BUENOS AIRES.- La Justicia condenó ayer a 22 años de prisión a Adrián Sommaruga, por el secuestro y la mutilación de Ariel Strajman, en octubre de 2002. El condenado, considerado líder de la "Banda de los patovicas", fue hallado responsable de los delitos de secuestro extorsivo agravado por el cobro de una suma de dinero como rescate, lesiones leves y graves, acopio de armas, encubrimiento y tenencia ilegítima de DNI ajeno. La querella había pedido 37 años y medio de cárcel para el principal sospechoso, mientras la Fiscalía había reclamado 30. De los otros imputados, seis recibieron penas que van de los 16 a los 5 años y dos fueron absueltos por el tribunal.
Acompañando a la familia Strajman estuvieron presentes varios padres de víctimas de la violencia y el secuestro. Entre ellos, Juan Carlos Blumberg, padre de Axel, quien fue asesinado tras ser secuestrado en marzo pasado, y las Madres del Dolor Elsa Schenone y Marta Canillas.
Durante la mañana, Sommaruga había insistido en su pedido de disculpas a Strajman, quien no pudo soportar la situación y se retiró de la sala muy conmocionado. "Mi arrepentimiento es sincero y real. Entiendo el daño físico y psíquico que sufrió. Me solidarizo con él. Con las lesiones y la amputación, no tengo nada que ver", dijo Sommaruga.
Strajman se mostró decepcionado con las condenas. "Si alguien dijo alguna vez que le cortaron las piernas, a mí me cortaron el corazón, la cabeza, todo?", dijo. Strajman comentó también que esperaba penas mucho más duras. Pero que no fueron posibles debido a que no se contempló el agravante de la discriminación social. "Yo quería la pena de muerte, y de pena de muerte a 22 años hay un abismo", afirmó. El muchacho hizo referencia de esa forma a los insultos que recibía de parte de los secuestradores por profesar la religión judía. Con respecto a su futuro en el país, Ariel comentó: "esto es como una incitación a que uno se vaya". "¿Quién me garantiza la vida?", concluyó.
Terrible narración
Los momentos más tensos del juicio fueron el relato de la víctima sobre la amputación de su dedo y cuando, por error, se exhibió en pantalla de video el meñique de la mano derecha.Strajman contó el momento más macabro de su cautiverio. Narró cómo lo insultaron y lo quemaron con cigarrillos y con la llama de un encendedor en la boca y el pecho. "Uno me dijo: ?dame la mano?, y empezó a golpearla con algo que no era un martillito, parecía una maza", contó aclarando que estaba vendado, amordazado y sin anestesia. "Si bien uno solo hizo el corte, todos los que estaban ahí ayudaron. Había varios, cinco o seis personas. Uno me agarraba de una mano, otro de la otra, uno de una pierna y otro de la otra y el quinto me cortaba el dedo, supongo que con una pinza", explicó. (DyN-Télam)