Incendios forestales: dos meses de peligro extremo en la provincia

Incendios forestales: dos meses de peligro extremo en la provincia

Brigadistas y bomberos se capacitaron para enfrentar las quemas con más herramientas. La mayoría de los siniestros son iniciados por humanos y favorecidos por la sequía.

Incendios forestales: dos meses de peligro extremo en la provincia

Cuando a Manuel Pachado, del cuerpo de Guardaparques de la UNT, le suena el teléfono en esta época del año, presiente que puede ser algo malo y que tiene que ver con el fuego. Sucedió el viernes. Una llamada les advertía sobre un incendio cerca de Tapia, en la zona norte del Parque Nacional Sierra de San Javier. La Brigada Forestal se preparó lo más rápido posible y salió a enfrentar el siniestro. La primera imagen, cuentan, siempre es shockeante: las llamas que avanzan, el olor fuerte de la vegetación ardiendo, la intensidad del humo.

Septiembre y octubre son sinónimos de incendios en la provincia. Dos meses en los que los bomberos y los brigadistas no tienen descanso ni un día. El clima y los malos hábitos de los tucumanos siempre les juegan en contra.

En las últimas semanas, los guardaparques del Parque Sierra San Javier, bomberos voluntarios y brigadistas han realizado cursos especiales en los cuales aprendieron distintas técnicas sobre manejo de fuego y también sobre el uso de animales para llevar equipos contra incendios a lugares inaccesibles del cerro.

Uno de los temas que más hablaron fue sobre el clima. Es la mayor preocupación por estas horas. Si bien el primer domingo del mes llovió y eso trajo un poco de alivio, el pronóstico no es nada alentador: se vienen días de sequía, de altas temperaturas y de viento Zonda. Ese escenario es más que peligroso en los lugares con mucha vegetación porque hay combustible seco, originado en ramas quebradas, y también la hojarasca que en pocas semanas irá perdiendo cada vez más humedad cuando el termómetro marque casi todos los días encima de los 25 grados.

El ingeniero Fernando Torres, director provincial de Defensa Civil, comentó que durante esta época seca ya se recibieron alrededor de 950 denuncias por incendios de todo tipo. El 45% de esos siniestros corresponden a la quema de cañaverales y rastrojos. El resto son en pastizales y en la zona del piedemonte.

Las denuncias por incendios aumentan cada vez más. Durante el último año se denunciaron 3.371 casos. Eso da un promedio de nueve quemas por día, el doble que el año anterior. La gran mayoría de las intervenciones que tiene la repartición se debe a la quema de cañaverales y de pastizales. Uno de cada 10 siniestros es forestal.

Defensa Civil es la que la que coordina todas las acciones ante un incendio. Según los registros, la gran mayoría de estos hechos sucede de julio a octubre. Y el impacto no solo tiene que ver con la contaminación que producen. También causan graves consecuencias a la salud de la población, a la flora y a la fauna, además de daños materiales, detalló Torres.

En los últimos días tuvieron que intervenir en un incendio importante en Trancas, Ticucho, donde hubo más de 50 hectáreas afectadas. En otro hecho, cerca de Ranchillos, las llamas estuvieron muy cerca de un poblado e incluso consumieron parte de un rancho.

Torres recordó que prender fuego es una práctica que está prohibida y penalizada, e instó a los ciudadanos a denunciar estas acciones al 103 (número de Defensa Civil). Sin embargo, reconoció que es difícil de controlar y de castigar. “Debería haber una condena social más severa. Tenemos que tomar conciencia. A veces, por prender un poco de fuego se produce un gran incendio, que demanda muchísimos recursos y el esfuerzo del personal de Bomberos y de Defensa Civil”, explicó.

Los más relevantes

Desde 2008 a la actualidad hubo unos cuatro incendios forestales muy significativos en el Parque Sierra San Javier. Los otros fueron siniestros menos importantes. Igualmente, Pachado no ve un panorama alentador, teniendo en cuenta los informes mundiales sobre el calentamiento global, el aumento de las temperaturas y las sequías más marcadas. “Creemos que podemos tener grandes incendios forestales en los próximos años”, señala.

Según los informes, uno de los siniestros más importantes en la provincia ocurrió en 1997, en la Reserva Los Sosa (camino a los Valles Calchaquíes), donde el fuego acabó con un parche de vegetación nativa. Además, hubo daños en la vida animal. Por otro lado, las llamas que se encendieron el año pasado en el cerro San Javier no generaron demasiados perjuicios graves al ambiente, de acuerdo a los estudios preliminares. “Por suerte, se está recuperando el área afectada”, señaló el coordinador de guardaparques.

Torres y Pachado coindicen en un punto importante de acuerdo a la experiencia en la provincia: los fuegos no se prenden solos. “No hay eventos meteorológicos como en otras partes. En todos los casos hay una participación humana. No quiere decir que todos sean intencionales; muchos son accidentales y están relacionados a los malos hábitos que tenemos los tucumanos de hacer fuego y no apagarlos correctamente, o de tirar colillas de cigarrillos encendidas, por ejemplo”, señaló el guardaparque.

En ese sentido, se mostró preocupado porque a raíz de la pandemia mucha más gente se acercó a los cerros para disfrutar de la naturaleza. “Está muy bueno que ocurra eso; sin embargo, hay más riesgos de incendios. Cerca de 3.000 personas por día visitan los senderos (antes iban unas 2.500 personas los fines de semana). Lamentablemente somos pocos guardaparques para cuidar todo este parque que tiene 14.700 hectáreas: somos 10, y trabajamos cinco por semana. Se trata de cubrir todo (desde Villa Nougués hasta Tapia) y las 24 horas, pero no es tan fácil. Entonces, hay que ir sectorizando”, comentó.

Hay que concientizar más a las personas que visitan los cerros por varios motivos: para prevenir incendios y también para que se genere menos basura, señala Pachado. “Limpiamos los senderos cada tres días y estamos levantando el 30% más de desperdicios”, especificó. “Otra situación que nos preocupa son las visitas nocturnas. Hemos pedido que se limiten al máximo porque se afecta la vida de los animales, que tienen mucha actividad de noche. Por eso, hemos dictado cursos a quienes organizan excursiones sobre fauna silvestre y también sobre prevención de incendios”, resaltó.

Negligencia

“Hay personas que no entienden la gravedad del problema y queman el pasto o encienden velas para hacer un ritual en medio del cerro, algo altamente peligroso en esta época del año”, explica Pachado. Según el semáforo del riesgo, ahora hay peligro muy alto y extremo en Colalao del Valle, El Pinar de los Ciervos, Benjamín Paz y Monte Redondo.

“Por momentos, nos vemos desbordados de tantas quemas. Es imposible controlar todos los siniestros, así que nos vemos obligados a elegir. Le damos prioridad a aquellos que están cerca de poblados o que pueden afectar diversas infraestructuras”, insistió el director de Defensa Civil.

Torres contó que este año están mejor organizados que en 2020 e incluso hay más brigadistas para combatir incendios forestales. En total, Defensa Civil cuenta con un equipo activo integrado por 14 de ellos. Asimismo, han sumado un nuevo recurso para utilizar con el helicóptero provincial en caso de ser necesario: se trata de un helibalde, que es un balde flexible de grandes dimensiones que se suspende del helicóptero y que puede cargar hasta 700 litros.

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