Por Carlos Leonardo Oardi
01 Octubre 2021
EN JUEGO. Eduardo Gamboa, con la camiseta de Atenas. GENTILEZA JAVIER CIANI - PRENSA ATENAS
Hay una vieja tradición del básquet que tiene un correlato en Tucumán. Se trata de la transmisión de la pasión por el deporte de la pelota naranja de padres a hijos. Incluso, hay madres, como Azucena Acosta, de quien Lucas Victoriano heredó el arte del driblear y lanzar al aro.
La lista es larga. Hay casos muy particulares, como de los de Marcelo Vildoza (su hijo Luca juega en Nueva York Knicks de la NBA); de Mario Vildoza (Leandro juega en Boca y pasa por un gran momento con miras a una convocatoria de selección). Los casos de “portación de apellidos” se multiplican con los Allende, los Díaz, los Muruaga, los Ahumada, los Maldonado, los Solórzano. En fin.
En esta nota hablaremos puntualmente de dos casos con extremos de edad y mucho talento. La referencia es para Eduardo Gamboa (37 años, hijo de Eduardo, conocido como “Chivo”) y para Juan Cruz Rodríguez (19 años, hijo de Raúl Federico Rodríguez, a quien el ambiente conoce como “Mocho”). Dos historias y dos presentes que vale la pena destacar, con un panorama de competencias nacionales para los dos.
Gamboa: "es un sueño haber llegado a Atenas"
A sus 37 años, la vida lo sigue sorprendiendo a Eduardo Gamboa, que fue fichado por Atenas de Córdoba para la temporada de la Liga Nacional de Básquet. El escolta cuenta con una destacada trayectoria en la disciplina.
Desde Bragado, donde vive con su familia (su esposa Estefanía y sus hijos Gael y Morena), Eduardo atendió a LG Deportiva y contó de su felicidad por el nuevo paso que dará. “La vida me sigue sorprendiendo. Es un sueño jugar en un club con tanta historia como Atenas” afirmó.
EN JUEGO. Eduardo Gamboa, con la camiseta de Atenas. GENTILEZA JAVIER CIANI - PRENSA ATENAS
Gamboa llegó al reconocido y ganador club cordobés después de jugar en La Unión de Formosa, club en el que tuvo un promedio de 9,5 puntos anotados, 3,4 rebotes, 3,4 asistencias y una valoración de 8,7 en 27 minutos de media a lo largo de sus 37 partidos.
El jugador, que cuenta con 1,88 metro, contó de qué forma llegó a los “Griegos”. “Se dio todo de manera muy rápida. Salió la propuesta, me cerraba por todos lados y también tuvo mucho que ver un sueño personal que tenía, el de jugar en un club con tantos logros deportivos, con jugadores y entrenadores que pasaron por él y que fueron una referencia. Soy un bendecido por esto, y el básquet me sigue sorprendiendo”.
“Por mi llegada a Atenas, quiero agradecer al técnico Sebastián Saborido, a Bruno y ‘Felo’ Lábaque’ por confiar en mi trabajo. Es muy lindo y un desafio personal poder asumir este compromiso en un momento en el que ya estoy maduro y con experiencia. Repito, esto es un sueño para mí”, dijo Gamboa.
Preparación
Cuando se le consultó a Eduardo sobre qué tipo de trabajo estuvo haciendo para estar a tono con la exigencia, aseguró que de la misma forma en la que se preparó en toda su carrera. “Quedaba claro que debía llegar físicamente de la mejor manera a la pretemporada. Después llegó el tiempo para ensamblarme al equipo, para darle para adelante con los muchachos todos juntos. Además, este grupo se armó con jugadores con buena proyección y con gente de experiencia que conoce mucho la categoría. Y hay un técnico que apuesta a un juego dinámico, en el cual se buscará con seguridad que seamos todos participativos. Eso motiva mucho más”, concluyó Gamboa.
Rodríguez: "trataré de aprender todo lo que pueda"
Juan Cruz Rodríguez tiene 19 años y fue hasta hace poco tiempo uno de los bases de la Fusión NB (Nicolás Avellaneda-Barrio Jardín). Este estudiante de Derecho (está en segundo año), mide 1,84 metro y es hijo del alero y goleador Raúl Federico Rodríguez, conocido como “Mocho”, un histórico jugador del básquet tucumano que paseó su juego por distintas categorías y que vulneró aros rivales desde distintas posiciones.
“Juanchi” jugará desde los próximos días en la Liga Argentina con Estudiantes). “Al finalizar la temporada del Federal con la Fusión, gente de la ‘Cebra’ me preguntó si quería ir a jugar en ese club y no lo dudé. Subir a esta categoría era lo que yo quería”.
Rodríguez, con la casaca de la “Cebra”. Gentileza de Gonzalo Bustos - Prensa Estudiantes
Rodríguez, con su gente.
No pudo estar en los cuartos de final que jugó la Fusión NB en el pasado Torneo Federal de básquet, debido a haber contraído covid-19. “Sólo perdí el olfato y el gusto un par de días. En ningún momento me sentí cansado. Mis compañeros hicieron un gran trabajo a semifinales. Yo sufrí desde afuera: no poder ayudar de ninguna forma al equipo fue una sensación horrible”, contó.
Rodríguez es base y juega desde los tres años en Nicolás Avellaneda, al igual que su hermano más chico Tomás (15) y el más grande Santino (22), que sólo jugó en divisiones juveniles y hoy estudia recursos humanos. “La ventaja de jugar en ese club es que a lado viven mis abuelos maternos, Ángel y Luisa. Ellos me dieron mucha contención, al igual que mi mamá Mabel, que trabaja en el hospital ‘Néstor Kirchner’ y mi papá, que lo hace en la Quinta Agronómica en la UNT”, asegura.
Cuestión personal
Cuando se le piden precisiones sobre su forma de jugar, dijo que su fuerte es la penetración “y tirar mucho de distintas posiciones, en especial desde los tres puntos”. Sobre la relación con su papá, aseguró que él siempre lo apoya, ayuda y acompaña. Además, le inculcó la responsabilidad con los entrenamientos y con el equipo, además de la actitud para jugar. “Eso sí, no coincidimos en el puesto: él fue alero y a mí la altura no me ayudó mucho. Así que de base me siento cómodo”.
“Juanchi” se muestra muy contento con jugar un torneo nacional con su nuevo club. “Va ser la primera vez que voy a jugar en la Liga Argentina, pienso que me va servir mucho y voy a tratar de aprender todo lo que pueda. Tenemos que ver cómo dará el torneo, para saber para qué estamos. Siento mucha confianza en el equipo”.
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