El acoso y el drama de las mujeres

El acoso y el drama de las mujeres

Gran parte de la mirada social está posada sobre el Poder Judicial, su rol ante la sociedad, su vínculo con los otros poderes del Estado y el control sobre el accionar de fiscales y jueces en causas de distinto tipo.

El femicidio de Paola Tacacho elevó aún más la crítica de la sociedad hacia lo que sucede en Tribunales, que ya venía en ascenso. Otro caso similar vuelve a posar la vista sobre la Justicia, en particular, y sobre el peligroso accionar de los acosadores. Ahora se hizo público un caso muy similar al de Paola, que reaviva una vez más el debate en torno a la desprotección de las que son víctimas miles de mujeres.

Se trata del caso de Florencia que, como Tacacho, es profesora de inglés, y denunció acoso ante la Justicia, como lo hizo también la joven asesinada en octubre del año pasado. En una entrevista con LA GACETA Play, la víctima pidió que no se archive su causa y relató varios episodios que le generaron inseguridad y temor. La insistencia del joven por verla, contactarla y encontrarse con ella la llevó, el 25 de febrero, a que lo denuncie ante la Unidad Especializada en Violencia Familiar y de Género II, a cargo del fiscal Gerardo Salas. “Cuando fui a plantearle al fiscal todos esos actos de hostigamiento, me respondió que mientras no sea el propio acusado quien se acercara a mí, estaba atado de pie y manos. A la vez me sugería que tramite la portación de armas como medio para protegerme”, señaló la joven. Actualmente la causa está archivada.

Salas, también en diálogo con LA GACETA, explicó que se dio especial tratamiento a la causa, que se dispuso una custodia policial para la joven que aún se mantiene y que el presunto acosador se trataría de una persona con problemas psicológicos. Añadió que el tema se trato y que se hizo todo lo posible desde la Justicia. También desmintió que le haya sugerido a la joven portar armas.

En el marco de un debate organizado por nuestro diario en torno al caso Tacacho, la decana de la Facultad de Derecho, Adela Seguí, no había dudado en señalar que las instituciones deben asumir sin vergüenza que tienen que hacerse cargo de formar profesionales que tengan una mirada íntegra, sensible y de género.

Otros profesionales, como el constitucionalista Luis Iriarte y la defensora de derechos humanos, Liliana Guerrero, apuntaron a lo peligroso que resulta la mirada liviana y fría respecto a las mujeres que denuncian acoso, desde el callejero hasta el continuo y hostigador.

Respecto de ello, recalcaron que no sólo con Paola, sino con decenas de casos esos “simples acosos” para las autoridades terminan convirtiéndose en homicidios.

En definitiva, las voces de los profesionales sintetizaron las de muchos otros ciudadanos y académicos que vienen planteando ideas y reflexiones para señalar que es posible un Estado que funcione mejor, dé más respuestas a la sociedad y recupere la confianza de la ciudadanía.

Sería importante que los hombres y mujeres que ocupan lugares clave en la estructura de la Justicia estén abiertos a oír un reclamo que ya es casi imposible de obviar.

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