Pablo De Muner: el lugar en el que siempre soñó estar

Pablo De Muner: el lugar en el que siempre soñó estar

Pablo De Muner siempre tuvo claro que quería ser entrenador de fútbol. Desde muy joven se capacitó para lograrlo y hoy vive un gran momento al frente de San Martín. Con ideas claras y mucho sentido de docencia, trabaja día a día para superarse y para tratar de que los futbolistas crezcan de su mano. A la vez, disfruta de las bondades tucumanas.

Desde el inicio de su carrera como futbolista profesional, Pablo De Muner tenía claro cuáles eran sus prioridades. El actual entrenador de San Martín no renegaba de lo que había tocado, pero esperaba ansioso dar ese paso al que muchos jugadores le temen. “Me quería retirar joven para empezar la carrera de entrenador cuanto antes”, explica quien, con 40 años, es uno de los entrenadores más jóvenes de la actualidad en el fútbol argentino y el artífice del buen momento que vive el “Santo”.

Invitado a La Otra Pregunta, el ciclo de entrevistas de LA GACETA, relató pormenores de una profesión para nada sencilla, advirtió que en el fútbol actual se debe actuar como un docente, sugirió el camino que debe transitar San Martín como institución para poder dar el salto de calidad y destacó las bondades de una provincia que ya siente como propia.

- ¿Te gustaba más la idea de entrenar que la de ser futbolista?

- Siempre fui un poquito ansioso. Tenía esa curiosidad de comenzar a prepararme, a capacitarme. Cuando vine a Tucumán, en 2008, con 28 años, inicié el curso de DT. Siempre tuve en claro que quería ser entrenador, lo tenía clarísimo. Yo no sufrí el retiro. Dejé de jugar en junio de 2017 y en agosto de ese año ya estaba trabajando como ayudante de José “Pepe” Romero en Independiente Rivadavia. Esa experiencia fue muy buena porque más allá de todo lo que vos podés capacitarte, lo fundamental y lo que te hace crecer es el día a día de trabajo.

- ¿Cómo vivís este momento personal en el inicio de tu carrera?

- Estoy conforme, contento. Como cuerpo técnico nos habíamos preparado mucho. Estábamos esperando una chance así, un desafío de esta magnitud. He aprendido que en el fútbol es vivir el día a día, disfrutar de lo que hacés y dejar que las cosas fluyan. Estoy contento, pero nada más, trato de vivirlo con mucha humildad.

- ¿Se trabaja diferente de acuerdo a los diferentes clubes y categorías?

- Yo siempre digo que para ser entrenador tenés que estar capacitado para dirigir lo que te toque, sea Primera, Europa o una categoría inferior. Pueden cambiar los recursos, pero no la metodología. Trabajé en la B Metropolitana, en la Primera Nacional y estuve como interino en Primera y nuestra metodología de trabajo fue exactamente igual en todos lados.

- ¿Qué significa San Martín en tu vida?

Es un club en el que me trataron muy bien. Me siento de la casa, como en Argentinos Juniors. Lo quiero mucho, lo valoro y le tengo un gran aprecio. Como futbolista estuve tres años y medio; y el respeto que tuvo la gente para conmigo fue espectacular, y eso generalmente no pasa mucho en el fútbol. En los lugares en los que me tratan bien me gusta quedarme.

- ¿Cómo lo ves al club respecto de tus anteriores pasos?

- Está mucho mejor respecto de la última vez que vine. Está ordenado, saneado, pero si repasás su historia, te das cuenta de que siempre fue igual. Las veces que subió a Primera no pudo sostenerse. Y eso es un dato a tener muy en cuenta, hay algo en lo que fallamos. El club debe prepararse para sostener un logro deportivo. Va en esa búsqueda, pero hay cosas que no se pueden construir de un día para el otro.

- ¿Qué le está faltando?

- Por ejemplo, muchos hablan de formar juveniles. Pero para eso hay que hacer las cosas bien. Los chicos se tienen que entrenar con todos los materiales, hay que darles todos los recursos y que trabajen en campos en excelente estado. Para dar el salto de calidad, tenés que tener una política dirigencial; tomar una decisión y sostenerla en el tiempo. Es un club muy grande a nivel provincial y tiene todo para serlo a nivel nacional. En esta provincia, el fútbol es muy pasional y la gente acompaña. Hace falta una cabeza diferente que apuntale todo esto.

- Viviste de cerca el gran proceso de Defensa y Justicia. ¿Cómo logró dar ese salto?

- Como primera medida, tiene una dirigencia seria. Es un club familiar pero que tiene un objetivo claro y no se desvía de eso. Desde que tengo noción, desde hace más de 10 años contrata el mismo perfil de entrenadores. Siempre mantuvo una línea e hizo lo mismo con los jugadores. Eso a la larga te termina dando resultados. Si tenés un club ordenado y una idea clara, no fallás. Hoy están a punto de terminar un complejo de primer nivel para los juveniles. Cuenta con un metodólogo que trabaja en el club, y se utiliza la misma metodología de trabajo desde Reserva hasta novena división.

