Rumbo a las PASO: los eslóganes pautan límites, mitos y hasta fantasmas

Rumbo a las PASO: los eslóganes pautan límites, mitos y hasta fantasmas

En sus consignas de campaña, cada espacio delimita territorios, se proyecta al futuro o se ancla en el hoy y postula eliminar al adversario.

TRES DESTINATARIOS. La enunciación política se dirige al elector “propio”, al votante a seducir y al adversario. TRES DESTINATARIOS. La enunciación política se dirige al elector “propio”, al votante a seducir y al adversario.

Pan, paz, tierra. Sobre la base de esas tres breves y sencillas palabras se organizaron campesinos y trabajadores, y tomaron el poder en la atrasada Rusia zarista de 1917. Más de un siglo antes, otros tres simples vocablos habían motivado que rueden cabezas, en la agotada Francia monárquica de 1789: Liberté, Égalité, Fraternité. En ambos casos, esos mínimos lemas resultaron suficientes para que la gente entienda el mensaje de la dirigencia.

En efecto, las consignas deben resumir una idea concreta, para que con ellas el político pueda comunicar al elector, de manera clara y directa, qué pretende hacer, para que aquel le dé o no su voto.

No obstante, con el correr de las décadas -y, muy en especial, durante los últimos años-, en no pocas ocasiones fueron remplazadas por algún concepto vacío. El “marketing político” metió la cola en las propagandas, y volvió huecos los eslóganes. Hoy abundan en forma de palabras que suenan bonito, pero que nada dicen en realidad. Y jamás tal oquedad es inocente.

En el marco de la campaña hacia las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), del próximo domingo, los precandidatos machacan en sus discursos sobre algunos ejes. En Tucumán, los militantes de la lista del vicegobernador, Osvaldo Jaldo, arremeten contra una re-reelección que no está instalada. El gobernador, Juan Manzur, que lleva seis años en el cargo y otros ocho como “vice” afirma que están “construyendo futuro”, pero no precisa cuándo finaliza esa obra, ni de qué se trata, en concreto. Los intendentes Mariano Campero (Yerba Buena) y Roberto Sánchez (Concepción) manifiestan que quieren repetir en la provincia lo que ya lograron en las ciudades que administran... pero, ¿cabe la comparación cuando la “Perla del Sur”, por ejemplo, cuenta con menos de 60.000 habitantes, y la provincia supera el 1,7 millón? De modo similar, el legislador Federico Masso rezonga contra la “grieta”, pero fue funcionario de los dos espacios que alimentan la división.

LA GACETA consultó a un especialista en el análisis del discurso para que desglose los eslóganes proselitistas, sobre los cuales insisten precandidatos de algunas listas. “La enunciación política, cuya fuerza se acentúa en tiempos electorales, siempre supone un triple destinatario. Uno, constituido por aquellos sujetos que se consideran ya convencidos por la propuesta del sector; otro, constituido por aquellos sujetos que podrían ser seducidos por esos planteos, y eventualmente apoyarlos en un acto electotral, y el tercer destinatario, indirecto, los adversarios. Precisamente, en ese destinatario contendiente se juega una marcación territoral; se presenta un ‘nosotros’ y un ‘ellos’: el ‘no nosotros’”, explicó Pedro Arturo Gómez, docente e investigador de la Escuela de Cine y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán.

Una a una

El manzurismo: “Construyendo futuro”. Apela a la dimensión temporal favorita de los políticos, sobre todo en tiempos electorales: el futuro, eso que todavía no es. Pero esa referencia está anclada a un presente, por medio del gerundio -si es gerundio es algo que se está haciendo ahora-, en el que está expresado el verbo construir, con toda la fuerza de la carga semántica de tal verbo. Hay una performatividad de mucho peso en la palabra ‘construir’. A diferencia del eslogan del espacio que conduce el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, el de Manzur abre el juego. No hay marcación territorial, al menos explícita. Usa una frase que es lo suficientemente amplia como para dar cabida a diferentes identificaciones. Como elaboración discursiva para un eslogan es bastante eficaz”.

