27 Septiembre 2021
El desmoronamiento de una parte del cono y una intensificación de la actividad del volcán Cumbre Vieja agudizó los problemas en la isla española de La Palma (Canarias). “No estamos ante un volcán que tengamos que magnificar, estamos ante un volcán típico de Canarias”, dijo este fin de semana Miguel Ángel Morcuende, director de Pevolcan (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias). “No estamos ante un fenómeno más explosivo que los habituales de Canarias, y especialmente lo digo para tranquilidad de los palmeros”, lanzó el funcionario.
Lo cierto es que a raíz de este fenómeno, el aeropuerto de la localidad dejó de operar el sábado como consecuencias de las cenizas emanadas por el volcán. Incluso, las autoridades a ordenaron evacuaciones adicionales.
Ante el cierre del aeropuerto, una importante cantidad de lugareños y turistas formaron largas colas en el puerto de Santa Cruz de La Palma para tratar de abandonar la isla en ferry hacia las islas vecinas, principalmente Tenerife. Según las estimaciones oficiales, son más de 6.200 los habitantes que han tenido que abandonar sus hogares. Las dos últimas erupciones en la isla se produjeron en 1971 y en 1949, dejando en total tres muertos, dos por inhalación de gases.
En su paso por la zona afectada, el presidente Pedro Sánchez aseguró que el gobierno aprobó “ayuda financiera inmediata para vivienda” para personas desplazadas; y ayudas económicas para la compra de elementos domésticos que sustituyan a los perdidos y para que el sistema de riego de la isla, para cultivos, siga funcionando. Según el sistema europeo de mediciones geoespaciales Copernicus, la colada de lava ocupa una superficie de 190 hectáreas y destruyó 420 construcciones.
Ante la proliferación de ceniza, las autoridades sanitarias canarias recomendaron a la población mantenerse dentro de sus casas. “Tras una lluvia de cenizas se recomienda mantenerse a cubierto en el interior de la vivienda, con puertas y ventanas cerradas”, aseguró la consejería de Sanidad canaria.
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