El calentamiento global, un enemigo de todos

El calentamiento global, un enemigo de todos

Los gases de efecto invernadero están ocasionando estragos alrededor del mundo. La Argentina no es la excepción. A exageradas lluvias les suceden impiadosas sequías.

Todos los años el sector productivo en diversas áreas del mundo, y nuestro país no está exento, sufre las consecuencias de alguna contingencia climática, que afecta sus producciones. Sobre este punto, los expertos en estudiar el comportamiento climático manifiestan por todos los medios informativos posibles los graves problemas que está ocasionando el calentamiento global, y aconsejan sobre lo que deberíamos hacer para aminorar sus efectos en el planeta.

En diferentes charlas y conferencias los especialistas afirman que cada uno de los sectores productivos -y los individuos en particular- tiene muchos para aportar en sus actividades diarias, para detener el crecimiento del calentamiento global por medio de la emanación de dióxido de carbono.

Diversos estudios indican que la actividad antrópica de diferente índole está emitiendo aproximadamente el doble de dióxido de carbono que puede absorber la naturaleza mediante sus bosques y océanos.

El calentamiento global es la elevación de las temperaturas debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Aumentos de lluvias, incremento de la duración y frecuencia de sequías, multiplicación de eventos climáticos extremos, y mayor cantidad de enfermedades de los cultivos de granos.

Estos son algunos de los efectos que ya se están haciendo sentir en la Argentina, y que podrían repetirse con intensidad creciente durante los próximos años o décadas.

Las grandes lluvias que se dan en muchas áreas del mundo, continuadas por las sequías confirma dicho diagnóstico.

En muchas provincias del país, las grandes tormentas, tornados y lluvias torrenciales que ocurren en algunos años provocan en algunos lugares precipitaciones que en tan solo un mes superan el promedio anual; esto destruye poblaciones, rutas, puentes y grandes cultivos, y ocasiona sustanciales pérdidas. Al año siguiente ocurre todo lo contrario: una falta de lluvias inusitada, situación propicia en los diferentes lugares para que se generen los grandes incendios de verano.

Por lo tanto, el sector agropecuario tiene muchos desafíos por delante, para mejorar el aporte que vienen haciendo los productores durante los últimos 20 años: siembra directa, menor -y mejor- uso de agroquímicos, menor uso de agua y utilización de mejores semillas genéticamente modificadas para que se adapten mejor a cada región.

Todavía es necesario mejorar las rotaciones de los cultivos, y remplazar muchas áreas de soja con siembra de maíz y de trigo, para incrementar el aporte del sector a la sostenibilidad de los suelos y a una mejor producción por hectárea, como recomiendan los especialistas de estos temas.

El NOA es una región que de manera imperiosa necesita sostener -y, por supuesto, continuar aumentando- el cultivo de maíz, para el éxito del sistema productivo, lo que mejorará las condiciones de producción y la comercialización de este cultivo.

Debe darse la toma de decisiones políticas que fomenten su cultivo. El cultivo de granos en esta región, a raíz de sus condiciones agroclimáticas y geográficas, debe ser considerado como economía regional; la producción de este cereal estival debe tener incentivos que impulsen al hombre de campo a producirlo.

Ante este hecho indiscutible de la realidad que está viviendo el agro debido al calentamiento global se necesita urgentemente concretar la institucionalidad de mesas de discusión y de trabajo conjunto público-privado, para mejorar lo que se está haciendo y para que se instrumenten las políticas de Estado que están faltando, que ayuden a aumentar y a mejorar las producciones, sin que se agrave el calentamiento global.

Se debe seguir discutiendo sobre el desarrollo de toda la biotecnología, sobre el mejor uso y el aumento del agua para el riego en general en el país, y sobre cómo mejorar los seguros agrícolas para atenuar los riesgos que sufre el agro por los eventos climáticos, sean previsibles o no.

Los entendidos en este último tema manifiestan que para lograr esto es necesario una política que proteja al productor y a la agroindustria, por lo que deberían diseñarse dos instrumentos principales que ya se usan en todo el mundo.

Por un lado, una política para incentivar un mayor uso de los seguros; por el otro, la creación de un Fondo Nacional Permanente para atender todos los daños de los bienes que no son asegurables. Estas herramientas deberían ser consideradas por las autoridades de turno, para que se brinde nuevos apoyos al sector agropecuario nacional y regional.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios