Al volante después de los 70

Al volante después de los 70

Aumenta la expectativa de vida y cada vez más personas renuevan su licencia en la tercera edad. En general, los adultos mayores evitan conductas arriesgadas y tienen mayor respeto a las leyes. Manejar les permite mantenerse activos e independientes.

RIESGOS Y BENEFICIOS. Manejar les da independencia a los adultos mayores, pero deben tener cuidado con las enfermedades típicas de la edad. RIESGOS Y BENEFICIOS. Manejar les da independencia a los adultos mayores, pero deben tener cuidado con las enfermedades típicas de la edad.

Mané Cardozo no quiere soltar el volante por nada. Sus hijos ya se lo han pedido varias veces desde que cumplió los 70 años, en 2018. “Mamá, ya no queremos que te expongas. Nos decís y nosotros te llevamos”, le suplican. Sin embargo, ella se siente bien manejando y piensa que perderá parte de su independencia cuando sus pies ya no pisen más un acelerador.

No cabe duda que conducir es sinónimo de libertad e independencia, dos valores que en la tercera edad suelen ser mucho más apreciados que en otras etapas de la vida. Todas las actividades cotidianas, que antes podían hacer solos, se empiezan a resentir a partir de cierta edad y comienzan a necesitar cada vez más la ayuda de sus familiares. “Cuando me consultan si pueden manejar después de los 70, yo les digo que sí lo hagan si están bien de la vista y los reflejos”, resalta la gerontóloga Aurora Rueda.

¿Cuáles son los riesgos de seguir conduciendo después de cierta edad? Expertos coinciden en que la edad en sí no es un obstáculo para manejar un vehículo, ya que lo importante es revisar la capacidad real de cada conductor. “La limitación no la imponen los números de años, sino la pérdida de las funciones, que son diferentes en cada persona”, aclara la doctora Rueda.

Claudio Artaza Saade, miembro del Comité Consultivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y de la Fundación Alerta en el Camino, explica que la Ley Nacional de Tránsito no pone límites de edad para conducir. Sin embargo, desde los 65 años en adelante establece que disminuye la cantidad de años por los que se puede obtener una licencia. A partir de los 70, se la debe renovar cada año, previo examen médico y psicológico. Es la condición física, única y personal, la que condicionará los eventuales problemas a los que puede estar expuesto un conductor de la tercera edad, resalta.

Pedro Erazo, instructor de manejo de la Fundación Conciencia al Volante, opina que hay cosas inevitables. “Con el pasar de los años, todos los humanos van disminuyendo sus sentidos, como la vista y la audición. También se van perdiendo los reflejos, se ralentizan las reacciones y ya no coordinamos los movimientos como antes. Esto nos puede afectar la conducción y también si pretendemos jugar un partido de fútbol de 90 minutos. Aunque hay excepciones, yo no recomendaría manejar mucho más allá de los 70 años. Hoy el tránsito está muy complicado y requiere una importante capacidad de reflejo y reacción”, sostiene.

“Si quieren seguir conduciendo, les aconsejo no hacerlo de noche porque a esa edad la visibilidad se reduce un 50%, mucho más si llueve”, ejemplifica. Para Erazo, el problema de fondo sigue siendo la vía pública, que es muy peligrosa. “Hasta que no cambie la forma en que se aprende a manejar y se entregan los carnets, esto va a seguir igual. Debería ser obligatorio pasar por una escuela de conducción antes de obtener la licencia”, remarca. En la escuela que dirige recomiendan aprender a manejar antes de los 50 años. “Si bien es cierto que hay personas que pueden aprender perfectamente a los 60, no son la mayoría de los casos”, remarca.

Las pruebas psicológicas y los cursos de actualización son esenciales en la tercera edad, sostiene Enrique Romero, subsecretario de Tránsito de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. “El aspecto médico es fundamental, así como también el temperamento de la persona. El peligro de accidentes no está condicionado por los años del conductor, sino más bien por las enfermedades que puede desarrollar o por cuestiones psicológicas”, insiste.

