Bienvenido 2023, no te esperaban

Bienvenido 2023, no te esperaban

En medio de tensiones y discusiones las fuerzas principales del oficialismo y de la oposición afrontarán las PASO. Una experiencia competitiva casi inédita tendrán los electores. La recuperación del buen humor, gran desafío.

Será un hecho inesperado que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias sirvan para lo que fueron creadas. A las PASO se las habían puesto en duda, pero este año darán lugar a un mayor involucramiento de la sociedad en la política, que tan devaluada venía.

Las internas son temidas por los dirigentes, aplaudidas por la sociedad en general y capitalizadas por las instituciones. La base que hoy tiene cada una de las fuerzas que disputarán algo en las PASO siempre ampliará la potencia de lo que hoy se vulgarizó con el nombre de espacio. Eso, hasta ahora, no había ocurrido.

En la lista del oficialismo apareció una figura que no estaba en el radar político. La gestión le fue haciendo crecer las alas y hoy Rossana Chahla vuela, en cualquier encuesta, mucho más alto que cualquiera. Un candidato que se hubiera armado, pensado o proyectado no hubiera tenido el consenso que -según los expertos que suelen caminar los senderos de la política comarcana- consiguió la ministra de Salud de la provincia.

Tiene una explicación. En estos tiempos de pandemia el miedo a la muerte y el terror que ha despertado el asesino invisible ha hecho que aquellos que están dedicados a cuidar la salud tomen preponderancia y credibilidad, precisamente, un adjetivo devaluado entre los dirigentes.

Una vacuna recibida es un agradecimiento. y un voto no deja de ser una recompensa para quien soluciona los problemas. Por eso los sondeos han puesto en el podio a Chahla. Ella encabezará la lista de diputados, pero en la nómina de senadores el número uno será el diputado saliente Pablo Yedlin, quien por los últimos acontecimientos podría ser un lastre. Yedlin comenzó siendo el gran candidato a ministro de Salud de la Nación y esta semana termina recibiendo -de carambola- los perjuicios de haber defendido la gestión de la vacuna rusa -y por añadidura afectado la de Pfizer-, tal cual quedó al descubierto el jueves pasado cuando el columnista Carlos Pagni le puso luz a una misiva del Gobierno nacional a los rusos. La carta de Cecilia Nicolini dejó a todos desnudos.

Es inevitable que en estas PASO el tema de la salud, de la pandemia y de las vacunas sean varios caballitos de batalla. Y el oficialismo se hizo un gol en contra al reconocer que hizo todo lo posible por favorecer a la vacuna rusa. A cambio recibirán el enojo de más de un millón de argentinos que se quedaron sin la segunda dosis y con el riesgo de enfermarse. Sólo por una negligencia que no priorizó la salud.

El coronavirus ha mostrado lo peor de las miserias humanas. También ha subrayado lo mejor de la ciencia. Lo mismo ha hecho con la política y los oficialismos se han llevado la peor parte. Los expertos en esta materia suelen repetir que es fácil revertir las imágenes positivas de los candidatos, pero, al revés, se vuelve dificultoso cambiar una tendencia negativa. Y en esto Manzur y Osvaldo Jaldo se parecen.

Por eso tanto el Gobernador como el vice corren riesgos en este 2021 atado a 2023. En noviembre de ese año, Jaldo aspira a colocar toda su osamenta sobre el sillón de Lucas Córdoba. Con el ojo puesto en ese objetivo, embiste como un búfalo enceguecido. No escucha muchas razones. Hasta sus oídos llegaron las ventajas de no competir. Menos contra Chahla. En primer lugar porque él no debería ser candidato: en el supuesto de perder por sólo un voto contra Chahla, eso le significaría irse a cuarteles de invierno.

Distinto hubiera sido el escenario si a la lista la hubiera encabezado su candidata a diputada Gladys Medina: Jaldo se encontraría más preservado de una eventual derrota que estando al frente de su propia tropa electoral.

No obstante, cualquiera sea el resultado de las reyertas, la interna fortalecerá el espacio oficialista.

