Cada vez más ocupados buscan otro empleo

Cada vez más ocupados buscan otro empleo

Uno de los efectos de la precarización.

Unos 12 millones de argentinos se encontraban al primer trimestre de este año con empleo en los aglomerados urbanos relevados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Comparando con lo que sucedía cuatro años atrás (en 2017), el empleo creció 5,8% (casi a la par del 5,1% al cual creció la población). Sin embargo, el dato global oculta mucho, principalmente porque hubo una precarización importante dentro de los ocupados, advierte un informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).

Para el mismo período, el segmento de los ocupados demandantes de empleo, creció un 25,4% (pasaron de 1,75 millones a 2,2 millones de personas). Si se sumaran los desocupados (1,4 millones), daría que un total de 3,6 millones de personas estaban buscando activamente empleo (el 26,7% de la población activa).

Muchos factores influyen en que alguien no esté satisfecho con su empleo, pero en los últimos años no se puede ignorar el peso del deterioro económico y laboral. De 2017 a la fecha, la tendencia a nivel nacional ha sido del cierre de empresas, y de cada vez menos empleo formal (sólo crecieron las categorías ocupacionales menos productivas). Primero, las crisis cambiarias de 2018 y 2019 y actualmente con la pandemia, analiza el economista de Idesa Patricio Canalis.

¿Cuál es el perfil de los ocupados que buscan empleo comparado contra el de los ocupados que no buscan?

• Salario: ganan por hora menos de la mitad que los no demandantes ($ 141 versus $ 293, es decir, 52% menos).

• Categorías ocupacionales menos productivas: la mayoría se trata de asalariados privados no registrados y cuentapropistas no profesionales.

• Menos antigüedad: el 38% hace menos de un año que está en su trabajo, contra un 15% entre los ocupados no demandantes.

• Más pobres: pertenecen a clases sociales más bajas.

Más ayuda social: el 30% recibe ayuda en dinero por parte del Estado, contra un 15% entre los ocupados no demandantes.

Por otro lado, es necesario adicionar a lo anterior, el fenómeno de la subocupación horaria. En el primer trimestre de 2017 estaba en torno al 10% y actualmente se ubica en el 12%. Si a la baja productividad en el empleo se le agrega que se trabajan pocas horas, eso se traduce en un trabajador que cobra poco, no le va a alcanzar para vivir y va a querer conseguir otro trabajo.

Es central el problema de los salarios, advierte Idesa.

Con salarios que apenas permiten cubrir la línea de pobreza, la mayoría de los trabajadores se enfrenta a salarios de subsistencia, es decir trabajan para vivir.

Para subir los salarios reales es necesario que la economía en conjunto sea más productiva, es decir, cabe preguntarse cómo producir más y mejor, indica el diagnóstico privado.

En este contexto, las soluciones que puede dar el asistencialismo son parciales. Es fundamental generar un contexto que incentive la inversión privada y el compromiso del sector público para priorizar la inversión en infraestructura y fundamentalmente en capital humano y educación de la gente. Esto requiere, como paso fundamental, una reforma profunda e integral del Estado.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios