Cuidemos al armadillo como un amigo

Cuidemos al armadillo como un amigo

Hoy se celebra el Día Internacional del Armadillo para homenajear a este ser único y generar conciencia sobre la importancia de su protección. La situación en Tucumán.

Cuidemos al armadillo como un amigo

Miden entre 17 centímetros y un metro, pueden permanecer seis minutos sin respirar, duermen hasta 16 horas por día y, aunque algunos son más pequeños que otros, todos son adorables y posiblemente abrazables, casi como una mascota. Pero no lo son.

Todos alguna vez hemos oído del quirquincho, el tipo más famoso de armadillo. Tenemos una imagen en la mente y nos sorprende la peculiaridad de su caparazón. Sin saberlo, está presente en todos lados: en la escuela cuando aprendemos de animales, en las zonas más secas de la provincia, en alguna anécdota de un amigo que visitó el norte y degustó su carne y hasta en las notas de algún charango hecho con su caparazón.

En Tucumán habitan seis tipos diferentes de armadillos: quirquincho chico, quirquincho bola, quirquincho grande, mulita, gualacate y cabasú. Todos sufren, en mayor o menor medida, la presión de la acción humana, algunos por caza para consumo y otros porque son “rescatados” para volverse mascotas, aunque esté penado por ley. Hoy se celebra su día con el objetivo de hacer un homenaje a esta especie dotada de características tan particulares y promover la importancia de protegerla y evitar su extinción.

Vamos a conocerlo un poco

La palabra “armadillo” significa “pequeño con armadura” y hace referencia a la peculiar composición de este animal: posee placas óseas que cubren casi todo su cuerpo (cabeza, espalda, cola y piernas). Su armadura es su rasgo distintivo, puesto que son el único mamífero vivo que posee este tipo de protección. “Les gusta salir a la noche y son omnívoros; tienen una dieta muy variada: pueden comer desde raíces, frutos, insectos, lombrices, escarabajos, escorpiones hasta lagartijas o iguanas, si encuentran”, explica Diego Ortiz, biólogo y encargado de rehabilitación y reintroducción de especies en la Reserva Experimental de Horco Molle, dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales. “Frecuentan distintos ambientes, les gustan mucho los espacios secos, como la cuenca Tapia de Trancas, Choromoro, yendo a San Pedro de Colalao. Esas son las zonas que habitan y sería un ambiente muy importante para cuidar”, agrega. “Disfrutan de cavar huecos y meterse adentro. Hacen madrigueras, túneles y en su fondo duermen todo el día y salen de noche”, explica para terminar de describir a nuestros homenajeados hoy.

El armadillo en Tucumán

Como vemos, estos animalitos nacieron para vivir en un ambiente libre. ¿El problema? El hombre. “Al ser un animal de varias especies (hay 14 tipos diferentes en total), no se puede decir que están en peligro de extinción. Lo que sí o sí tenemos que marcar es que en general sufren una presión muy fuerte por parte del hombre: constantemente estamos destruyendo el hábitat donde viven, los agricultores los cazan porque hacen pozos, o se queman pastizales y ellos quedan atrapados y mueren. En el caso de los armadillos de Tucumán, no son animales de riesgo aún, pero existe una preocupación menor. El que está más cercano a la amenaza es el “bola”, mientras que a nivel país el tatú carreta ya está en peligro de extinción”, cuenta Pablo Aon, veterinario miembro del centro de rescate de la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la Provincia.

Antes de la pandemia se diseñó un plan de manejo de armadillos en la Reserva de Horco Molle (del que también participó Aon), pero con la llegada de la covid-19 debió suspenderse. “Contábamos con instalaciones y todos los medios para trabajar con la especie. Pudimos recabar experiencia en la cría y rehabilitación de individuos lastimados o improntados y los devolvimos a la naturaleza”, añade Ortiz. “De todos los que hay en la provincia, tres son los más afectados por el uso ilegal: el quirquincho grande, el chico y el bola. El año pasado, por la pandemia y la ausencia de ferias no hubo denuncias de venta o tenencia, pero este 2021 se empezó a mover bastante. Siempre tenemos dos o tres armadillos en recuperación -agrega Aon-; otro problema es que aparecen en zonas periurbanas, quizá a partir de la quema de pastizales o por la destrucción de hábitats”.

El rescate

La situación en la que los animales se recuperan suele ser grave. “En general llegan lastimados. Hace algunos días vino uno con un machetazo en el caparazón, por ejemplo. Tenés los dos extremos: el que llega flaco, lastimado, con garrapatas porque quizá convivió con animales domésticos (si, pueden contagiarse enfermedades de los perros o gatos), y por el otro lado está el que vivió mucho tiempo en una casa y está obeso. Como son bastante generalistas a la hora de comer, si le tirás un plato de fideos lo come, lo mismo con comidas con mucha grasa. En síntesis, no tener una dieta balanceada le genera o problemas de salud o deficiencias nutricionales. Y eso también se trata en la rehabilitación”, indica.

Denunciar

“Para tener sociedades humanas sanas tenemos que tener ecosistemas sanos, y eso significa convivir con ellos de una manera amable: sin contaminar ríos, sin tirar basura y sin extraer animales de la naturaleza”, concluye Ortiz.

Y sí, hoy, pandemia de por medio, entendemos la importancia de mantener los animales en sus ecosistemas.

Conocer lo perjudicial que es para ellos la vida doméstica no debe obligarnos a dejarlos a su merced o a soltarlos por culpa; su vida ya ha sido modificada y necesitan recuperar las herramientas que los hacen animales silvestres. Lo mejor que se puede hacer en caso de tener uno en casa o de haber visto alguno en condiciones deplorables o fuera de su hábitat, es denunciar. La captura, tenencia y venta de animales silvestres está prohibida mediante la ley provincial 6.292. Para dar información sobre avistajes o entregar para recuperación algún ejemplar, la Dirección General de Delitos Rurales y Ambientales posee habilitado un número de Whatsapp: 38156003999.

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