios de violencia a una serie?, le preguntamos. “En los niños, entre los siete y los 11 años, por su naturaleza biológica, puede despertarse una agresividad natural que los lleva instintivamente a defenderse; es como un reflejo natural que tienen. Como no lo pueden hacer porque no está socialmente aceptado, lo hacen a través de sustitutos socialmente aceptados, como una serie o un videojuego”, señaló.

Por otro lado, según López, sí existe una posibilidad de que la serie pueda despertar agresividad en un niño que tuvo una contención suficiente.

Para la psicopedagoga Natalia Jiménez Terán, una serie tan violenta sí puede tener consecuencias en los chicos, que son esponjas, todavía están formándose.

“Es cierto que los chicos juegan en los recreos y se nota que la serie está generando mucha ansiedad y temor en algunos de ellos. Por eso creo que las familias y las instituciones deben unirse con el objetivo de hablar y controlar que los niños no se vean afectados por la violencia que transmite esta producción”, sostuvo. “Y hay que hacerlo cuanto antes porque se está expandiendo mucho”, opinó.

Según la experta en neurociencias, por el contenido altamente violento, la serie debería prohibirse para los menores de 18 años. “El cerebro de los niños y adolescentes, hasta los 14, 15 o 16 años está en pleno desarrollo y es muy influenciable”, remarca Jiménez Terán, y aconseja a los adultos hablar con los chicos para explicarles las diferencias entre la ciencia ficción y la realidad, con el objetivo de que no se naturalice la violencia. Ellos deben saber que están frente a una fantasía y que, si se llevara a la realidad, resultaría muy dañino. “Por más que parezca una obviedad, hay que recalcarles que agredir y matar son hechos que no deberían existir en la realidad, que solamente lo tendríamos que ver en las películas y series”, sostuvo.

“Lo importante es siempre acompañar, el diálogo permanente. Por más que hay niños que no vieron la serie, cuando se encuentran con su grupo de pares, juegan y se habla de esto. En muchos está apareciendo ansiedad, angustia y miedo a la muerte”, comentó. “Cuando vuelven de la escuela, hay que preguntarles qué hicieron, a qué jugaron, qué vieron en internet y estar atentos a cómo se sienten, explicarles que no están buenos esos juegos violentos. Prohibirles que vean la serie pero con una explicación: porque esos hechos agresivos son malos y no pueden pasar en la vida real”, aconsejó.

Consideró que muchas veces los adultos no tomamos conciencia o subestimamos la cantidad de violencia que está llegando a los niños y que esto podría tener un impacto en el futuro. Para analizar la situación, habla de lo que se conoce como el síndrome de la rana hervida: algo que progresivamente avanza, pero lo hace de forma tan lenta que sus daños solo pueden percibirse a largo plazo.

El psicólogo Jorge Garaventa prefiere analizar la situación desde otro punto de vista. Opina que debemos ser más críticos. “La serie es una metáfora de la sociedad capitalista y de sus desbordes. Hay un ejercicio de negación social que lleva a pretender mostrar a la serie cargada de una violencia que nos es ajena. La diferencia es que la serie actúa como vidriera mostrando, carente de pudor, la obscenidad violenta cotidiana. Nos escandalizamos de lo que evidencia la serie como si la sociedad fuera proba y pacífica”, apunta.

Según su análisis, no hay que tener un pensamiento reduccionista e inferir que la serie causa violencia. “En todo caso, la precipita. Hay actos de violencia entre niños y adolescentes ante la ausencia de otro que venga a poner un freno porque está ocupado de resolver sus propias violencias”, resalta.

Está convencido de que la agresión, la angustia u otras manifestaciones de conflictos entre los chicos no pueden atribuirse a un programa. “El ejercicio de la violencia como forma de comunicación ya estaba en la sociedad, antes de El Juego del Calamar”, sostuvo. No cree que la cuestión se solucione con prohibiciones: “e las violencias se sale con la palabra recreando en diálogo entre adultos y niños, pero hablando de las violencias cotidianas, no de las que trae una serie que en todo caso reactiva o pone en juego lo que ya está. La ficción no inventa”.

Comentarios