El aire que respiramos
26 Septiembre 2021

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire con altos niveles de contaminación. Las estimaciones indican que siete millones de personas mueren cada año por los contaminantes del aire ambiente (de exteriores) y doméstico. La cifra es alarmante.

La OMS publicó este miércoles (LA GACETA, 22/09) un nuevo baremo (tabla de cálculos) que endurece sus recomendaciones sobre la calidad del aire, respecto de las últimas escalas que dio a conocer en 2005. El objetivo: reducir el número de muertes no transmisibles y evitables, producto del aire envenenado. “Proteger el medioambiente, reducir el sufrimiento y salvar vidas”, explicó el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La contaminación atmosférica es significativamente más grave en los países con menos recursos, principalmente por una urbanización desordenada a gran escala y un desarrollo económico que se basa sobre todo en la utilización de combustibles fósiles no renovables. Ahora la OMS rebajó los límites tolerados para los contaminadores considerados clásicos: las partículas en suspensión, el ozono, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el monóxido de carbono. Es la primera vez desde 2005 que la OMS actualiza estos criterios que, se aclaró, no son de cumplimiento obligatorio, aunque les proporcionan a las naciones un nuevo marco regulatorio para controlar la emisión de gases tóxicos.

Este problema está directamente relacionado con otro drama de mayor escala: el calentamiento global. “Esto es debido a la actividad humana relacionada con la industrialización y gobernada por la quema de combustibles fósiles en base a petróleo, gas y carbón. En cualquier proceso de combustión se genera dióxido de carbono y entonces este componente químico aparece como el principal factor responsable del calentamiento atmosférico”, explicó el ingeniero agrónomo Franco A. Fogliata, en una columna suya publicada en LA GACETA el mismo día en que la OMS difundía el nuevo baremo.

Fogliata aclaró luego que no es sólo la industrialización la responsable de la contaminación y del calentamiento del planeta, “sino que también la deforestación irracional y las malas prácticas agrícolas han contribuido a ello”. En cuanto a nuestra provincia, el ingeniero fue tajante: “Tucumán también hace su ‘aporte’ con las emanaciones de gases nocivos al quemar -por ejemplo malhoja y bagazo- en su actividad agroindustrial. Estudios indican que quemar malhoja seca y estacionada un año (con 20,8% de carbono) daban una emisión de 0,76 t/CO2 por cada tonelada de RAC quemada (Nota de la Redacción: El RAC de caña es una biomasa que tiene un alto potencial de aprovechamiento energético). Así es fácil sacar cuenta de los millones de toneladas de CO2 que se emiten al quemar cañaverales. Si hacemos un promedio del 25% como contenido de material foliar en el tallo de la caña (hojas más despunte), el cañaveral tucumano de 15 millones de toneladas cosechadas tendrían 3.750.000 de toneladas de hojarasca. De quemarse todo, la emisión del CO2 sería de 2.850.000 toneladas. Con el 50% quemado serían 1,5 toneladas de CO2 y con el 30% serían 855.000 toneladas de CO2. Cifras no despreciables”.

Hans Henri Kluge, director de la OMS para Europa, sostuvo: “el aire puro debería ser un derecho humano fundamental y una condición necesaria para la salud y la productividad de las sociedades”.“Sin embargo, millones de personas siguen muriendo prematuramente, a menudo en poblaciones más vulnerables o marginadas”. Las micropartículas penetran profundamente en los pulmones y también en el sistema circulatorio. Las partículas finas provienen esencialmente de la combustión del carburantes, como en los transportes, la energía, la industria y la agricultura con sus malas prácticas.

Debemos tomar conciencia, difundir estas informaciones, plantear estas conversaciones, sobre todo entre los niños y jóvenes, para que no repitan nuestros graves errores.

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