

La liturgia de la Misa de hoy es una llamada a la esperanza, a confiar plenamente en el Señor. El Evangelio (Marcos 7, 31-37) narra la curación de un sordomudo: libra al hombre del pecado, abre su oído para escuchar la Palabra de Dios y suelta su lengua para alabar y proclamar las maravillas divinas. En el Bautismo, los cristianos han recibido esta gracia. Nosotros escucharemos la palabra de Dios y la transmitiremos si tenemos el oído atento a las continuas mociones del Espíritu Santo y si tenemos la lengua bien dispuesta para hablar de Dios sin respetos humanos. Las próximas elecciones son también responsabilidad de los cristianos y no podemos dejar de participar para construir un bien común que haga crecer nuestra Argentina.
Jesús nos liberado el oído para saber escuchar lo que pasa y nos ha dado la lengua para hablar lo que corresponde sin miedos ni cobardías. Argentina no está bien y su futuro corre el riesgo de la incertidumbre social.
Los cristianos no podemos permanecer mudos cuando debemos hablar de Dios y de su mensaje. Los demás lo esperan, y los defraudamos si permanecemos callados. No podemos negar que si hay algo que se ha diluido es la palabra; cuando vemos y escuchamos la blabologia electoral, plena de inconsistencias y llenas de sofismas invertebrados, no dejamos de asombrarnos de la pauperización de los futuros líderes de la Nación.
Muchos son los motivos para hablar: negación de lo espiritual, pobreza, educación fallida, un país endémico de futuro, la insolvencia de propuestas y carencia grave de líderes en el país. ¿Acaso los cristianos vamos a permanecer impasibles? La misión que recibimos en el Bautismo hemos de ponerla en práctica durante toda la vida, en toda circunstancia. La presente hora que vive Argentina nos exige un mayor compromiso de participación y conciencia en levantar una Nación que va hacia la postración generacional de su futuro.
¿Cómo está la Argentina hoy? ¿Cómo podemos asumir que el 50% de nuestros conciudadanos esté en situación de pobreza? ¿Cómo asumimos que el estado educativo de nuestros niños y jóvenes ha puesto en grave riesgo el futuro global del país? ¿Por qué estamos en un silencio ensordecedor viendo todo lo vemos? El voto ha de ser un modo de hablar a partir de lo que vemos y oímos de la realidad.
En este mes de La Virgen de la Merced, pidámosle que nos enseñe a oír atentamente lo que nos dice de parte de Dios y a ponerlo en práctica en nuestras vidas.







