El estigma de la inseguridad

Concepción se encuentra conmocionada por el alevoso homicidio del arquitecto Sergio Juárez, ocurrido el viernes a la tarde en la ruta 65, camino que comunica “La perla del sur” con Alpachiri y Las Estancias. Alevoso, porque los motoarrebatadores dispararon a traición y sobre seguro a corredores en la ruta cuando ya huían con el botín obtenido segundos antes, sin que los deportistas representaran el más mínimo riesgo de que se malograra su propósito delictivo. Alevoso, porque se trata de una ruta que, de acuerdo a los funcionarios de seguridad, es escenario de operativos diarios de control, a pedido de ciclistas y “runners”, en los horarios de mayor movimiento, y por lo tanto los asesinos actuaron sin que les importase que hubiese policías en el área. Alevosía que hoy enluta a la comunidad sureña e inquieta a los tucumanos en general.

Ayer se habían llevado a cabo medidas en busca de los autores del ataque, y a través de las cámaras de vigilancia urbanas se había individualizado a sospechosos e incluso se detuvo por la mañana a un adolescente como presunto partícipe en el crimen. Pero la comunidad buscaba respuestas para entender la tragedia ocurrida en ese camino que es uno de los más usados para prácticas deportivas y de momentos de ocio, además de ser la vía que conecta con bellos paisajes de la montaña. En esa búsqueda de respuestas se hablaba de la incomprensible explosión de violencia tanto como de una tragedia anunciada, en vista de que desde hace muchos años es un reclamo generalizado que se brinde seguridad a la ruta. Un rápido repaso a las crónicas desde 2012 da cuenta de historias de ciclistas y corredores asaltados y heridos, así como de los pedidos de que se amplíen las banquinas para que se logre disminuir el riesgo de accidentes.

Ante la primera cuestión, entender las causas de la violencia gratuita, irracional, es una deuda enorme de quienes dirigen esta sociedad que ha ido cayendo en la violencia paulatinamente en las últimas décadas, lo cual se ve reflejado en las crecientes cifras anuales de  homicidios. Los 141 de 2019 y los 155 de 2020 ponen a la provincia en el triste listado de segunda provincia más violenta después de Santa Fe. A esto se añade la violencia de género, que ha aumentado también significativamente en Tucumán, con lo cual se puede hablar de una especie de estigma que marca a nuestra provincia, como si estuviera resignada a haber perdido la tranquilidad. Los tucumanos perciben que su principal problema es la inseguridad -así lo marcan las recientes encuestas- y la cifra de 55 homicidios que se registran en lo que va del año indica que las cosas van agravándose día a día. En este sentido, a modo de reconocimiento de esta situación preocupante, las autoridades han anunciado esta semana la creación de un centro especial para estudiar las causas de la violencia. De ella, se espera, han de surgir conclusiones para trazar una estrategia para pacificar a la sociedad envuelta en esta espiral de violencia.

En cuanto a la segunda cuestión -la de la tragedia anunciada- correspondería que se estudien las razones por las que falla el operativo de seguridad diseñado para ese lugar, en vista de la impunidad con que actuaron los delincuentes. De ese estudio deberían salir medidas inmediatas para mejorar las condiciones en que deportistas, caminantes y vecinos usan la ruta 65, a fin de tratar de asegurar que sea un lugar tranquilo. “Que no nos dé igual vivir así en esta sociedad”, dijo uno de los amigos de la víctima en las redes sociales. Es una obligación con la memoria del arquitecto Juárez, símbolo del desamparo de los concepcionenses.