Cartas de lectores IV: 9 de julio: principio de orden

Cartas de lectores IV: 9 de julio: principio de orden

09 Julio 2021

La historia, algunas veces, parece lenta o se desenvuelve, como se dice, a “a paso de tortuga”. Hay acontecimientos, en cambio, que la aceleran y la historia, convulsivamente, se dinamiza en horas y minutos. Y uno de los “aceleradores” del proceso de la independencia de 1816 fue la derrota de Napoleón y la reposición, en el trono, de Fernando VII donde España se lanza a recuperar sus colonias. Sólo las Provincias Unidas del Río de la Plata se mantenían en pie. La cuestión de la independencia, entonces, quedó colocada en la agenda de todos los sectores de la sociedad. ¿Razones? El poder económico real pertenecía a los sectores comerciales hispanos criollos. Y la jerarquía burocrática de virreyes, gobernadores y capitanías generales, lejos de España, solo podían arbitrar y oscilar entre esos intereses y los de la metrópoli. Los movimientos de la independencia buscaban el disfrute del estado propio. Las vacilaciones de algunos sectores responden a que esperaban de España una suficiente autonomía para sus colonias. La forma del estado, monarquía o república, no les preocupaba demasiado y es lo que explica que durante muchos años se siguiera jurando fidelidad al rey de España. El empecinamiento español por retornar al estado anterior es lo que llevó a la proclamación de la independencia. Tuvo como objetivo, en términos generales, establecer el trato directo con Europa sin la molesta interposición de la metrópoli. Aletargo, momentáneamente, intereses contradictorios en lo que luego se van a denominar unitarios y federales, es decir los del Litoral, Buenos y el Interior. Pero no todos, como Artigas, participaron en aquel congreso. En el litoral, el nombrado, protector de los pueblos libres (Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, desconocía la autoridad de Buenos Aires. El Congreso de Tucumán aprobó unas resoluciones, donde empezó a notarse, en plena sesión, las diferencias entre Buenos y el Interior. Pueyrredón fue nombrado Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata por muy pocos votos. Superado este tema fundamental, el congreso, se abocó a la cuestión que importaba: la declaración de la independencia. Y como se dijo al principio Fernando VII al estar de vuelta al trono volvió en un sin sentido seguir diciendo que se gobernaba en su nombre. El Gral. San Martin, instalado en Mendoza, preparando una expedición a Chile, reclamaba que el congreso declarase, una vez por todas, que éramos libres de toda sujeción a los reyes de España. El 9 de julio, sus actas, votaron y aprobaron “solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los vínculos violentos que las ligaban a los reyes españoles”. Fue acompañado, este planteo por un manifiesto que va a marcar el derrotero político futuro: “fin de la revolución, principio del orden”.

Pedro Pablo Verasaluse
 

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