El peso de los millones

La recaudación nacional viene creciendo a un ritmo nominal muy expansivo, por encima del 60% interanual. Desde esa orientación, puede decirse que el Estado le está ganando a la inflación. El dato no es menor si se toma en cuenta que este es un año electoral, en el que hay demasiada propensión al gasto público y una muestra de ello constituye la batería de anuncios que ha realizado Juan Manzur desde la Jefatura de Gabinete, con más “platita para el bolsillo de los argentinos” usando el mantra oficialista. Los planes sociales siguen en expansión. Ahora Manzur habla de un plan quinquenal, como el que se dijo hace tiempo, como una manera de apuntalar la obra pública y abandonar los escandalosos índices de desocupación y de pobreza existentes en la Argentina. Esa es una materia que los sucesivos gobiernos deberán rendir en forma periódica en la medida en que la situación macroeconómica no se encarrille. Si hay más recaudación hay más coparticipación federal de impuestos. En términos reales, es decir sacando el componente inflacionario, Tucumán ha recibido hasta ahora un 13,5% más que en igual período del año pasado. Por esa razón y también porque el cobro de impuestos provinciales va viento en popa (un incremento interanual y nominal del 68%, según los registros hasta agosto de la Dirección General de Rentas).

El futuro parece pintarse con la misma paleta de reajustes que el alza del gasto público por la flexibilidad que está experimentando el rubro ingresos. El proyecto de Presupuesto Nacional prevé un déficit primario del 3,3% del PBI para 2022, frente al 4% que se registraría durante el ejercicio en curso, de modo que se sobrecumpliría la meta presupuestada para 2021 (4,2%). La consolidación fiscal vendría de la mano de un crecimiento del 39% en los recursos (+4,6% real), nuevamente impulsados por los buenos precios internacionales que favorecen la recaudación de derechos a las exportaciones, en tanto que los impuestos vinculados a la nominalidad de la economía (IVA, Cheques, Internos) acompañarían el crecimiento, indica un reporte de la consultora Aerarium. De acuerdo con sus estimaciones, el Gobierno seguirá prendiéndole velas al campo: la campaña agrícola generaría exportaciones por U$S 37.800 millones, que se traducirían en casi U$S 9.000 millones en concepto de retenciones ($ 1 billón), explicando cerca del 95% de la recaudación anual proyectada para la totalidad de productos gravados. No obstante, en términos porcentuales, las mayores subas se observarían en el Impuesto PAIS ante la reapertura de fronteras y Bienes Personales, por la falta de actualización del mínimo no imponible por segundo ejercicio consecutivo, y la sobrealícuota aplicada sobre las tenencias de bienes en el extranjero. Pero eso implicará un fenómeno que viene siendo resistido por todo el sector privado y que tornan a la Argentina, en general, y a Tucumán, en particular, muy pocos competitivas. En términos agregados, la recaudación se incrementaría en 45,2% respecto a 2021 ($ 4,85 billones más), y dado que crecería por arriba de la variación nominal del PBI, la presión tributaria volvería a expandirse, pasando del 24,9% al 25,9%.

El presente y el futuro asoman con una “lluvia de millones”. La fuente de financiamiento de este tramo del año electoral y también en gran parte de 2022 seguirá siendo la maquinita de imprimir billetes. La emisión monetaria no se detendrá y es probable que la inflación siga siendo tan elevada como en la actualidad.

Deuda y más gasto público

Como se decía al principio, en medio de un 46,2% de la población urbana del Gran Tucumán-Tafí Viejo que no puede reunir los ingresos mínimos para salir de la pobreza, el Estado continúa siendo el beneficiario del proceso inflacionario. Sus deudas se licúan y, así, por caso, al Gobierno tucumano no le resulta tan pesado cubrir el endeudamiento público que durante la pandemia ha crecido un 60%, y que hasta julio pasado ha llegado a los $ 31.800 millones. Un tercio de ese pasivo deberá ser cubierto en un año de vencimientos, pero no será un compromiso que ponga en aprietos a la administración de Osvaldo Jaldo, el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, que tendrá que enviar el Proyecto de Cálculo de Gastos y de Ingresos 2022 antes del 29 de este mes a la Legislatura que preside. ¿Por qué? Sencillamente porque el 90% de las obligaciones a pagar están en manos de la Nación, es decir, que dependen de las decisiones administrativas que pueda tomar el jefe de Gabinete de ministros de la Nación, que no es otro que Juan Manzur.

¿Cuál es la proyección de gastos para el año que viene? De acuerdo con las primeras estimaciones del equipo económico, las erogaciones estarían en el orden de los $ 340.000 millones a los $ 350.000 millones, es decir, una expansión superior al 60% si se toma como referencia la pauta presupuestaria sancionada por la Cámara para el ejercicio de este año (unos 215.000 millones). Sin embargo, 2021 no cerraría con ese volumen de gastos, sino en una cifra cercana a los $ 250.000 millones. Esto será así por la anualización de los incrementos salariales en el sector público que, hasta ahora, ha mostrado un compromiso mensual que, hasta agosto, superó los $ 10.000 millones. Si se anualiza esa cifra para lo que será el ejercicio 2022, la planilla salarial rondará los $ 14.000 millones mensuales, con lo que el Estado provincial tendrá que salir a buscar un financiamiento genuino para no incurrir en más déficit fiscal.

La Nación ya ha acordado el giro de unos $ 228.000 millones por transferencias coparticipables para el año que viene. El resto tendrá que surgir de ingresos propios, es decir, de los impuestos. La pregunta que se hace el sector privado es: ¿hay margen para incrementar más la carga impositiva? Si el Gobierno quiere que la actividad privada se motorice y recupere el ritmo de crecimiento, evidentemente la respuesta es muy clara.

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