Hay que definir el uso que se le dará a la Perón

31 Julio 2021

El cerro está tan cerca que parece que se lo puede acariciar con solo estirar la mano. El verde natural se combina con el aire fresco (casi helado en invierno) que baja desde Horco Molle. Algunos eligen correr, otros se reúnen en grupos para luego desandar las sendas y las bicicletas aparecen por todos lados. Cuesta creer que muchas de esas personas que ahora lucen remeras “dry fit”, calzas y zapatillas estaban apenas un par de horas antes dentro de una oficina cumpliendo sus labores cotidianas. Pocas ciudades deben tener la maravillosa característica que define a Yerba Buena: estar recostada en un cerro yungueño que invita a a amigarse con la naturaleza mediante el ejercicio físico. Hoy, el epicentro de esta movida deportiva y recreativa es la avenida Presidente Perón. Pero reclama urgente la disposición de reglas claras.

Nació en la década del 90 como una alternativa a la avenida Aconquija para llegar al cerro. Además, logró unir dos extremos del Gran San Miguel (Horco Molle y Alderetes) a través de una misma vía. En aquel momento parecía exageradamente enorme, una especie de alfombra de concreto que se extendía entre los cañaverales y que terminaba al pie de la montaña.

El resto de la historia es conocido. De a poco el entorno comenzó a cambiar: los surcos fueron transformándose en countries, en barrios privados y en emprendimientos comerciales que albergaban bares y restaurantes. Yerba Buena estaba mutando: el movimiento residencial y recreativo que antes monopolizaba la Aconquija se fue trasladando a la Perón mientras que en aquella comenzaron a aparecer las sucursales bancarias, las oficinas de reparticiones públicas y las concesionarias. Según Claudia Gómez López, directora del Centro de Estudios del Territorio y Hábitat Popular de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, la Perón cumple hoy un rol estructurante en el Área Metropolitana de Tucumán. Y lo que hace tres décadas parecía una avenida exageradamente enorme hoy luce desbordada por los múltiples usos que se le da. No solo contiene el tráfico habitual de cualquier avenida, sino que también es recorrida por miles de ciclistas y corredores que la usan para entrenar. A eso hay que sumarle el aspecto recreativo: caminatas, picnics, paseos bares, restaurantes, etc.

Este mes, la Perón fue escenario de dos tragedias: una niña y un ciclista perdieron la vida en accidentes de tránsito. Estos hechos imponen la necesidad de pensar cambios. “El eje vial de la avenida es amplio y permitiría tranquilamente contar con un espacio para el uso exclusivo de las bicicletas. Los usos son variados y es bueno que así sea, pero es importante darles prioridad y seguridad a quienes utilizan movilidad activa, es decir peatones y ciclistas”, sostiene Inés González Alvo, investigadora y docente en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT.

Luego del accidente de esta semana, la Municipalidad de Yerba Buena anunció que entre La Hoya y la rotonda de Horco Molle delimitará una zona deportiva con espacios específicos para corredores (ya existe) y otro para ciclistas (será la novedad). Allí no se podrá estacionar y se limitará el tránsito vehicular. Tras la pandemia, la vida al aire libre adquirió otra relevancia. Y cualquier gestión que la promueva será siempre bienvenida. Lo importante es que no se trate de medidas aisladas, sino que estén estructuradas en un plan integral. Tampoco hay que desechar la propuesta del colectivo MetaBici: qué bueno sería que los chicos aprendan educación vial desde el prejardín.

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