La evaluación, ese espejo que nos permite ver cómo estamos

La evaluación, ese espejo que nos permite ver cómo estamos

La evaluación es el espejo en el que toda institución necesita mirarse para detectar sus defectos y poder corregirse. En educación hay que tener valor para empuñar ese espejo, sobre todo en una escuela atravesada por la pandemia. Pero sabemos que es una herramienta indispensable para levantar, sobre las cenizas del cascarón que se acaba de desplomar con la pandemia, una nueva institución, más acorde con las nuevas generaciones.

La Asamblea del Consejo Federal de Educación ha aprobado el Plan Nacional de Evaluación Educativa 2021-2022. No se trata de un evaluación más de la calidad educativa. Es el diseño de un gran espejo donde la escuela argentina podrá mirarse de cuerpo entero. Pretende ser una evaluación integral de la educación, que permitirá obtener un panorama real, con toda su complejidad de experiencias, a lo largo y lo ancho del país.

Tampoco es una nueva política, sino en todo caso el cumplimiento del artículo 95 de la Ley de Educación Nacional que dice que deben ser “objeto de información y evaluación las principales variables de funcionamiento del sistema, tales como cobertura, repetición, deserción, egreso, promoción, sobreedad, origen socioeconómico, inversiones y costos, los procesos y logros de aprendizaje, los proyectos y programas educativos, la formación y las prácticas de docentes, directivos y supervisores, las unidades escolares, los contextos socioculturales del aprendizaje y los propios métodos de evaluación”.

El plan de evaluación integral tratará de develar cuatro grandes interrogantes: 1- qué se pudo enseñar y cómo en este contexto de pandemia. 2- Qué aprendieron los chicos. 3 -Cuáles fueron los cambios introducidos en la organización escolar para que pudiera funcionar la institución cuando no lo podía hacer de manera tradicional. 4- Cómo quedaron afectadas las trayectorias escolares de los alumnos al modificarse y extenderse la unidad pedagógica.

En ese “combo” de componentes y estrategias, la medición de los aprendizajes como es el Aprender es apenas una parte de este plan. “Es necesario superar la reducción de la evaluación de la calidad educativa al desempeño en pruebas estandarizadas”, dijo la secretaria de Evaluación Educativa, Gabriela Diker, en la presentación del plan al que tuvo acceso LA GACETA. Lo que se quiere es “reunir evidencia rigurosa y amplia que ayude a reorganizar las trayectorias escolares, reducir las brechas de aprendizajes e identificar experiencias novedosas para apoyar la construcción de una escuela mejor y más justa”, es la clave que dejó Diker.

Las Aprender serán implementadas en forma censal en las 23.000 escuelas primarias del país, donde asisten los 770.000 estudiantes que serán evaluados en Lengua y Matemática. Además, se aplicarán cuestionarios complementarios a equipos directivos y a estudiantes para conocer las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Los resultados estarán disponibles en 2022.

Pero en septiembre habrá una encuesta a equipos docentes sobre las condiciones y prácticas de enseñanza durante el ciclo 2021, donde los docentes podrán volcar toda la riqueza aprendida en el ensayo y error. Será una muestra (encuesta en línea) de la que participarán 11.133 docentes de 2.782 escuelas. Los resultados se conocerán en noviembre. Ese material servirá de materia prima para las nuevas políticas educativas.

También se elaborará un informe nacional de indicadores educativos con las trayectorias escolares de los alumnos, cuyos resultados se conocerán en septiembre. En octubre se difundirán los datos de las ERCE, que se tomaron en 2019 a 11.000 estudiantes de 3° y 6° grado de 22 jurisdicciones.

El Aprender también tendrá un apartado para conocer la perspectiva de los estudiantes de 6° grado de escuelas primarias que se tomará en línea, en septiembre y se difundirá en noviembre. En total son 15 dispositivos que se irán activando para conocer la realidad de la escuela argentina hoy. Se usarán múltiples instrumentos.

La verticalísima y ordenadora escuela argentina vuelve ahora la mirada hacia las escuelas y los docentes preguntando cómo lo hicieron. Quizás haga falta en este plan un apartado más detallado para la gran protagonista en la educación en contexto de pandemia que fue la familia. Tal vez hubiera hecho falta conocer las inquietudes de miles y miles de padres, madres, tíos, abuelos y hermanos que se pusieron la escuela al hombro, con el apoyo y el esfuerzo individual, personal, de cada docente, para sacar la escuela adelante.

Las encuestas, cuando están dirigidas a conocer los datos reales, son un instrumento invalorable para el diseño de políticas públicas. ¿Cuál sería un posible plan educativo? Guillermo Jaim Etcheverry, conocedor de varias crisis argentinas, apela al sentido común: “un plan que permita que los alumnos logren manejar con soltura su lengua, tanto escrita como oral, que desarrollen su capacidad de abstracción mediante el aprendizaje de la matemática y que consigan ubicarse en el tiempo y espacios históricos”, dice. Parece poco para las ambiciones enciclopedistas argentinas. Pero, tal vez, sea el momento de cambiar, de pretender abarcar menos y de enfocarnos en un propósito más concreto y real.

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