Vacunas: ¿cómo ayudar a los niños a superar el miedo?

Vacunas: ¿cómo ayudar a los niños a superar el miedo?

En los menores puede generarse un intenso temor a las agujas. Dos especialistas dan consejos sobre cómo contenerlos. Enojarnos, mentirles o chantajearlos: tres cosas que no debemos hacer los padres.

VÍA LIBRE. Francia sumó a la Argentina a su lista de países aceptables. VÍA LIBRE. Francia sumó a la Argentina a su lista de países aceptables.

El solo hecho de pensar en una jeringa y una aguja es, para ellos, la peor pesadilla.

“Mamá: ¿me va a doler cuando me pongan la vacuna? No quiero que me pinchen”, es el planteo que están haciendo muchos chicos por estos días, teniendo en cuenta que el plan de vacunación avanza ahora sobre los más pequeños.

“No te va a doler nada”. “Si te portás bien y no llorás, te compro un juguete”. Dos respuestas bastante comunes. Pero que no son la mejor opción. ¿Cómo podemos ayudar a los chicos ante la angustia que les genera la vacunación? Suelen llorar y hacer berrinches. Y muchas veces no sabemos cómo reaccionar.

En esta nota, dos psicólogas nos orientan para que los ayudemos a superar el miedo. Lo primero que aclaran: es normal que los niños les tengan mucho temor a las vacunas y también a los enfermeros que las colocan. Ante eso, es primordial hablarles con franqueza, no retarlos ni chantajearlos y, sobre todo, contenerlos.

1-¿Cuál es la mejor forma de decirles que los van a vacunar?

“Es importante ser sinceros y honestos, y mantenerse tranquilos a la hora de hablar con los chicos sobre la vacunación. También es fundamental que la mamá y el papá estén convencidos de lo que están haciendo y no le transmitan los miedos e inseguridades. Si tienen dudas, lo mejor es hablar con el pediatra antes de llevarlos a vacunar para aclarar pensamientos confusos y de esa manera poder transmitirles tranquilidad. Es bueno decirles los chicos que necesitan la vacuna para estar protegidos y también para proteger a sus seres queridos”, recomienda la psicóloga especialista en niños, Natalia Gronda.

Además, opina que a los chicos hay que explicarles lo que va a pasar. “Nunca hay que decirles que no es nada, que no les dolerá o que no se darán cuenta cuando les pongan la vacuna. Lo mejor es enseñarles que van a sentir un pequeño pinchazo, que pueden contar hasta dos o tres y ya pasará. Luego de la inyección conviene no transmitirles nuestros temores y ansiedad; eso es, no preguntarles a cada rato si tienen fiebre o se sienten mal”, remarca.

Cecilia López, también psicóloga especialista en niños, explica por qué los chicos tienen tanto temor: “desde que son bebés experimentan dolor cuando los vacunan. Además, la persona que aplica la inyección es una extraña y ocurre en un lugar que para ellos no es familiar. Es un instinto natural reconocer eso como un peligro y tener miedo; es un mecanismo de defensa y está bien que así sea”.

“Lo que recomiendo es tratar de tranquilizarlos y hablarles siempre con franqueza sobre el lugar al que van a ir, que van a encontrar al personal de salud que les colocará la vacuna, que habrá otros niños haciendo una cola, tal vez algunos de ellos llorando o angustiados”, propone.

Según la experta, conviene hacerles ver que hace más de un año este virus afectó a muchas personas en todo el mundo y que por suerte hubo doctores y científicos que pudieron encontrar algo mágico, un antídoto contra este virus que nos ayudará a cuidarnos a nosotros y también a todos los que queremos, nuestros amigos, los papás, los tíos, los abuelos.

López propone entusiasmar a los chicos. Sobre el pinchazo, cree que una buena opción es practicarlo en el brazo del niño. Por ejemplo, usando la punta de una lapicera. Así, le estaremos ejemplificando cómo será el momento. “Hay que decirles que sí va a doler un poco, pero que no se preocupen, que ahí estaremos para ayudarlos dándoles la mano. Y que si tienen ganas de llorar, pueden hacerlo, no pasa nada. Al niño siempre se le dice la verdad porque sabe cuando le mienten”, resalta.

2- ¿Es bueno enojarse si hacen berrinche? ¿O “chantajearlos”?

Nunca hay que chantajearlos, coinciden las expertas. Gronda sostiene que sí se puede preparar algo agradable para festejar que han sido vacunados; por ejemplo, ir a merendar y sacarse una foto todos juntos.

“Si hacen un berrinche, hay que contenerlos. Si yo también me enojo, estoy habilitando la impaciencia. Tenemos que comprenderlo y protegerlo porque tiene mucho miedo y es una justa razón. Nunca hay que chantajearlo. El niño, por naturaleza, es manipulador porque todavía no aprendió a pedir (cuando les enseñamos a pedir algo, dejan de manipular)”, remarca López.

3-¿Cuál es una buena forma de ayudarlos?

López aconseja, si el niño está muy angustiado, colocarlo en el pecho de mamá o papá para que escuche el latido del corazón y así se tranquilizará. “Es importante que el niño reconozca la protección y la paciencia. Si no se tranquiliza y la enfermera está apurada, tendrá que esperar o hacer pasar otro niño hasta que mi hijo se calme”, sostiene. “Muchas veces los papás creen que pasan vergüenza ante los berrinches; hay que desnaturalizar eso. Distinto sería que el pequeño empiece a golpear a alguien. En ese caso, lo mejor es abrazarlo desde atrás y sujetarle los brazos para que sienta la contención y el límite. También ayuda decir palabras y frases positivas para que sienta contención seguridad y eso lo tranquilice”, aporta.

