Entrevista a Isabella Cosse: “Mafalda se escapó del recuadro de la historieta”

Entrevista a Isabella Cosse: “Mafalda se escapó del recuadro de la historieta”

La investigadora explica por qué el personaje de Quino se transformó en un fenómeno social. También habló de las nuevas dinámicas familiares en pandemia y de su interés por Tucumán.

Mafalda cobró vida fuera de los cuadritos de la historieta y, felizmente, nos viene acompañando desde hace más de 50 años. Este fenómeno cultural fue analizado por la investigadora Isabella Cosse en el libro “Mafalda: historia social y política”, un viaje que nos permite comprender las causas de tanta vigencia. El Foro Philosophica de la UNT invitó a Cosse a brindar una charla sobre el tema y en esta entrevista ella anticipa algunos de los temas que abordará. Cosse habló también sobre la familia en tiempos de pandemia y sobre los nuevos marcos legales que afectan la vida cotidiana, y reveló por qué Tucumán aparece en el radar de sus inquietudes académicas.

- La charla se titula “Mafalda y la sopa nacional”. ¿Qué pensaría Mafalda de esta sopa que hoy la obligarían a tomar?

- Para Mafalda -para Quino- la sopa representa el autoritarismo, la represión, la censura; aquellas cosas que se les imponían y no les gustaban. No sé qué diría Mafalda, pero sí me gustaría comentar que pensar qué diría Mafalda es una de las estrategias que han hecho durar la historieta a lo largo del tiempo. Fue movilizada por el periodismo inicialmente pero luego adquirió otra entidad. Creo que muestra la capacidad de la sociedad argentina, y de otras latitudes también, de jugar con el personaje para hacerlo presente y para resignificarlo constantemente.

- ¿Cada uno va acomodando a Mafalda según su conveniencia?

- El humor siempre es abierto, en especial el de Quino, que además es conceptual. Eso ha permitido que cada uno pueda proyectar en esas tiras aquellos sentidos que le son propios y le movilizan el humor y la risa. Es por eso que siempre el sentido es abierto y la significación de Mafalda cambia y, a veces, es contraria con aquellos contenidos otorgados por Quino, a quien lo preocupó desde muy temprano que Mafalda podía salirse de lugar. Yo digo que se escapó del recuadro de la historieta y asumió nuevos sentidos que Quino no le había otorgado y otros lectores podían disputar. De hecho, en algunas ocasiones Quino intervenía poniendo en lugar aquel contenido ideológico que él reconocía en Mafalda. Hubo un caso en el que Guille fue usado para un pin de una organización franquista; Quino explicó que de ninguna manera ese uso era adecuado y reclamó que lo sacaran de circulación. Explicó que eso violentaba el sentido de la historieta y su propia historia, porque él venía de una familia republicana.

- ¿Mafalda ya era un fenómeno social mientras se publicaba o eso vino después, cuando Quino dejó de dibujarla?

- Mi hipótesis es que Mafalda adquirió una significación muy importante en 1966. Esto estuvo unido a una tira publicada el día del golpe de Estado de Onganía, en la que aparecen los ojos de Mafalda mirando a quien lee y Mafalda se pregunta por aquello que enseñaban en la escuela. Ello refería a la educación democrática. Aquella historieta expresó entonces un primer gesto antiautoritario, contrario al golpe. Esa posición fue muy importante y se sumó a la agudeza que tuvo Quino para colocar a una niña, joven y rebelde, en el centro de su creación. Muy tempranamente Quino había puesto en juego cuestiones emergentes, como las confrontaciones de género, el feminismo, la nueva significación de la juventud, las brechas generacionales... La confluencia de todas estas cuestiones motivó que Mafalda se transformara en un fenómeno social.

- ¿A qué atribuís la vigencia de Mafalda?

- Tiene que ver con algunas ideas que ya planteamos. Por un lado, la operación del humor, que interviene a partir de su capacidad de ser construido con quien lee, con quien escucha; la mutua construcción de lo risible permite que el humor se reactualice constantemente. Claro que no siempre pasa esto, pero con Mafalda sucedió por la capacidad de Quino de colocar cuestiones emergentes en juego; cuestiones que eran muy novedosas en los años 60 y que se mantienen vigentes: qué pasa con la sexualidad, con el lugar de los niños en las sociedades... Y también está el hecho de que la historieta opera sobre cuestiones universales: la importancia de la amistad, de la niñez, la desigualdad, el poder, la paz. Temas éticos que la historieta moviliza y que facilita que perduren. Y la última cuestión es que aparecieron actores, sujetos, editoriales, periodistas, exposiciones, personas de carne y hueso que colaboraron para poner en circulación y darle nuevos sentidos a la historieta. Esto incluyó, claro, por mucho tiempo, al propio Quino.

- Otros temas sobre los que trabajás involucran a la pareja, la sexualidad y la familia. ¿Cómo analizás el cambio en las dinámicas familiares que fue produciendo el coronavirus?

