Menos del 30% de los alumnos egresa en el tiempo estipulado de la carrera

Menos del 30% de los alumnos egresa en el tiempo estipulado de la carrera

Dos decanos y una pedagoga acercan sus aportes para mejorar el rendimiento académico.

En Medicina el 40% se recibe a los siete años
Mateo Martínez
Decano de la Facultad de Medicina de la UNT

Un análisis sobre la duración de la carrera de médico realizada en 2019 consiga que el 40% de los estudiantes en la Facultad de Medicina de la UNT se recibe a los siete años de iniciado sus estudios. El 70% lo hace a los nueve años y el resto, antes de los 12 . La estadística sobre 1.600 estudiantes de los últimos 10 años concluye con un promedio de 7.05  años durante el cual se obtiene un médico preparado para atender la salud de la población en Tucumán.

El avance de los conocimientos científicos y técnicos lleva a que los programas queden desfasados en el tiempo. El año pasado la Facultad de Medicina cambió su plan de estudio para hacer más ágil la carrera. “En el plan vigente tenemos un cuello de botella en 5° año que retrasa a los alumnos. El año pasado aprobamos nuestro nuevo plan de estudio y ahora estamos esperando la respuesta de CONEAU para que nos autorice a aplicarlo”, señala el decano de Medicina Mateo Martínez.

“Corregimos algunos defectos que tenía el plan anterior como por ejemplo ese cuello de botella de 5° año, hicimos el régimen de correlativas un poco más flexible y se redujo el número de exámenes que el alumno debe rendir. Con todo ello esperamos que el estudiante pueda progresar un poco más rápido en la carrera”, señala.

Ingreso: sin examen

Según la evaluación institucional de 2019, Medicina tiene una alta tasa de graduación. Sobre 2.382 graduados que produjo la UNT en 2018 Medicina obtuvo 280. No hay muchos abandonos de la carrera a pesar de que es exigente. “El examen de ingreso de alguna manera selecciona a las personas que tienen aptitudes adecuadas para cursar una carrera, como la de Medicina, que es una carrera con riesgo social”, observa.

Pero a partir del año próximo no habrá examen de ingreso ni tampoco cupo en la Facultad de Medicina. Los alumnos ingresantes tendrán la obligación de realizar un curso obligatorio de ambientación universitaria. Será virtual y gratuito.

La crisis mundial

“En todo el mundo la pandemia ha generado una crisis academia mundial, en todos los estratos educativos. Los modos de enseñar Medicina no son virtuales sino eminentemente presencial, y más de la mitad de los aprendizajes se transmiten en los hospitales que hoy son el campo de batalla de la lucha antipandemia”, señala el doctor Martínez. Es decir, a causa de la pandemia los espacios para el estudio de la Medicina están reducidos.

“Un autor que yo sigo mucho, Francesc Pedró señala tres fenómenos de la pandemia: las universidades pierden alumnos, los estudiantes pierden aprendizajes y se intensifica la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen. Esto está impactando de lleno en nuestro cupo protegido, que es la carrera del Valle Calchaquí”, advierte. Sin embargo le alivia saber que en pocos días varios alumnos de esa zona se recibirán de médico para trabajar para su comunidad.

“Es necesario articular mejor con la secundaria”
Marta Vistalli
Pedagoga, jubilada

La falta de una adecuada articulación entre el nivel secundario y los estudios superiores es uno de los primeros escollos que observa la pedagoga Marta Vistalli para el avance de los alumnos en sus carreras. Entre la diversidad de problemas existentes, Vistalli pone en primer lugar la necesidad de que vuelva a articularse el nivel secundario con la universidad. Esto es útil para “continuar y profundizar actividades orientadas a ofrecer información exhaustiva sobre la variada oferta de carreras universitarias, como también sobre la  organización y  formas de estudio propias de la universidad. Esto ayudaría al ingresante  en su elección vocacional y podría prevenir  cambios de carrera, fracasos y hasta abandonos por ingresar, sin ayuda previa, a un universo totalmente desconocido”, señala.

“En los primeros años, por ejemplo, suelen presentarse dificultades en la comprensión de los contenidos. Cada carrera tiene lenguajes técnicos específicos, modos de pensamiento, estilos particulares de formular y abordar  problemas. Los alumnos se encuentran con textos que, para un principiante, son difíciles de comprender”, observa.

Los alumnos universitarios “generalmente no reciben ayuda pedagógica para  al menos sus primeros contactos con fuentes de información de carácter académico. Esto puede convertirse en un primer escollo”, advierte la ex secretaria académica de las facultades de Filosofía y Letras y de Derecho  y docente de cursos de postgrado.