Para el gobernador las elucubraciones son más sencillas. Al no tener reelección, a Manzur le cabe o tener un sueño nacional o mantener los pies en la tierra y postularse como senador suplente (cosa que hizo) lo que le permitirá despedirse de 2023 con una banca senatorial y con sus pasiones oníricas intactas.

Según lo hizo saber la Casa de Gobierno, los 41 puntos que le adjudican las encuestas al peronismo le da tranquilidad. Pero no la suficiente. Es que los 37 dígitos que cosecha la oposición los obliga –tanto a Jaldo como a Manzur- a mirar con un ojo la interna propia y con el otro, la ajena.

Por otra parte, si esos números iniciales se mantuvieran, florece otra oportunidad más para Jaldo porque cuanto más ajustados estén los números en el oficialismo, el vicegobernador podría ser más necesario.

En la granja de Horacio

Cuando todavía Horacio Rodríguez Larreta era una simple figura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un importante referente nacional le preguntó a un hombre de PRO: ¿Qué necesitás que hagamos desde aquí? “Nada” fue la respuesta. “Cuando menos se metan en nuestra interna, mejor”, fue la acotación del tucumano. Rodríguez Larreta ahora se ha convertido en un referente nacional que sueña con llegar a la Casa Rosada. Y, entre algunas de sus certezas, está esa que dice que la única forma llegar es ampliando la base de sustentación. Para ello no duda en sumar a quien haga falta. Exactamente lo contrario de lo que hizo en su momento Mauricio Macri, que le cerró con candado las puertas al peronismo. Con ese objetivo Rodríguez Larreta se metió en Tucumán, se salió con la suya, y estacionó en el corral de Juntos por el Cambio la carreta que empujan Beatriz Ávila y su esposo Germán Alfaro. No les hizo ninguna gracia a los radicales que competirán contra el matrimonio de la diputada, del intendente y de un primo del mismo apellido.

El que se quema con leche, ve una vaca y llora, repiten en la estancia amarilla. “Si ya nos abandonaron una vez, ¿por qué no lo volverán a hacer?”, argumentan, mientras limpian las armas para la batalla.

Cuando estas líneas llenaban la pantalla en blanco de la computadora, los radicales les ponían los nombres a sus listas. Al no lograr la unidad, quedaron en un rincón Silvia Elías de Pérez (se postulará a diputada) con José Cano (buscará el Senado) que mezclaron en sus listas a PRO (Alberto Colombres Garmendia) y a la Coalición Cívica (Sandra Manzone irá en la lista de senadores). En el otro rincón estarán los intendentes Mariano Campero y Roberto Sánchez y los bisoños de CREO, que se probarán la remera de la renovación. En el centro del ring ya estaban parados los tres Alfaro junto a PRO.

De qué van a hablar

Así como Juntos por el Cambio no podrá evitar estar atento a lo que pasa en el oficialismo y viceversa, en la provincia nadie estará ajeno a lo que se dice y dirime en el resto del país, especialmente en Buenos Aires y en CABA. Allí discutirán sobre la pandemia, sobre su administración y sobre las vacunas. Será imposible evitar temas como la economía, que incluye inflación, dólar e impuestos. De esas cosas se hablará principalmente. La desocupación y la pobreza también se colarán en los debates y, aunque parezca increíble, todos esos tópicos van a dejar en un segundo plano la inseguridad. Así especulan los que ya están armando las estrategias electorales. La grieta no se ausentará pero, ante el exilio suizo obligado y el paso atrás dado en la interna por Mauricio Macri, la tensión mayor estaría entre los que le dicen “sí” a Cristina y los que le dicen “no”. No habrá una pulseada Cristina vs. Macri, como se venía gestando.

Paralelamente, el voto joven que siempre fue disruptivo, rebelde y hasta inesperado se ha acostumbrado a acodarse en la barra de los boliches kirchneristas antes que en las estructuradas casas de la izquierda, como lo hizo históricamente. Esto es una sirena de alerta que viene sonando hace tiempo y que antes que tarde va a tener que hacer un profundo replanteo a este sector político y social. Algo que ya ha comenzado a ocurrir en otras geografías del otro lado del Océano Atlántico.

Atento a ese discurso es que se ha instalado el Frente Grande de José Vitar, que se ha achicado esta semana al no lograr limar asperezas con los Libres del Sur de Federico Masso. Les faltó horas de charla a ambos dirigentes. Vitar, no obstante, será una piedra en el zapato de la campaña manzurista que pretende hacer gala de las obras que promueven desde la Nación y que la avidez empresaria tucumana se preocupa de defender sin ver los obstáculos a los que invita la transparencia.

El sistema y la gente

Hasta aquí una mirada benévola con los candidatos. Pero supongamos que Jaldo termine integrando la lista oficial que surgirá después del resultado de las PASO. En esa hipótesis todos deberán trabajar en paz y armonía en pos del triunfo en noviembre. Algo difícil cuando vienen tirándose con munición gruesa. Pero ello también implica que el vicegobernador estaría haciendo todo en favor del mismísimo Yedlin, quien aparentemente viene asomando como el sucesor de Manzur y por lo tanto sería el principal competidor en los comicios a gobernador de 2023. “Cosas veredes Sancho…”, diría Don Quijote.

Y, en la oposición pasaría algo parecido. A muchos radicales les cuesta proyectar que si a Alfaro y señora y primo les fuera mal en las elecciones de las PASO, estos se pondrían a trabajar a brazo partido por los radicales triunfantes en las simultáneas abiertas. Y los radicales también estarían en las mismas. No hay que olvidar que en el acuerdo de Juntos por el cambio el que gana se lleva todo o casi todo.

Hay también quienes se verán en figurillas si se dan algunos resultados y se pretende ser fiel a la Ley de Paridad de Género. Por ejemplo, si Jaldo lograra una excelente elección que evitara que el manzurismo le saque el doble de votos. En esas circunstancias, Chahla ocuparía el primer lugar para las listas de noviembre y Jaldo debería ir segundo. Como seguramente -y tal a como nos tiene acostumbrados- su postulación será testimonial, su lugar sería para Gladys Medina, que va en segundo término en la lista de diputados de las PASO. Pero, como existe aquella Ley de Paridad de Género, si hay una mujer en primer término (Chahla en esta suposición), el segundo término de la lista general debería ser para un hombre. Como no sería Jaldo dada su eventual testimonialidad, le correspondería el lugar al legislador Roque Alvarez. Ya no hay corrimientos como en otras elecciones. En cambio, para los senadores de la minoría, sí los hay.

Y en el laboratorio elecotral hay más: si la lista se oficializara antes de una supuesta renuncia de Jaldo, ya la nómina sería del Frente de Todos y el hombre que supliría al vicegobernador ya no sería Alvarez sino el manzurista Alejandro Melo. Pero estas aliquimias dependerán de los infaltables planteos judiciales.

Por cierto, nada de esto pasa por los escenarios electorales que baraja Jaldo: él -y así lo declara- se ha lanzado para alzarse con la victoria.

Las PASO prometen ser históricas. Son un gran sistema hecho para revisar artimañas de antaño, pero por más excelencia que tenga este sistema no puede corregir las mezquindades, los egocentrismos y las pequeñeces humanas.

La risa no es candidata

La actividad social “me obligó a escuchar qué era lo que preocupaba a la gente en lugar de limitarme a pensar en abstracto sobre ello. Tuve que pedir a desconocidos que se uniesen a otros desconocidos y a mí en proyectos de la vida real: arreglar un parque, retirar el amianto de unas viviendas protegidas o empezar un programa de actividades extraescolares. Experimenté el fracaso y aprendí a poner buena cara para animar a quienes habían depositado su confianza en mí. En otras palabras maduré. Y recuperé el buen humor”. Esta reflexión no es de ninguno de los candidatos. Tampoco de los punteros que suele funcionar a tiro de billetera. Son palabras de la página 17 de la autobiografía de Barack Obama (editorial Debate)

Ese es el verdadero desafío de estos comicios para los políticos y para los electores. Hay un hartazgo respecto de que lo único que vale es la idea de ganar en pos de la destrucción del otro. Parece que no importan los proyectos comunes ni los ideales. Sólo destruir. No es una habilidad exclusiva de los dirigentes: es una creación de la sociedad. Los comicios abren una oportunidad para que todos puedan sonreír.

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