- Intentás hacer docencia en los clubes en los que trabajás...

- Creo que hoy los entrenadores tienen que tener un poco de esto. Siempre digo lo mismo, el jugador es quien hace mejor a un entrenador. Nosotros somos una guía, pero el jugador es el que cree y la ejecuta. Si el jugador mejora, mejora al equipo y eso resalta la figura del entrenador. Nosotros dependemos de que el jugador crea. Y para eso hay que acompañarlo, contenerlo y entregarle las mejores herramientas.

- ¿Hoy no alcanza sólo con trabajar sólo en lo futbolístico?

Nosotros tratamos con personas que son futbolistas. No podemos separar la parte humana del jugador. A mí me gusta hablar con los chicos, aconsejarlos. Quiero que estudien, que lean, que se instruyan; que crezcan en todos los sentidos. Nosotros todas las semanas bajamos notas de diferentes temas de cultura general. En Defensa, por ejemplo, hicimos charlas sobre Malvinas, sobre el Golpe Militar, sobre racismo, sobre homofobia. Hasta llevamos un “profe” de ajedrez porque considero que eso está muy relacionado con el fútbol sobre todo en la toma de decisiones, en lo estratégico, en ganar el centro, los espacios. Y es otro disparador, sacás a los jugadores del contexto diario y les entrás por otro lado.

- ¿Tus equipos juegan como vos sentís el fútbol o como vos pensás que conseguirán resultados?

- A mí eso me lo cambió el fútbol español. Antes me enojaba mucho, porque en España había compañeros que no sentían el fútbol como yo. Cuando perdíamos, yo me fastidiaba y los españoles estaban natural, sin dramas. Hasta que me di cuenta de que los equivocados somos nosotros. Esto es un juego, una diversión y hay que tomarla como tal. No está mal como vivimos el fútbol acá, pero tenemos que desdramatizar algunas cosas. La pandemia creo que nos vino bien para sacar algunas conclusiones y valorar más las cosas. Vos hoy le preguntás a cualquier hincha qué daría para volver al estadio, y te aseguro que daría todo. Le ponés mil condiciones y sé que las va a cumplir. Después quizás con el tiempo vuelve todo a la normalidad, lo cual sería un error. Esta pandemia nos tiene que dejar una enseñanza; debe hacernos crecer.

- Siempre hablaste bien de nuestra provincia. ¿Te sentís un tucumano más?

- Me siento parte, estoy muy cómodo, a gusto. Es una ciudad que me gusta muchísimo. Cuando volví de España no sabía mucho con qué iba a encontrarme y, la verdad, me encantó. Recién me había casado con mi esposa, vinimos acá y nos adaptamos muy rápido. El estilo de vida, la tranquilidad con la que se vive y lo pasional que es el tucumano a la hora de ver el fútbol es muy bueno. Estoy cómodo acá.

- Desde afuera, ¿cómo nos ven a los tucumanos y a la provincia?

- En lo que respecta al fútbol se ve lo que es: una gran plaza futbolera. Y como provincia es hermosa, llena de lugares muy lindos, con mucha historia y un lugar en el que hace un calor de locos, ja ja. Hablando en serio, creo que ustedes no valoran lo que tienen.

- ¿A qué te referís?

- Tucumán tiene lugares realmente muy lindos y acá como que ni los registran. A veces hablo con amigos tucumanos, les pregunto de Tafí del Valle, de El Cadillal o de otros lugares y me responden que no van hace años. Es increíble. Yo, si tuviese tiempo, iría todos los fines de semana, pero lamentablemente no puedo. Tafí es un lugar bello en el que te desconectás, te relajás. Y eso, cuando trabajás con tanta tensión, te hace muy bien.

- Decís “no tengo tiempo”; ¿el trabajo como entrenador es full time?

- Nosotros, por ejemplo, cuando llegamos hicimos hacer una oficina en el club. Llegamos todos los días a las 7.30; a las 9.30 arrancan las prácticas, almorzamos en la cantina del club y nos estamos yendo tipo 16 o 16.30. Después de los entrenamientos nos quedamos repasando algunas cosas, los trabajos que hicimos, armando las planificaciones para los días posteriores, charlando. Después llegás a casa y siempre terminás haciendo algo más. No te desconectás nunca.

- ¿Y tu familia qué dice?

- Mi familia es todo, pero ya no le exijo nada. Mi esposa dejó de estudiar (estaba en tercer año de veterinaria) para acompañarme cuando me fui a España como futbolista. Hoy mis hijas están estudiando y yo no puedo exigirles que estén conmigo. Eso sí, me apoyan en todo.


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