Entre las convicciones y el pragmatismo.

Entre las convicciones y el pragmatismo.

Por Santiago González Díaz - Director de la Carrera de Ciencias Políticas de la Unsta.

13 Junio 2021

Cuando Francis Fukuyama anunció el fin de las ideologías, al concluir la Guerra Fría, entendió que el único camino viable era la democracia liberal como sistema y, en consecuencia, la imposición de un pensamiento único que preponderaba la sustitución ideológica por la economía.

Sin embargo, a primera vista, la actualidad de América Latina nos muestra vaivenes que hacen dudar si tales supuestos se circunscribieron a un tiempo histórico determinado o es propio de una conveniencia coyuntural presuponer que han desaparecido.

Hablar de izquierda y derecha parece un simplismo, como una suerte de síntesis usada coloquialmente al momento de catalogar ciertos discursos o posturas políticas. Encontrando que, en su mayoría, los interlocutores buscan alejarse de ser encuadrados en la categoría de “derecha”, y dándose por sentado, como si fuera una virtud, que la “izquierda” es el espacio político donde deben situarse moralmente.

Lo llamativo, es que muchos países de la región no manifiestan tales prejuicios, dándose acalorados debates ideológicos, manifiestos en los procesos electorales recientes. Si bien la confianza en los partidos políticos, ha sufrido un importante deterioro en los últimos tiempos, repercutiendo también en la legitimación social del sistema democrático; las corrientes ideológicas se mantuvieron.

Un caso reciente fueron los cruces durante la campaña electoral en el Perú, que hicieron resurgir sentimientos diversos que iban desde la aceptación o no del modelo económico y la inclusión social, hasta los presuntos riesgos de caer en un comunismo extremo o una nueva dictadura.

Los partidos se convirtieron en meras herramientas de acceso al poder, dejando de lado su rol como espacio de debate y construcción de ideas; lo que nos hace suponer que se produjo en ellos un vaciamiento ideológico, reflejado en la “maleabilidad” electoral.

Las ideologías continúan manifestándose, pero quizá con menos claridad en muchas situaciones concretas, desdibujándose en la práctica de los gobiernos tildados por socialistas, pero que siguen una línea común desde el aspecto económico. Será que la necesidad real de los tiempos actuales demandas apartarse de las propuestas idílicas que las ideologías nos proponen.

Las circunstancias particulares de cada país demuestran, que tarde o temprano, dicho extremismo desembocará en una catástrofe que pondrá ante la necesidad de readecuar las estrategias de gobierno o terminar a la deriva, si la tozudez ideológica es lo que prima.

En conclusión, el debate ideológico continuará y quedará circunscripto al ámbito discursivo, puesto que la viabilidad fáctica de un pensamiento que suponga la anulación de derechos básicos de las personas, implicará el colapso a largo plazo de la sociedad en su conjunto. Siendo por ello, la moderación y el pragmatismo el camino adecuado para poder dirigir los asuntos del Estado.

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