En cuatro años, Mansilla pasó de ser excluido de la Legislatura a liderarla

La Corte impugnó su re-reelección en 2017: en 2018 se alejó de Alperovich y comenzó a recuperar posiciones en el oficialismo.

DE NO ESTAR, A ESTAR. Mansilla vuelve a ocupar la subrogancia. DE NO ESTAR, A ESTAR. Mansilla vuelve a ocupar la subrogancia.

Sergio Mansilla se reinventó por completo en menos de cuatro años. En ese lapso pasó de quedarse afuera de la Legislatura a dominarla. Los vaivenes de la política lo convirtieron en una especie de lugarteniente de Juan Manzur mientras aquel coordine el gabinete del presidente, Alberto Fernández. La representación del gobernador con licencia queda en manos de un dirigente reivindicador de la organicidad y del verticalismo peronistas. Con esta nueva función, Mansilla vuelve a ser en las formas la figura clave que de alguna manera fue durante el ciclo del ex gobernador y senador saliente con licencia, José Alperovich.

El nuevo presidente subrogante del Poder Legislativo soportó un revés único en la historia reciente de la provincia. En 2015, Mansilla logró colocar su boleta en el cuarto oscuro y hasta sacó los votos que necesitaba para ocupar una banca de legislador por la sección oeste. Pero nunca pudo asumir. Dos años después, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán ratificó que pretendía una re-reelección vedada por la Constitución provincial con las firmas de René Goane (jubilado), la presidenta Claudia Sbdar y el camarista Benjamín Moisá. Sólo el actual vocal decano del alto tribunal, Antonio Estofán, se pronunció a favor del candidato y adhirió al dictamen favorable a su ingreso a la Legislatura que había emitido Alejandro Noguera en su calidad de ministro público fiscal interino.

“El artículo 45 de la Constitución es claro y contundente al establecer una prohibición a la elección consecutiva como legislador provincial de un ciudadano que fue elegido, primero, y reelegido, después, para ese mismo cargo, si no es con la intermediación del intervalo de un período. El constituyente provincial del año 2006 fue soberano para establecer las reglas de elección y reelección de los legisladores tucumanos, y pudo, evidentemente, elegir una solución distinta, pero no lo hizo”, reflexionaron Goane y Sbdar.

Estos vocales dijeron que no interesaba si Mansilla había decidido no asumir en 2011 como legislador (para continuar en el Senado) puesto que, admitir esa posibilidad, implicaba aceptar que la Constitución pudiese ser reformada por la voluntad individual.

Aunque se manifestó partidario en líneas generales de la reelección indefinida para todos los cargos electivos, Moisá sostuvo en su voto individual que en el caso concreto no podía dar la razón a Mansilla puesto que el espíritu de los convencionales constituyentes que limitaron el número de candidaturas sucesivas había sido justamente impedir el enquistamiento en los cargos; desalentar el empeño de permanecer a toda costa en una posición de poder político, y no favorecer la posibilidad de que se promuevan tendencias oligárquicas de los partidos políticos y el consecuente abuso de prácticas clientelares. Moisá dijo que ellos se desprendía del discurso brindado por la justicialista Olijela Rivas, miembro informante de la comisión pertinente, al presentar la propuesta del artículo 45 en la Convención Constituyente de 2006.

“Está descartada la posibilidad del pretendido ‘enquistamiento en los cargos…’. No puede afirmarse que en el caso en que un legislador en ejercicio es reelegido, pero no asume, pudiera incurrir en alguno de los supuestos estipulados (por Rivas) pues, en definitiva y por hipótesis, sólo habría cumplido un mandato”, analizó por su parte Estofán en su disidencia.

Victoria condicionada

En esa época Mansilla aún estaba identificado como adlátere de Alperovich y su pretensión de postularse formó parte de la serie de conflictos que electrizaron los comicios provinciales de 2015, cuando Manzur y el hoy vice a cargo del Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, llegaron al Gobierno. Walter Berarducci, en aquel momento funcionario de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, cuestionó la presentación de Mansilla con el argumento de que ya había sido elegido legislador en 2007 y en 2011, aunque en este último turno optó por no asumir y permanecer en el puesto de senador de la Nación. Berarducci, hoy legislador del Partido por la Justicia Social que preside el intendente Germán Alfaro, afirmó que la candidatura testimonial debía ser computada en los términos de la reelección por dos períodos consecutivos permitida por la Constitución.