Como facilitación del aprendizaje, Vistalli rescata la propuesta de Paula Carlino de incorporar procesos de “alfabetización académica” que consisten en enseñar no solamente los contenidos del programa sino también estrategias para ayudar a los alumnos a entender sus lógicas, modos de razonamiento y argumentación, códigos implícitos, entre otros. “Se trata de enseñar y al mismo tiempo ayudar a aprender”, dice.

Por otra parte, “hay materias cuya cursada resulta “pesada” para los estudiantes -dice-, no llegan a tiempo con las exigencias previstas y fracasan en los exámenes. Esto los atrasa, muchas veces los desmotiva y van quedando atrás”.

Para los estudiantes que trabajan, tienen hijos, familiares de los que se hacen cargo, entre otras cuestiones de la vida cotidiana, es más dificultoso seguir el ritmo que impone el plan de estudios. Aprender requiere esfuerzo y tiempo que en ocasiones no tienen y por lo tanto avanzan a su ritmo, lo que lentifica la finalización de sus estudios, señala la especialista.

Vistalli no pasa por alto que existen factores que generan muchas controversias y tensiones institucionales pero que pueden ayudar al alumno como: la flexibilización de las normas de cursada (eliminación de correlatividades y prórroga de regularidades. Pero algo que sin duda extiende la duración de las carreras es el fracaso en los exámenes y el fenómeno del ausentismo, “que se ha hecho muy relevante en los últimos años”, señala.

La evaluación para Vistalli es esencial: “una de las funciones además de dar cuenta de los aprendizajes logrados es la de promover y acreditar estudios. Si la enseñanza está centrada en modelos tradicionales, que enfatizan en la cantidad de contenidos y en su reproducción/repetición, los estudiantes se ven obligados a estudiar de memoria. Si, en cambio, el enfoque se centra en enseñar lo esencial de la materia, apostando a la calidad, comprensión y uso de la información, estarán desafiando la inteligencia de los estudiantes y tendrán más posibilidades de despertar el deseo de aprender y mejorar su trayectoria académica”, concluye.

“Se ven más estudiantes que ahora trabajan”
Eduardo Martel
Vicedecano Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT

“Las nuevas generaciones viven la etapa universitaria como una etapa más de su vida, en la que no necesariamente están dispuestos a resignar otro tipo de vivencias, ni imponerse rutinas de estudio estrictas. Sin sentimiento de culpa y adecuándose a la convivencia familiar, se puede estirar la duración de las etapas clásicas y la adolescencia se extiende, junto con los estudios universitarios, hasta entrar en los 30 años”, percibe Eduardo Martel, vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT.

Pero hay un problema que preocupa más a Martel, y es el hecho de que muchos alumnos deben trabajar para poder costearse sus estudios.  “Aunque la UNT no es paga, hay estudiantes que por necesidad o no, buscan disponer de recursos económicos propios, tener un cierto grado de independencia. Para ello reparten su tiempo entre el estudio y alguna ocupación, que puede tener que ver o no con su carrera”, explica el vicedecano.

En la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT los alumnos se reciben al séptimo u octavo año, cuando la duración teórica de las carreras es entre cinco y seis años, señala.

De todos modos, “ni la formación ni el training con que llegan los estudiantes de la primaria y secundaria suele ser suficiente para encarar los estudios universitarios sin tropiezos ni retrasos en los primeros años. Les puede llevar de uno a varios semestres adquirir prácticas y habilidades de estudio y ponerse al día en conocimientos para generar la base adecuada que les permita transitar la etapa universitaria”, dice el docente.

Hacia una educación a distancia

La irrupción de la pandemia en el sistema educativo provocó una respuesta global inmediata que consistió en la llamada Educación Remota de Emergencia ERE. “Ahora vamos evolucionando en camino a lo que se entiende como una verdadera Educación a Distancia. En nuestra facultad todavía no tenemos suficiente evidencia de los efectos duraderos de la pandemia, se han detectado efectos negativos pero también otros positivos. Si bien los trastornos personales, familiares y socio-económicos en general han provocado que numerosos estudiantes hayan debido suspender o retrasar sus estudios, también hemos observado que muchos han retomado los estudios”, advierte.

Nuevo plan de estudios

Los planes de estudio de la facultad de Ciencias Exactas y Tecnología están siendo adecuados a los nuevos estándares fijados por Coneau. Para somerterse a un proceso de acreditación la facultad ha tomado nota de cambios de paradigmas que Martel resume como “una formación centrada en el estudiante”. “El foco deja de estar solamente en los contenidos, sino que integra las competencias, entendidas como habilidades necesarias a adquirir y desarrollar como parte de su formación profesional”, explica.

También se prevén títulos intermedios. Esto daría la opción de trayectos más cortos, salidas laborales más directas y mayor agilidad a la hora de activar/desactivar trayectos curriculares mas versátiles, afirma.

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