En la grieta, unir para polarizar

En la grieta, unir para polarizar

Wado de Pedro y Juan Manzur. Wado de Pedro y Juan Manzur.

Que el país está agrietado no es novedad; cualquier suceso, frase o gesto sirve para ser interpretado, evaluado, calificado -o descalificado- y para, básicamente, dividir o fracturar tratando de imponer relatos interesados. La sociedad está formateada así, la vienen construyendo -o desconstruyendo- para la consolidación de una suerte de bipartidismo pero con un nuevo molde, donde los ruidosos fanatizados de cada extremo resultan ser los que le dan visibilidad a cada espacio, algunos con más resentimiento -y hasta odio, por qué no decirlo-, o bien con diferencias políticas o ideológicas; los más razonables estos últimos, claro.

Esa grieta se viene usufructuando en las últimas votaciones, y en este tiempo de próximos comicios no será la excepción: los principales referentes políticos le darán un lugar preponderante en las estrategias electorales al agretismo. No pueden, en términos pragmáticos, desaprovechar este espíritu anti cualquier cosa que invade y que contamina el clima social y que derivará políticamente en una polarización extrema en las elecciones, tanto a nivel nacional como provincial. El país se dividirá. Y con un condimento extra que nadie descuida y del que no se habla públicamente porque puede irritar al ciudadano: este año los votos indirectamente van a dirimir los liderazgos internos a futuro (de oficialistas y de opositores). Harán surgir a los eventuales conductores hacia 2023, por lo menos es lo que se entenderá en las mesas reducidas de poder: el más votado, el elegido, el que gane; ese deberá ser el jefe natural del espacio.

Si la polarización será la vedette, entonces aquel que encabece o conduzca cada espacio será quien obtendrá los beneficios políticos directos; sólo en ese marco deben entenderse las luchas intestinas en cada espacio político provincial, en el Frente de Todos y en el de Juntos por el Cambio. La pelea en cada grupo, en síntesis, será por tratar de instalarse al frente de la lista que competirá finalmente en las generales del 14 de noviembre. En ese momento, el agrietismo hará lo suyo y revelará cuánto porcentaje tiene cada uno y qué tendrán que hacer en dos años, hasta el 23, para mejorar la performance electoral para disputarse la gobernación provincial. Fuerza Republicana puede resultar la víctima electoral de la polarización, ya que le será complicado pararse sobre la grieta y constituirse en una tercera vía alternativa. Todo dependerá de lo que puede hacer el bussismo y de lo efectivos que puedan ser desde cada lado de las coaliciones, oficialista y opositora, para polarizar.

En la oposición se observa con más claridad esta situación de disputa interna, porque los referentes de cada partido que componen Juntos por el Cambio saben que lo primero y fundamental será ganar las primarias abiertas y ponerse al frente de las candidaturas en la boleta opositora; ya que las caras visibles de la lista -o los que juegan desde atrás- serán los eventuales conductores del frente en adelante. Será clave en este aspecto el proceso polarizador, más allá de que luego de las PASO no todos jueguen con la misma intensidad, convicción, generosidad y desprendimiento. En las urnas influirá el cansancio, el hartazgo o el malestar social con la gestión peronista que se visibiliza en proporciones, como ocurrió el viernes. Esa franja de indignados  de la sociedad necesita un espacio para canalizar su mensaje de bronca, fastidio, resentimiento u odio, etc. en contra del oficialismo. Juntos por el Cambio, tratará de capitalizarlo; FR también.

Para conseguirlo, en “Juntos”, primero tienen que mostrarse unidos, competir en una interna y demostrar que pueden ser una oposición seria. En estos días, con dificultades y a los tropiezos, principalmente por las desconfianzas entre dirigentes, vienen yendo y viviendo en discusiones para cerrar un acuerdo conjunto. Por lo menos se han puesto de acuerdo en el nombre de la alianza: Juntos por el Cambio -aunque se pretendió que tuviese otro-,  también en los responsables económicos y en la sede oficial: el local de la Coalición Cívica, en Crisóstomo Álvarez al 900.