La Junta Electoral rechazó la objeción con los votos de Antonio Gandur (fallecido), entonces titular de la Corte; el ministro público fiscal Edmundo Jiménez y la ex legisladora oficialista Beatriz Bordinaro de Peluffo. Berarducci acudió a la Cámara en lo Contencioso Administrativo, y allí Rodolfo Novillo (jubilado) y Ebe López Piossek le dieron la razón. Pero Mansilla insistió: interpuso un recurso de “per saltum”, y logró que la Corte integrada por Goane, Estofán y Sbdar le concediera la posibilidad de participar en la contienda electoral con la condición de que, si resultaba elegido -cosa que sucedió-, debería aguardar a que un fallo firme lo autorizara a asumir.

Dueño de la lapicera

La espera se extendió durante más de 800 días y el desenlace despachado por el alto tribunal corroboró la exclusión. Durante ese tiempo, la Legislatura y el bloque oficialista funcionaron con un voto menos. A comienzos de diciembre de 2017, el peronismo decidió cubrir transitoriamente la banca número 49 con César Dip, quien había compartido la boleta con Mansilla.

Fue Dip al final el beneficiario concreto de la impugnación de Berarducci, quien celebró el límite impuesto por la Corte como “un signo de institucionalidad y de cambio, y de vuelta a la normalidad y al Estado de derecho”. E interpretó: “somos conscientes del sinnúmero de debilidades y complicidades que tiene el actual sistema electoral provincial, y, por ello, venimos reclamando y proponiendo cambios y adaptaciones para que se garanticen el derecho a elegir y a ser elegidos en igualdad de condiciones. Este fallo castiga a quienes se presentan de candidatos a algo para luego no asumir y usan la expresión de la voluntad ciudadana para tapar las verdaderas intenciones”.

Mansilla por su parte bajó la cabeza y dio por terminado el litigio. Antes que él, otros compañeros como Marta Zurita, el hoy legislador Roberto Palina y José Gutiérrez habían intentado sin suerte ampliar las reelecciones en la Justicia. El dirigente se replegó en su ciudad, Aguilares, cuya Intendencia está en poder de su esposa, Elia Fernández de Mansilla. Allí comenzó el reciclaje que lo llevaría a abandonar a Alperovich, y a bregar por la reelección de Manzur y de Jaldo.

Según el propio Mansilla dijo, se había visto obligado a dejar al senador luego de que fracasaran sus gestiones por la unidad. El distanciamiento quedó reflejado en la foto que él, la intendenta, Manzur y Jaldo compartieron durante la inauguración de la terminal de Aguilares en junio de 2018. Tiempo después recordó que había conquistado todos sus cargos, desde una concejalía en Aguilares hasta la banca en el Senado (2009-2015), con el sello del Partido Justicialista y que, por ello, no podía seguir a Alperovich en su decisión de postularse por afuera.

De vuelta en la Legislatura, en 2019, comenzó a recuperar posiciones. Su influencia le deparó la posibilidad de integrar en simultáneo dos comisiones críticas para la institucionalidad, Juicio Político, y Peticiones y Acuerdos. Mansilla participaba de las mesas determinantes para el ingreso, la permanencia y la expulsión de los jueces.

En marzo, cuando el peronismo se quebró, decidió permanecer fiel al gobernador y se erigió en jefe del bloque “Lealtad Peronista”. Como espada de Manzur, se enfrentó con sus pares alineados en la bancada “Justicialista de Todos” y llevó adelante el reclamo para recuperar los 1.100 contratos políticos correspondientes a su espacio que Jaldo había dado de baja. Ahora, en posesión por primera vez de la lapicera que el vicegobernador usó hasta el lunes, se espera que sea el propio Mansilla quien haga los honores a los giros del destino y disponga las reincorporaciones demandadas

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