Franciscanos: “es sentirse libre y también un poco loco”

Franciscanos: “es sentirse libre y también un poco loco”

Frailes y novicios millenials cuentan qué significa para ellos seguir a San Francisco de Asís, tras la beatificación de fray Esquiú.

EN CATAMARCA. Seminaristas y sacerdotes franciscanos de la nueva generación ayudaron en la celebración.  EN CATAMARCA. Seminaristas y sacerdotes franciscanos de la nueva generación ayudaron en la celebración.

En plena ceremonia de beatificación de fray Mamerto Esquiú, frente a autoridades gubernamentales de tacos altos y zapatos bien lustrados, un fraile franciscano va y viene descalzo, acomodando los copones con las hostias. Nadie osa coartarle esa libertad (y mucho menos a uno de los dueños de la celebración). El joven fraile Franco Caramuto, de 35 años, lo imita desde su asiento, a cuyo lado deja sus sandalias marrones para sentir la frescura del suelo en sus plantas, en un día -el domingo- con 25 grados y bajo un sol catamarqueño impiadoso.

¿Qué es ser franciscano? ¿Por qué elegiste ser cura franciscano? El fraile interrumpe el baile y los mates que comparte con otros jóvenes novicios y del postulantado en la previa de la ceremonia de beatificación, en Piedra Blanca, para responder. “Ser franciscano es, ante todo, una forma de vivir, al estilo de San Francisco, y la puede seguir todo el mundo. En mi caso, lo que me conquistó para ser fraile y sacerdote franciscano es la libertad que nos propone ese mensaje. El cura franciscano está llamado a ser muy libre, muy auténtico y dispuesto a dialogar con todo lo diverso, no sólo hacia dentro de la Iglesia, sino también hacia afuera. Es una propuesta de vida para andar por el mundo sin pelear, sino vivir con mucho diálogo y quedarse con lo mejor con todo lo que existe”, responde el fraile con gorra y hábito marrón con mangas cortas.

¿Pero cuál es la razón de que haya tan pocos franciscanos? En Tucumán la comunidad se quedó sin frailes. “Quizás porque da un poco de miedo. El carisma franciscano invita a una libertad muy grande y, a veces, no estamos preparados para vivir algo así. Nos sentimos más seguros en estructuras más rígidas, en movimientos más conservadores, donde llegás con un montón de preguntas y te dicen: mirá aquí tenés todas las respuestas. En esos movimientos hay mucha gente. Pero en otros que te permiten una libertad de pensamiento y de expresión no hay tanta gente, da un poquito de miedo, esa es la lectura que yo hago. Pero a veces esa seguridad no es tan real. En cambio, invitar a que cada uno descubra las propias respuestas, que cada uno tenga su propia experiencia de Dios sin imponer nada es una experiencia de libertad muy grande, pero que suele dar bastante miedo”, dice con mirada mansa.

¿Qué mensaje traen los franciscanos al mundo en este tiempo del papa Francisco y del beato Mamerto? Fray Franco ríe como niño y responde: “San Francisco planteaba una sanidad de los vínculos, era una persona que sabía vincularse sanamente con la naturaleza, con los hermanos, con el musulmán, con todos. Creo que al mundo le falta sanidad. El mensaje de fray Mamerto es vivir con pasión la misión de cada uno, él la encontró en la vida franciscana y en la intervención política, y se entrego con pasión a ello El mensaje es que cada uno encuentre su propia misión y jugarse la vida por eso sabiendo que Dios lo escucha siempre”.

Un mensaje alegre

Rodrigo Miná, porteño, y Bruno Herrera, tucumano, tienen 25 años. El primero está en el postulatado y el segundo ya es novicio franciscano. Viven y estudian en Córdoba, cerca de Carlos Paz. “En su época San Francisco era considerado bastante revolucionario y creo que hoy lo sigue siendo. Su estilo de vida era no tener nada propio y al mismo tiempo disfrutar de toda la naturaleza, ser auténticamente libre. Sentirse hermano con todos y dejarse amar. Él no hacía nada extraordinario, simplemente vivía el Evangelio de Jesús”, dice el tucumano.

Bruno, con un pañuelo de vincha que sujeta sus rulos, confiesa que en el mensaje de San Francisco encontró mucha alegría. Dice que “siente el amor de los hermanos en el abrazo, en el saludo, de cualquier persona sin importar su religión ni su raza ni su procedencia política”. Cree ver en este tiempo de Francisco un signo. “Pienso que es un tiempo para repreguntarse, no sólo dentro de la Iglesia sino en todos lados. Lo hizo el propio Francisco en la época de una iglesia muy cerrada, con la inquisición. Creo que él nos anima a ponernos en el lugar de escucha frente a otras culturas y a otras religiones. Nos anima a empezar a salir de la postura del evangelizador de quien va a transmitir la verdad para empezar a recibir más de los demás y a tratar de construir juntos un mundo de fraternidad. Ser franciscano es una forma de vida, de sentirse libre y también un poco loco. Hay que estar un poquito loco para animarse a buscar la felicidad”, suelta una carcajada.

Fray Franco realiza evangelización on line a través de Instagram y YouTube.

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