Resta resolver quién será el apoderado, y allí hay alguna traba porque hay varios nombres en danza aunque el que más chances tiene es un “veterano” de estas lides, el radical Daniel Ponce. Además, falta acordar el sistema electoral que se aplicará en la interna abierta, si será con el sistema proporcional D’Hont o con el sistema Sáenz Peña, de mayoría y minoría, con un 70/30, o 75/25, o 60/40; tanto para postulantes a senadores y para diputados.

En esa línea de la polarización y del agrietismo la sociedad buscará la mejor alternativa para exteriorizar su rechazo al oficialismo, por lo que la única opción que le queda al que quiera ser la cara visible y liderar el espacio opositor en Tucumán es triunfar en las PASO, para luego ser bendecido mayoritariamente. No hay otra. Se debe apostar a ganar.

Aquellos que quieran mostrarse, aparecer por primera vez, “medirse” electoralmente y presentarse en sociedad tienen una excelente ocasión para aprovecharla. Los que quieran jugar en grande, teniendo en cuenta el escenario que se les presenta, sólo pueden aspirar a ganar; perder no es opción. La derrota en la interna puede significar quedar fuera de carrera en el camino hacia 2023.

No hay dos sin tres

Tres listas pueden verse hoy por hoy en la foto de los Juntos: 1)- la de José Cano y Silvia Elías de Pérez, 2)- la de Mariano Campero, Roberto Sánchez y Sebastián Murga (CREO), 3)- la del PJS (Alfaro) con el PRO (Ramiro Beti). Y tal vez se sumen como cuarta alternativa los de Republicanos Unidos, de López Murphy.

¿Se pueden unir las dos expresiones radicales? Faltan días para cerrar las listas, debería haber negociaciones a contrarreloj, pero entre ellos hay diferencias que vienen de hace rato y que son personales, metodológicas e ideológicas. Podrían juntarse con la excusa de que el PRO a nivel nacional le está disputando espacios a los radicales -caso Buenos Aires, donde la UCR enfrenta a Facundo Manes con Diego Santilli- y de que la UCR debe dejar se ser furgón de cola del macrismo.

En Tucumán, el PRO se asocia al partido del jefe municipal, en parte por intermediación de Pablo Walter, amigo de Alfaro, quien es un operador de Patricia Bullrich en el armado del PRO en el interior del país. Alfaro, además, tiene un excelente contacto con Rodríguez Larreta. Otra para tener en cuenta: el jefe capitalino habló hace pocos días con dirigentes de Apronor, grupo que suele enfrentar las políticas agropecuarias del Gobierno nacional saliendo a las rutas. Con un detalle más, serían un desprendimiento de la Sociedad Rural, y por extensión no estarían con CREO.

Hay que ver el final de esa película en este proceso interno de Juntos por el Cambio, tanto sobre si hay una sociedad radical -por de pronto desde el comité nacional los “juntaron” poniendo cointerventores, uno de cada lado, Lucho Argañaraz y Pablo Macchiarola- o ver con qué sector interno se va “el campo”. Lo seguro es que Cano y Alfaro no irán juntos, tienen demasiadas diferencias y ambos quieren el primer cargo de senador.

Un hecho que resulta significativo en este trámite opositor es la decisión de Alfaro de participar en las primarias de Juntos por el Cambio; algo que alteró no sólo a la oposición sino también al Gobierno provincial, donde apostaron a la fragmentación opositora y a que el PJS saliera solo. Con esta movida, el alfarismo dice que no lo maneja el PE, ni que actúa a su conveniencia. Sin embargo, la jugada del intendente es de riesgo: se supone que el mensaje que trasunta es que entra confiado a disputar en la primaria de Juntos porque cree en que puede ganar a los radicales, divididos entre ellos y con algunos jugando en su propia estructura.