- Quiero decir que no he hecho investigaciones al respecto aunque, claro, he seguido con atención la cuestión. Las familias, los lazos personales y afectivos, fueron atravesadas de manera profunda por la pandemia y se generaron muchas pérdidas. Por un lado, la pandemia puso en juego y extremó la desigualdad social. Podemos decir que mostró de modo más agudo y amplificó las desigualdades y empeoró las condiciones de vida de los más pobres, la desocupación, la precariedad. Por otro lado, la pandemia modificó la vida familiar y los arreglos cotidianos, los estilos de vida transversalmente. Impactó sobre toda la esfera de los afectos y la intimidad. Ha tenido impacto especialmente profundo para los extremos de edades de la población: los más chicos, los adolescentes y la gente más grande, adultos mayores en términos de su salud pero, también, de la reconfiguración de sus lazos sociales. Creo que recién estamos comenzando a dimensionar estas cuestiones y, por cierto, es central hacerlo.

- ¿Y en cuanto a los contextos de cuarentena? ¿Cómo influyeron en la vida en el hogar?

- Creo que la desestructuración del espacio doméstico produjo conflictos, ansiedades y un profundo quiebre de las dinámicas cotidianas. A quienes reclamábamos analíticamente pensar en conexión lo público y lo privado, la intimidad del hogar y el espacio laboral, explicando que no son esferas escindidas, sino que están conectadas, la pandemia nos demuestra que esa existencia de espacios separados (aunque sabiéndolos siempre conectados) resulta clave para nuestras sociedades. Además, el modo en que esto se produjo implicó una recarga muy importante sobre las mujeres y a la vez una reestructuración, con frecuencia conflictiva, de las responsabilidades dentro de la casa. Quizás muchos arreglos familiares se quebraron a raíz de las exigencias que supuso la cuarentena.

 - ¿Cómo se analiza esta etapa en la que los marcos legales empiezan a ir a la misma velocidad que las realidades familiares?

- Estamos viviendo un momento único. Por primera vez el Estado toma una posición pionera porque está acompañando transformaciones culturales y compasándolas con nuevas leyes. Esto es extraordinariamente nuevo en términos históricos, porque las dinámicas sociales y familiares largamente extendidas en la Argentina sólo tuvieron un marco legal con enorme retraso. Pongamos el ejemplo del divorcio: había una cultura divorcista fuertemente instalada en el país, pero la ley de divorcio se aprueba muy tardíamente. Esto se está modificando en la actualidad. Estamos viviendo un momento de mutación en este patrón de larga duración y el Estado está teniendo un papel muy activo, legitimando las nuevas dinámicas y transformaciones familiares y socioculturales.

- Esto también implica conflictos y disputas...

- Es un momento intenso y muy valioso que debemos aprovechar discutiendo cómo logramos establecer las ideas, los valores y las formas en las que queremos que nuestros hijos sean educados, pensando en sus derechos y en las obligaciones que tenemos con sus derechos. La desigualdad en lo referido a las infancias es uno de los problemas centrales en el país. Está saliendo en esta misma semana un nuevo libro escrito colectivamente con varios autores y autoras. Trata sobre las jerarquías sociales y lo familiar y la infancia; mostramos la importancia que siempre ha tenido lo relativo a las dinámicas familiares y la infancia, y el interés para entender cómo los “grandes” procesos -políticos, culturales, económicos- afectaron a las clases trabajadores y las clases medias. Pusimos en el centro a las personas -varones, mujeres, niños y niñas- que vivieron su vida con diferentes arreglos que suponían jerarquías y conflictos, a veces grandes, a veces pequeños, que anudan condiciones de vida, marcos políticos y estatales y lazos afectivos y familiares.

- Uno de los ejes de tus investigaciones incluye a Tucumán. ¿A qué se debe ese interés?

- Estoy trabajando sobre los años 60 y 70 desde hace mucho, y en este momento realizo una historia social de lo político a partir del amor, de los lazos afectivos, de los lazos de pareja y de la relación con los niños. Tucumán fue uno de los espacios más significativos del conflicto, de las luchas, de la radicalización social y política. Tenemos investigaciones pioneras que apuntan allí, como las de Emilio Crenzel, otras más nuevas como las de Santiago Garaño, que han ayudado a entender el Operativo Independencia, o como las de Silvia Nasif. También está el aporte de los historiadores que han estudiado la caña de azúcar y la industria, pero no quiero ser injusta y nombrar sólo a algunos en ese campo. Mi interés proviene de la importancia de Tucumán en ese momento histórico.

Foro Philosophica: Mafalda se incorpora al espacio de debate

“Mafalda y la sopa nacional” es el título de la charla virtual que hoy a las 11 brindará Isabella Cosse en el ciclo Foro Philosophica, espacio dirigido por el filósofo Santiago Garmendia que desde hace dos años organiza debates sobre filosofía, humor, antropología y literatura. La charla es abierta para todo público y los interesados pueden solicitar el enlace escribiendo a [email protected].

La especialista

Isabella Cosse es investigadora de Conicet-Eidades-Unsam y de la UBA. Escribió “Mafalda: historia social y política” (FCE, 2014), “Pareja, sexualidad y familia” (Siglo XXI, 2010) y acaba de salir el libro colectivo “Familias e infancias en la historia contemporánea. Jerarquías de clase, género y edad en Argentina” (Eduvim).

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