El drama del país es el ascendente en Libra

Álvaro José Aurane
Por Álvaro José Aurane 10 Septiembre 2021

“No sólo nosotros tenemos carta astral: los países tienen carta astral. La Argentina es Cáncer”. Victoria Tolosa Paz, precandidata a diputada del Frente de Todos en provincia de Buenos Aires.

Ahora todo tiene sentido. Estábamos cegados por las mundanas coyunturas. Incapaces de mirar más allá de nuestro pedestre día a día, habíamos olvidado las lecturas primeras, anteriores a los signos artificiales de las lenguas. Lo que nos pasa estaba escrito en el cielo estrellado desde tiempos inmemoriales.

Los comunes casos de nuestra suerte humana, que nos han sido deparados por el incierto ayer y el hoy distinto (para robarle otra melodía a Borges), fueron prefigurados por los astros. Pero tenía que venir un gobierno de científicos para descubrirlo, a menos de dos años de hacerse cargo del poder. Porque los científicos deben haber leído a Shakespeare y la enseñanza mayor del príncipe danés Hamlet a su amigo Horacio: “Hay más cosas en el cielo y la tierra que las que tu filosofía puede soñar”.

La Argentina nació el 9 de Julio de 1816, según consta en el Acta de la Declaración de la Independencia. Esa partida de nacimiento, sin embargo, no consigna la hora. Ante la omisión, hay consenso astrológico en ubicar el alumbramiento de las Provincias Unidas del Río de la Plata en el mediodía de aquella jornada. Siendo así, la Argentina está regida por su sol en Cáncer, su luna en Capricornio y su ascendente en Libra. A partir de ahí, todo se explica solo…

El sol

La ubicación del astro rey en el mapa astral determina la identidad de una nación y eso tiene una influencia central los gobernantes. Es decir, seamos serios en lo que decimos…

A partir de ello, es sustancial tener en cuenta que Cáncer está simbolizado por un cangrejo. De modo que la idea de avanzar siempre hacia atrás no es culpa de quienes gobiernan: así vinimos al mundo. La Argentina, entonces, es un país donde parece que todo ha cambiado cuando uno sale de vacaciones y vuelve a los 20 días. Eso sí, los que se han ido durante 20 años, al volver, juraron que les parecía que todo seguía igual.

El movimiento del Cangrejo, que lo hace único, ha sido interpretado espiritualmente como fuente de renacimiento permanente (perdón por la obviedad). De allí que a este país siempre andan queriendo refundarlo. Siempre le quieren firmar un nuevo contrato social; las Constituciones nunca tienen paz; y el que viene discontinúa todo cuanto ha hecho el que se va. No es que la dirigencia hace y deshace pensando en propio beneficio, porque lo importante es el poder y los argentinos son superfluos: ser de Cáncer es así.

Los que gobiernan este país alumbrado bajo el signo de Cáncer, necesariamente, son leales. Es cierto que Menem no consideraba así a Duhalde, ni Duhalde a los Kirchner, ni los Kirchner a Cobos, ni los Albertistas a los Cristinistas. Pero, cuanto menos, todos son gente de lealtad los 17 de octubre. También son constantes (en la inflación); protectores (de la pobreza, por eso la financian con planes sociales en lugar de combatirla); tradicionalistas (el apego por la moneda nacional es tal que en dos años pasamos de 900.000 millones de pesos de circulante a casi 2 billones -millones de millones-); sensuales (de allí lo de que “en el peronismo siempre se garchó”) e intuitivos (ni plan económico hay).

Es notable cómo la realidad se resignifica gracias al Zodíaco. Engañados desde mediados del siglo XIX respecto de que debíamos seguir los lineamientos de la Carta Magna para ser prósperos, la verdad era que estábamos regidos por la Casta Astral. Alberdi timador…

Para que se entienda: al ser Cáncer el signo primero del elemento de Agua, queda indisolublemente asociado con la necesidad de seguridad. Por eso la inseguridad no es real, sino que se trata de una “sensación”. Nos lo habían explicado en la década pasada y no quisimos entenderlo. Hay que hacerse cargo de nuestro lugar en el Horóscopo y dejar de trasladarse la angustia existencial a nuestros buenos estadistas, a los que abrumamos con reclamos de seguridad en las calles, seguridad en las fronteras, seguridad jurídica…

Justamente, en el cangrejo que nos identifica (y que nos perdone el hornero), la dura caparazón representa una naturaleza introvertida, una armadura difícil de penetrar, una necesidad imperiosa de autoprotección. Así que la política exterior aislacionista no es algo que se le pueda achacar al Gobierno: está más allá de él. Si no querían que se suspendiera la exportación de carnes, que estemos fisurando el Mercosur porque les exportamos inflación a los vecinos, y que entre el cepo y la doble cotización del dólar los inversores extranjeros se estén yendo en lugar de venir, hubieran declarado la Independencia en otra fecha.

Basta de reclamarle al Gobierno el alineamiento con China, con Irán, con Venezuela y con Nicaragua. Somos una nación tímida. Y la única manera de que Occidente dejara de tenernos en cuenta y nos permitiera vivir en la más absoluta soledad era con estos aliados…

El artrópodo crustáceo de nuestro signo zodiacal (se le nota de verlo, nomás) es sumamente susceptible. Profundamente emocional. Tiene en claro cómo es el hogar que quiere y prefiere resignar otras cuestiones en pos de esa prioridad. Por eso nuestros representantes construyen el porvenir sin ninguna prisa.