Gronda agrega: “lo que más ayuda es abrazarlos; un abrazo para sostenerlo sin presionarlo, que no sienta que lo controlamos, que perciba que lo contenemos. Nunca hay que enojarse con ellos en estas circunstancias”.

“También en el caso de los más pequeños podemos permitirles que tengan un juguete. O enseñarles técnicas de relajación; por ejemplo, contemos juntos hasta tres, tomemos mucho aire y luego hay que largarlo despacito”, concluye.

CONTENCIÓN. Si es posible, siempre es una buena opción acompañar a los chicos cuando los vacunan. LA GACETA / FOTOs DE Analía Jaramillo CONTENCIÓN. Si es posible, siempre es una buena opción acompañar a los chicos cuando los vacunan. LA GACETA / FOTOs DE Analía Jaramillo

12 tips para ayudarlos a enfrentar la vacunación

1- Hablar con franqueza al niño: ofrecerle la información que se conozca o la que él mismo desee saber. Si desconocemos ciertos datos podemos decirles que al llegar a la consulta se lo preguntaremos al doctor.

2- Practicar en casa: algo divertido y fácil es  jugar a curar a los muñecos: mirarles la boca, los oídos, ponerles vacunas y apósitos.

3- En menores de tres años: a esta edad los padres somos la principal fuente de información que reciben los niños. Por este motivo, si mantenemos una actitud tranquila y calmada les estaremos transmitiendo que no se trata de una situación peligrosa, y disminuiremos así su miedo y su ansiedad.

4- Sin enojos ni chantajes, sino con mucha paciencia. Los niños, sobre todo en edades tempranas, tienen mayor dificultad para regular sus emociones y lo hacen en ocasiones a través de nosotros.

5- En niños en edades escolares y adolescentes: es bueno acompañarlos siempre, Se sentirán serenos y seguros.

6- Validación del miedo: aceptar lo que siente, sin ridiculizar ni juzgar en ningún caso.

7- Evitar decir frente a los enfermeros frases del tipo: “él es muy miedoso” o “siempre se pone así”.

8-Tratar de asociar la vacunación a una situación agradable: podemos pactar que tras acudir al centro sanitario iremos a tomar algo o realizar alguna actividad que sea de su agrado.

9- No mentir acerca del proceso e indicarle cómo será: es importante que el niño sepa con antelación que ese día será vacunado. Podemos comentárselo el día antes. Resulta innecesario que lo sepa con demasiada antelación para no aumentar su ansiedad.

10- Practicar técnicas de relajación con la respiración o mostrándoles videos en el celular, con alguna canción que le guste.  

11- Felicitarlos tras la vacunación: reforzar positivamente mediante elogios su manera de enfrentarse a la situación.

12- En el caso de que el niño manifieste un miedo irracional a las inyecciones será necesario acudir a un especialista. Es una de las fobias más comunes que se puede tratar mediante la terapia. Se recurren a procedimientos que combinan técnicas de exposición con técnicas de relajación.

Una buena circunstancia para ejercitar la empatía

En estos días los patios de la escuela, las aulas y las redes sociales son el escenario de múltiples rumores sobre qué chicos se van a vacunar y quiénes no contra la covid-19. A muchos padres incluso a aquellos que están vacunados, les asusta la idea de inmunizar a sus hijos.

¿Cómo hablarles de esto a los chicos? “Puede ser una oportunidad para ejercitar la empatía”, resaltan las psicólogas consultadas.

Inocular con una vacuna nueva a un hijo es una decisión difícil. Por eso, lo mejor es no juzgar. Y si decidimos hacerlo pese a los miedos, podemos enseñarles que es nuestra responsabilidad cuidar a los demás, aun cuando esto tenga un costo para nosotros.

Los niños siempre nos están observando, recalca la psicóloga Cecilia López.

La primera forma en que los niños aprenden valores, a lidiar con la vida, a ser resilientes es en la casa, sostiene. 

“Necesitan un modelo y nos observan con mucha más atención de lo que nos imaginamos. Lo mismo ocurre con la manera en la que hablamos de otras personas frente a nuestros hijos. No damos ejemplo de empatía si pregonamos amabilidad, pero después criticamos a otros padres por sus elecciones.

Cuando juzgamos, nuestros hijos aprenden a hacerlo. Entonces, podemos explicarles en la casa y en la escuela que hay chicos y adultos que no pueden recibir la vacuna por alguna cuestión de salud, como alergia por ejemplo, y los médicos les recomiendan que todavía no se vacunen. Así les enseñamos que si alguien no se puso la vacuna, tenemos que respetarlo. No hay que juzgar, ponernos en el lugar del otro es fundamental en estos momentos. Los niños no son responsables del juicio hacia otro compañero. Ellos  imitan a los adultos significativos que tienen en la casa y al frente del aula. Por eso tenemos una responsabilidad enorme, que es enseñar a respetar al que piensa distinto y no burlarse”, resalta.

Para Natalia Gronda, el mejor mensaje que les podemos dar a los chicos es que recibir una inyección puede darnos miedo, que es probable que nos duela el brazo y que tal vez nos sintamos mal durante un día pero es un pequeño precio que hay que pagar para ayudar a toda nuestra comunidad a mantenerse sana, en especial a las personas de edad avanzada o enfermas. De esta forma, explicarles, podremos ir recuperando la normalidad que tanto extrañamos. “Siempre sin emitir juicios en contra de quienes deciden no vacunarse”, aclara.

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