River y Boca quedaron bajo una clásica presión en la Libertadores

River y Boca quedaron bajo una clásica presión en la Libertadores

Los dos equipos están obligados a ganar para avanzar a cuartos, y así poder enfrentarse.

VOLVERÁN A VERSE. Diego González (con la pelota) y Hulk (observando) estarán en la revancha. cabj VOLVERÁN A VERSE. Diego González (con la pelota) y Hulk (observando) estarán en la revancha. cabj

Bajo la espada de Damocles. Así quedaron River Plate y Boca Juniors tras su regreso a la acción y en la antesala de que su suerte quede sellada en la Copa Libertadores.

La leyenda del filósofo romano Cicerón aplica con exactitud al presente de los dos grandes del fútbol argentino después de sus respectivos empates en condición de local en la ida de los octavos de final.

Traducido: una eliminación tempranísima en la Libertadores -algo así como el fuego de Prometeo para los dos clubes, siguiendo en la línea de los mitos clásicos- es la espada que pende de un hilo sobre sus cabezas.

La expectativa es mucha: si la semana próxima ambos o uno de ellos prueban el frío metal a manos de Argentinos Juniors y/o Atlético Mineiro, se frustrará el hipotético plato fuerte de cuartos: un nuevo mata-mata superclásico, el tercero en las últimas cuatro ediciones.

Para River, la noche del miércoles en el Monumental no fue totalmente de terror pese al frío y la llovizna pertinaz sólo porque el equipo de Marcelo Gallardo tuvo una media hora inicial prometedora ante un Argentinos Juniors durísimo de roer.

VA DE NUEVO. Elías Gómez y Nicolás De la Cruz lucharon el miércoles, y lo seguirán haciendo. carp VA DE NUEVO. Elías Gómez y Nicolás De la Cruz lucharon el miércoles, y lo seguirán haciendo. carp

El “Millonario” pagó nuevamente por su falta de eficacia. Además, el 1-1 reflejó de forma patente sus problemas crónicos a la hora de defender la vía aérea. Y su segundo tiempo fue para el olvido, sin soluciones desde el banco.

Más allá de los habituales atenuantes de principio de temporada, el conjunto del “Muñeco” lució mucho más cerca del que dependió de un milagro para clasificar (estuvo a un gol de Junior de quedar eliminado en primera ronda), que de aquellos que animaron noches mágicas en los últimos siete años y medio.

Ante Colón, el domingo por el torneo de Liga Profesional, quizás Gallardo apueste por doblar la ración de fútbol de un equipo que por errores organizativos fue privado de disputar amistosos serios de pretemporada.

Gabriel Milito da en la tecla cada vez que se mide a la “Banda Roja”. Y el “Bicho” buscará sacar provecho de las dimensiones reducidas de su campo para neutralizar las buenas intenciones de River, con la inestimable ventaja de que el empate a cero lo meterá en la siguiente ronda.

Por su parte, Boca al menos tendrá que patear al arco en Belo Horizonte para doblegar a un Atlético Mineiro que el martes entendió que el 0-0 era negocio en La Bombonera.

El “Xeneize”, que hoy visita a Unión con suplentes, no quedó tan mal perfilado de cara a la revancha. En parte porque no encajó ningún gol, en parte porque se mostró como un equipo compacto y solidario (aunque sin luces ni generación de juego).

Fue raro verlo sin Carlos Tevez y también sin líderes que coparan la parada en el “affaire” del gol anulado por el empujón “fantasma” de Norberto Briasco. En Brasil, una corrida de Sebastián Villa o Cristian Pavón podría valer la sobrevivencia de Miguel Russo en el banquillo y de Boca en el torneo.

Hay gente que cree ver la mano de Diego Maradona en los recientes títulos de las selecciones de Argentina y de Italia. Ni pensar lo que se dirá la semana próxima si pasan Boca y Argentinos.

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