La ceguera no le impidió cumplir sus sueños

La ceguera no le impidió cumplir sus sueños

Marcos Millares fue uno de los primeros egresados de su promoción. Apuesta por todo e impulsa a otros a vencer sus límites.

CONSTANCIA. Marcos Millares quiere seguir formándose y está listo para dar paso a nuevos proyectos.   CONSTANCIA. Marcos Millares quiere seguir formándose y está listo para dar paso a nuevos proyectos.

Graduarse de la universidad es un deseo que muchos anhelan concretar, pero pocos logran. Eso lo sabe muy bien Marcos Millares, que es ciego y se lleva el mérito de ser uno de los primeros egresados de la carrera de locutor nacional de su generación.

Millares nació con un glaucoma congénito y a sus nueve años sufrió un accidente que en pocos meses lo dejó sin visión. Para intentar recuperarla, viajó hasta Buenos Aires en busca de una esperanza.

“Me operaron en el Hospital Garrahan, pero no hubo resultados. Nos dijeron que mi enfermedad debería haber sido tratada a los dos meses de vida, pero mis padres se dieron cuenta recién cuando ingresé al jardín”, recuerda sobre el momento que le cambió la vida para siempre. En sus palabras no hay nostalgia, por el contrario, describen la adrenalina de sentir que, a pesar de las piedras en el camino, alcanzar grandes metas no es una utopía.

“Todos tenemos dificultades en la vida, aun con los sentidos bien puestos, está en uno dar el primer paso. Suena muy trillado, pero los sueños se cumplen. Es cierto. Cuesta entenderlo en el momento, pero después todo, con lo bueno y malo, vale la pena. El mensaje no es: ‘miren, porque es discapacitado se recibe’. Con esfuerzo, paciencia y sacrificio se puede”, dice emocionado.

Encarar una vida llena de proyectos sin uno de los sentidos es, sin duda, un desafío para cualquiera, pero el secreto está en cómo nos paramos frente al problema. Millares no tiene miedo y, desde un principio, tuvo la convicción de que iba a poder con todo. Su currículum personal y profesional lo respaldan: es una persona resolutiva, proactiva, capaz y, por sobre todo, resiliente.

“Cuando tuve los resultados de la cirugía me entregué a lo que estaba viviendo, entendí que no iba a volver a ver nunca más, por eso decidí no regresar al médico”, recuerda.

Superarse

Muy lejos de aquella fecha, hoy puede abstraerse de cualquier dificultad. “No estoy pendiente todo el tiempo de mi discapacidad, siempre me veo como una persona normal. De hecho, nunca me aferré a ese mundo donde todo gira en torno a la discapacidad. Cuando era chico discutía con personas grandes -ciegas también- porque les decía que a la discapacidad sí se la supera y ellos pensaban lo contrario. Ahora entiendo un poco más, uno nunca la supera, pero sí aprende a sobrellevarla”, relata.

“Mi discapacidad no me define”, asegura. “Muchas veces, la sociedad te pone obstáculos y te limita, pero está en nosotros superarnos. Una vez un profesor me dijo: ‘el mundo no está hecho para nosotros, nosotros tenemos que hacernos para el mundo’. Eso es cierto”, opina.

Explica que recién tiene en cuenta su condición cuando quiere hacer algo, como moverse de un lugar a otro, y tiene que depender de alguien que lo ayude. “Por ahí me siento impotente”, admite y remarca que sólo se trata de momentos puntuales.

El joven de 27 años se describe como un soñador y asegura: “nunca pongo la discapacidad por encima de mis proyectos, sino todo lo contrario. Si pasa algo en el medio, sé que lo voy a solucionar. Eso sí me define”, asevera.

Oportunidades

Contar con los elementos básicos para poder estudiar es fundamental, aún más lo es para las personas con alguna discapacidad.

“Cuando entré a la universidad no tenía computadora ni ningún soporte tecnológico, también tenía que hacerme cargo de la bibliografía porque no había libros en braille ni audios. Uno se va acomodando, pero es complicado, recursé una materia por esto”, lamenta. Cuenta que en su carrera suelen haber muchos alumnos con discapacidad visual, “por lo que en general terminás solucionando”. E insiste en que el estudiante “tiene que tener una actitud proactiva para poder aprender”.

Involucrarse, la clave

Preguntar, ofrecer ayuda, ser amable, escuchar. Todo eso hace la diferencia y no es más que un gesto de bondad y buena voluntad.

“Así, ninguna discapacidad se siente. Se trata de la paciencia y empatía de la gente, no tiene que ver con el entorno, sino con las personas”, asegura.

“Siempre me siento respaldado por mi familia y por la gente que me rodea. Recibo mucho apoyo. Eso me da la fuerza para lidiar con cualquier cosa”, añade.

Sobre su trayecto universitario, comenta que siempre hubo “mucha buena onda”. “Me acuerdo que el primer trabajo práctico que me dieron fue leer un texto bastante largo y uno de los chicos se ofreció a que cada uno lea un capítulo para que yo lo tenga en audio”, cuenta orgulloso la actitud de sus compañeros de clase.

“Me tipeaban los pdf, conseguían los archivos, me acercaban a la parada, etc. Los chicos son unos cracks. Uno de ellos no llegó a rendir conmigo, pero estuvo desde el inicio hasta el final ayudándome con todo para que yo me reciba”, agrega.

Sobre sus docentes solo tiene palabras de agradecimiento: “tuvieron una excelente predisposición, se adaptaron a mi y se interesaron en mis necesidades. Querían que yo aprenda. Por ejemplo, la profe de foniatría hacía ejercicios especiales para que yo siga la clase”.

Reconoce que siempre tomó los buenos gestos con cuidado: “muchas veces tuve el temor de que no me corrijan lo que hacía mal o que me aprueben solo por el hecho de no poder ver. Incluso una vez pedí una recuperación para asegurarme que no sea este el caso. Pero la verdad es que los profes me decían las cosas como eran. Fueron muy justos”, señala.

El futuro

“Me gusta vivir al máximo, y arriesgarme por lo que quiero”, indica. Millares está preparado para todo, sus próximos objetivos son concluir la licenciatura en Comunicación Social y poner en marcha distintos proyectos educativos para que otros estudiantes con discapacidades puedan estudiar con menos dificultades.

La radio, la animación y el periodismo son sus pasiones. “Por lo pronto, me gustaría insertarme en el campo laboral, amo mi carrera, me formé y estoy preparado para dar el primer paso”, concluye.

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