De todas formas, señala que la franja de los mayores de 60 años es la que menos se ve en las estadísticas de accidentes en la capital. “A partir de los 40 o 45 años, hay una mayor madurez y los conductores suelen ser menos temperamentales, menos arriesgados y más respetuosos de las normas de tránsito”, resalta.

Artaza Saade también destaca la prudencia en la tercera edad. Según las últimas estadísticas de seguridad vial (de enero de 2020 a enero de 2021), el 44% de los accidentes son protagonizados por hombres de entre 14 y 34 años. El 6% de los que chocan tiene de 65 a 74 años y sólo un 3%, 75 años o más.

La organización Luchemos por la vida presentó un informe donde arribó a la conclusión que el grupo etario de adultos mayores no suele ser el responsable de accidentes viales y una de las causas es que ellos conocen a la perfección las reglas, cuentan con experiencia de manejo y son conscientes de los cuidados que hay que tener al conducir.

Más licencias

Cada vez más personas de la tercera edad se animan a seguir manejando, incluso pasando los 80 años. Esto como consecuencia del aumento en la expectativa de vida y que la vejez se vive con más plenitud. En 1970 los adultos mayores de 65 años conformaban el 7% de la población, mientras que en 2010, superaban el 10%. Para 2025, se estima que el 25% de los argentinos tendrá 60 años o más.

Hoy los adultos mayores son mucho más activos y viajan. Según los últimos datos oficiales de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) en el 2018 se emitieron unas 19 millones de licencias de conducir en todo el país. De ese total, unas 700.000 se entregaron a adultos mayores, en contraposición a 675.000 licencias emitidas en 2017. De acuerdo con estas cifras, el 3% de los que manejan en todo el país tienen más de 60 años.

A la hora de hablar de los beneficios, según los gerontólogos, seguir manejando (siempre que puedan) les permite mantener su independencia. Cuando pierden esto, hay un costo emocional muy importante para ellos. “Apoyo que mi papá siga conduciendo a sus 75 años. Además, él está bien. Le exigimos controles en el oftalmólogo y siempre lo acompañamos a renovar la licencia. Reniega con los exámenes escritos y lo han desaprobado un par de veces. A veces les preguntan cosas rebuscadas. Maneja con mucho cuidado, casi nunca lo hace de noche y no sale a la ruta”, cuenta Manuel Ángel Beltramo, de 50 años.

Sobre el tipo de automóvil ideal para un adulto mayor, los expertos coinciden en que tiene que ser en el que se sienta cómodo. Sin embargo, sostienen que no es recomendable utilizar vehículos de gran envergadura. En cuanto al tablero es mejor que sea visualmente sencillo, con instrumentos grandes, e idealmente que tenga cámara de retroceso y sensores para facilitar ciertas maniobras, como por ejemplo el estacionamiento.

Algunas de las capacidades físicas que se van modificando con la edad

LA COGNICIÓN: Se necesita varias habilidades juntas cuando se maneja, como la atención, la memoria y el procesamiento visual.

PÉRDIDA DE AUDICIÓN Y LA VISIÓN: ambos sentidos son fundamentales para una conducción segura por eso se recomienda que el adulto realice chequeos regulares para controlar la vista y la graduación de los lentes, sobre todo antes de un viaje largo en auto. Con la edad comienzan a manifestarse de forma más frecuente patologías oculares que afectan la agudeza visual, como cataratas, degeneraciones retinales y glaucoma.

CONDICIONES MÉDICAS: Hay varias enfermedades, como demencia, diabetes, artritis, Alzheimer, Parkinson, entre otras que afecta la vida del conductor y puede ser perjudicial para la seguridad de él y de terceros.

FUNCIÓN MOTRIZ: Con la vejez, la flexibilidad comienza a disminuir y los músculos se debilitan, imposibilitando o dificultando realizar ciertas maniobras al volante. En estos casos, como el cuerpo va perdiendo fuerza, el ejercicio regular ayuda a mantenerse activos y a mitigar estos efectos.

MEDICACIÓN: Muchos medicamentos, con efecto secundario, pueden reducir habilidades de reacción por eso siempre hay que consultar con el médico de cabecera, sobre todo, si se va a salir a la ruta.

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