Del lado del “canismo” también hay confianza. Sugieren que Alfaro se va a llevar una sorpresa en las primarias, sosteniéndose en encuestas que manejan y en historias recientes de votaciones. Básicamente, estiman que el grueso del voto radical se irá con ellos a la vez que entienden que en una votación la estructura territorial no es totalmente definitiva en materia de sufragios.

Nada está dicho, entre hoy y mañana seguirán las negociaciones entre los representantes de los partidos de la coalición, porque la intención es inscribir el martes el frente en la Junta Electoral Nacional. En el medio, también debe resolverse “expresamente” si se le cierra la puerta a FR, porque hay un planteo del camperismo para que se decida si se lo invita a sumarse. Sólo si hay unanimidad, han planteado desde el PRO; lo que, frente la división interna sobre la aceptación del bussismo, implica que esa puerta está más cerca de cerrarse.

Los agrietados del oficialismo

¿Y en el oficialismo? También vale lo de la polarización, el agrietismo y demás; pero con el agregado de que la división allí es entre los propios peronistas: manzuristas versus jaldistas, y de que están enfrentados también por el liderazgo a largo plazo. Unidos se potencian, divididos no se sabe qué impacto electoral puede tener la eventual fractura o la presentación de listas separadas.

Jaldo, a esta altura, sólo aspira a que le den el segundo lugar de diputada nacional a Gladys Medina, la esposa de Darío Monteros, para sacarle tensión al conflicto interno; caso contrario va a tener que insistir con presentar su frente electoral para competir en las PASO y enfrentar al Frente de Todos. La intención sería presentar una coalición integrada por el Frente Pueblo Unido (presidido por Leandro Parajón), el Partido Solidario (de Carlos Heller) y Acuerdo Federal (Tulio Caponio). De cualquier forma, la apuesta máxima del jaldismo es que desde el PJ nacional o desde el Gobierno nacional se impulse una intermediación y se fomente un acuerdo.

El viernes, en un breve encuentro con Wado De Pedro en la casa Histórica, el vicegobernador cruzó unas palabras con el ministro del Interior. Palabras más, palabras menos, según testigos, “Wado” le habría deslizado que era necesario ir juntos. La imagen de De Pedro viendo el saludo de puños entre las dos figuras políticas es significativa.

Sin embargo, desde el lado de Manzur no quieren saber nada con Jaldo, por ahora; no sólo por las diferencias políticas y por el conflicto de los contratados -de un lado y del otro- sino porque en Casa de Gobierno dicen que el vicegobernador mide poco en las encuestas. Solo seis puntos; según una voz, si sale solo. Insisten con los cuatro candidatos lanzados a rodar: Pablo Yedlin y Sandra Mendoza (senadores) y Rossana Chahla y Marcelo Santillan. La ministra de Salud dijo que estará donde el gobernador le diga, y por ahora no le dijo nada, al parecer.

En el oficialismo entienden que con Santillán llenan el cupo kirchnerista en la boleta. La pregunta es si Cristina lo pidió o si tiene algún planteo para la banca senatorial. De hecho, Manzur, con dos candidatos propios en la Cámara Alta puede negociar con la vicepresidenta en otros términos o tratar de acercarse para seguir limando asperezas, aunque hay que ver si la ex jefa de Estado no le tiene algún pedido reservado.

Lo seguro, es que el Frente de Todos será presentado el martes y estará integrado por el PJ, Partido de la Victoria, Frente Renovador, Frente Grande, Partido del Trabajo y la Equidad.

Si la polarización marcará los rumbos electorales y si Juntos por el Cambio sale unido como se comentó, habría que ver de qué manera puede repercutir esta realidad en el Gobierno; si la grieta seguirá imponiéndose o si hay que esperar otro tipo de desenlace.

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