De allí que tanta gente se vaya del país (y no estamos exportando pobres, sino clase media formada profesionalmente) porque cree que el futuro no va a llegar. No entienden que las estrellas mandan que el trabajo debe ser lento (la tasa de desocupación es “naturalmente” alta: no tiene nada que ver que el Gobierno no aliente la inversión privada generadora de empleo). No comprenden que la tarea es constante (demoraron un siglo y medio en convertir al país que era la joven promesa de América del Sur en una genuina y antigua maldición).

Entonces que se vayan los apátridas: aquí estamos forjando un proyecto nacional y popular que haga felices a los 21 millones de argentinos que quedaremos, compañeros…

La luna

Somos una nación con grandes ambiciones gracias a la luna en Carpicornio. Nuestros gobernantes, también. De allí que durante la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando no había pandemia, hubiésemos progresado tanto que en Alemania había más pobres que en nuestro país. Es que los rige la autodisciplina: son imparables hasta conseguir sus metas. Boudou, cuando militaba de joven en la UPAU, quería trascender la política universitaria, tocar en una banda de rock y tener una imprentita: en el kirchnerismo lo hizo. Lázaro Báez anhelaba un lote para retirarse tranquilo de la actividad bancaria y pudo finalmente adquirir un par de provincias. En el kirchnerismo, nuevamente, lo hizo. Cristóbal López soñaba con un país con menos presión fiscal y ayer la AFIP no le formuló cargos por los U$S 1.000 millones en el Impuesto a la Transferencia de Combustibles que no había tributado al fisco durante el cristinismo. En el kirchnerismo no dejan una sin hacer…

El entorno afectivo, eso sí, es algo ajustado. Pero real. Si hubo un proyecto político que se preocupó por los jubilados ese es el que encarna el actual oficialismo. En la gestión anterior le arrojaron 15 toneladas de cascotes al Congreso para oponerse a la reforma previsional que actualizaba los haberes de los pasivos según la inflación. Así que llegaron al Gobierno y restablecieron los aumentos discrecionales por parte del Poder Ejecutivo, que hace dos años se dan por debajo de la inflación. Es decir, amor por los jubilados hay, sólo que austero.

Precisamente, la luna en Capricornio, en términos maternales, trae consigo, estatalmente, figuras rígidas y estrictas. Por eso, cuando la Vicepresidenta denunció que había “funcionarios que no funcionan” no se estaba entrometiendo en funciones que no le incumben, según la Carta Magna; sino que estaba demandando más esfuerzos, tal y como manda la Carta Astral. Es que son adictos al trabajo: por eso pueden gobernar el Congreso, el Poder Ejecutivo y, además, proponer una reforma judicial para manejar también el Poder Judicial. La república, queda claro, es cosa de ociosos...

El ascendente

Aunque sobran las luminosas virtudes emanadas del sol y reflejadas por la luna, no podemos desconocer que hay “sombras”. Y ellas también figuran, rigurosamente, en la Carta Astral argentina.

Nuestro ascendente es en Libra y ese no es uno de los signos más fuertes del zodíaco. Allí radica todo un déficit en la personalidad nacional, que de ninguna manera puede achacarse al Gobierno. En primera instancia, hay una “natural” predisposición a ignorar los defectos propios, en lugar de afrontarlos y de resolverlos. Acaso por eso es que todavía son multitud los que no entienden que, aquí, el que se equivoca es el pueblo: el Gobierno, nunca.

A la vez, la fuerza de los astros nos impone un excesivo disfrute en el cuidado del hogar y en ponerle el sello personal a todo. Luego, el hecho de que desde 2010 para aquí todo se llame “Néstor Kirchner” (desde avenidas hasta hospitales, pasando por barrios, escuelas, rutas, rotondas y hasta aeropuertos) no se debe a que los que gobiernan se niegan a distinguir el límite entre lo público y lo privado: todo se reduce a que no hay nada más argentino que andar dándole un “toque” personal a nuestro entorno, aunque se trate de infraestructura pública.

Finalmente, en materia afectiva, nuestro libriano ascendente nos predestina a estar frente a hábiles seductores, que una vez que han logrado la conquista no son capaces de hacerse cargo de la situación. Si en lugar de leer a improvisados como Locke, Rousseau o Kant, los “padres fundadores” de la Argentina hubieran sido gente seria y preparada en el conocimiento zodiacal, no estaríamos donde estamos, compatriotas...

En Libra, la indecisión es una marca registrada desde su símbolo: una balanza que equilibra dos platillos, para que nada sea “ni muy, muy; ni tan, tan”. Entonces, la promesa de convertirnos en “Un país en serio” está formulada desde 2003. Pero a veces nos viene la duda…

Y hablando de incertidumbres, como las elecciones de pasado mañana “nacerán” a las 8, las PASO serán alumbradas bajo el signo de Virgo y, en el caso tucumano, nada menos que con el ascendente en Libra. Por eso hay tantos indecisos en la recta final de la campaña electoral, como tituló ayer LA GACETA.

Eso sí, estos comicios serán “dados a luz” con la Luna en Sagitario. Así que el resultado ya está cantado…

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