El jaldismo: “frenemos la re-reelección de Manzur”. La marcación territorial más estrecha. La consigna se limita a la mención del adversario interno; es el juego de lo político reducido a limitar al contendiente. Esto, expresado con un “nosotros”, pero mediante una especie de orden, de mandato. Un “nosotros” ambivalente: “nosotros” candidatos y “nosotros” población a la cual dirige el mensaje. Una consigna totalmente reducida a la marcación territorial: hay que poner limites al contrincante.

José Cano, Silvia Elías de Pérez: “En esta elección no se vota 2023, sino diputados y senadores para poner límites al kirchnerismo”. Un eslogan cuya operación discursiva pone énfasis en la territorialidad. Menciona implícitamente al adversario; hay una marcación territorial. Menciona ese “fantasma” que recorre el mundo político actual argentino, heredero del peronismo, ese otro fantasma que recorre el mundo político argentino, al menos desde la década de 1940. Además, en este eslogan hay una mención a la dimensión temporal. Una puesta en situación temporal: un ‘ahora, no 2023’, cuando son otras instancias de definiciones políticas.

Mariano Campero y Roberto Sánchez: “queremos hacer en la provincia lo que hicimos en nuestras ciudades”. Apela al discurso de los logros. Una operación discursiva bastante hábil. Porque uno podría decir que su base enunciativa apunta hacia lo hecho, aunque ese hacer es un supuesto, algo que se supone.

Germán Alfaro: “Queremos construir el Tucumán que nos merecemos, y devolverles a los tucumanos el orgullo de ser la capital del NOA”. Es algo muy interesante; un enunciado que se abre con un doble “nosotros”: por un lado, los precandidatos (“queremos construir”); por otro, un “nosotros” más inclusivo (los tucumanos, que nos merecemos un determinado Tucumán). Pero luego rompe ese fenómeno de la primera persona del plural, rompe con esa ambivalencia, y los tucumanos pasan a ser una tercera persona: ellos, a quienes hay que restituirles algo, a quienes hay que rescatar de una privación algo por reparar. Además, apela a una especie de mitología: Tucumán como la capital del NOA, como provincia o ciudad faro del NOA. Mitología, porque habría que ver qué grado de correspondencia tiene esto con la realidad de los hechos.

• El Frente de Izquierda y de los Trabajadores - Unidad: “En defensa de los trabajadores”. Este discurso pasa por una identificación doctrinaria, de clase trabajadora. Este eslogan supone esto, pivotean en esa identificación doctrinaria clasista, con lo cual no solamente definen un destinatario -tanto del discurso como de su acción de defensa- sino que también se trata de una autodefinición identitaria, en la medida que se presentan como totalmente fieles, leales, a sus principios doctrinarios, que están en ese nucleo identitario de identificación con un sector del orden social: aquellos que viven de su trabajo.

Ricardo Bussi: “Basta de peronismo”. Otro que es totalmente fiel a su horma ideológico política, a sus orígenes. No hay una identificación clasista, sino con el autoritarismo, con el régimen autoritario. En este eslogan, en esta arenga, hay un anclaje en un discurso del exterminio: al adversario hay que eliminarlo, hay que erradicarlo. No se trata de la aceptación de las reglas del juego de la política; Bussi propone patear el tablero del juego de la política, eliminando al adversario.

Federico Masso: “Terminemos con la grieta”. También utiliza un “nosotros” ambivalente: incluye tanto a los emisores, precandidatos políticos, como al probable destinatario. La mención explícita que se hace a este juego de la política, esta noción de un cierto estado de cosas, de fuerzas que se manifiestan en esto que se ha diagnosticado como “grieta”. Masso hace referencia al campo donde se juega el juego de la política: un campo agrietado.

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