Claves para cuidar tu piel del frío

Claves para cuidar tu piel del frío

Con los cambios bruscos en la temperatura, el viento y la humedad, nuestro cutis necesita un aporte extra de hidratación y la ayuda de productos con vitaminas que preserven su luminosidad. La dermatóloga Lina Pilar Ortíz brinda algunos consejos.

FRESCA Y HUMECTADA.  En otoño e invierno, las mascarillas descongestivas ayudan a mermar rojeces.  FRESCA Y HUMECTADA. En otoño e invierno, las mascarillas descongestivas ayudan a mermar rojeces.

LO ESENCIAL: luego de despertar o antes de ir a la cama, nuestro skin care facial debe constar de cuatro pasos clave. El primero es la limpieza. A diferencia del verano (cuando requerimos atenuar el exceso de sebo por el sudor) durante el otoño los productos limpiadores deben ser más suaves para no debilitar la piel. Después hay que aplicar un humectante, el fotoprotector y -por la noche- alguna crema transformadora para reducir manchas e irregularidades.

HIDRATACIÓN: debido al frío y a la humedad, se debilita la barrera hidrolipídica (es la capa que protege la piel de los agentes externos y evita la pérdida de agua). En consecuencia aparecen eccemas, rojeces, prurito, dermatitis atópica o una sensación de irritación constante. Para revertir la situación es fundamental una correcta hidratación. En pieles jóvenes y grasas se recomiendan los sueros, sprays o geles, mientras que a las pieles maduras o secas le sientan mejor las cremas de textura menos ligera.

PROTECTOR SOLAR: aunque esté nublado o haya bajas temperaturas, igual debemos aplicarnos un fotoprotector a diario. Su índice no debe ser menor a SPF 30, sobre todo para quienes poseen patologías pigmentarias (melasma, léntigos, etcétera) o antecedentes de cáncer. En pieles grasas las brumas con factor solar cumplen esta función sin obstruir los poros.

MANOS. Puede aparecer una dermatitis por su desinfección constante. MANOS. Puede aparecer una dermatitis por su desinfección constante.

PIELES SENSIBLES: después de una larga exposición a la intemperie se aconseja lavarse la cara y aplicar un gel descongestivo o calmante. También es importante evitar las lociones con alcohol y perfume.

AMPOLLAS: son un gran aliado para restaurar en apenas un día (por sus concentrados) la nutrición y el brillo de la cara. Según nuestro tipo de piel, su aplicación normal es una vez a la semana o cada 15 días, por la noche. Hay microdosis con vitamina C pura, ácido hialurónico y elastina.

TRATAMIENTOS ESTÉTICOS: esta época es idónea para hacernos tratamientos antiedad ya que muchos de ellos tienen componentes fotosensibilizantes que pueden ocasionarnos daño por la exposición al sol del verano. En otoño e invierno se sugiere optar por alguna mascarilla y peeling químico (con ácido retinoico, glicólico o salicílico) para estimular la producción de colágeno o terapias despigmentantes con láser.

LABIOS: cuando notemos cascaritas o grietas, hay que exfoliarlos. En el mercado existen dermocosméticos especiales específicos, pero también es posible ingeniárnosla en casa. Una solución exprés es sumar a nuestra crema facial un poco de azúcar para que los gránulos arrastren el tejido muerto. Al hidratar esta zona se sugiere la vaselina sólida o los labiales con cacao, karité, aceite de coco o rosa mosqueta. Son mejores aquellas líneas sin aroma ni color.

LABIOS AGRIETADOS. Hay opciones domésticas para sacar lo dañado. LABIOS AGRIETADOS. Hay opciones domésticas para sacar lo dañado.

MANOS: el constante (y necesario) lavado y desinfección de las manos puede desencadenar en una dermatitis de desgaste. El resultado es que sentimos el dorso de las palmas y los dedos como si fueran lijas. Para contrarrestarlo es aconsejable usar cremas espesas (con pH ácido). Además -a la hora de la limpieza hogareña o del lavado de platos- es beneficioso usar guantes para no lastimar la barrera cutánea.

CUERPO: dos veces a la semana hay que exfoliar el cuerpo para evitar grasitas, pelos encarnados o la proliferación de granos en la espalda. Es preferible usar una esponja vegetal y acompañar el leve raspado con emulsión, antes que con jabón. Aunque queramos poner el calefón al mismo grado que el infierno, el agua de la ducha debe estar tibia porque el calor excesivo reseca la piel y empeora problemas preexistentes como el acné, foliculitis o caspa en el cabello.

ALIMENTACIÓN: el menú de otoño tiene que ser rico en antioxidantes, carotenos, vitamina C (aquella presente en los cítricos) y vitamina E (propia de los aceites vegetales y semillas). Dietas así favorecen la eliminación de los radicales libres (responsables del envejecimiento celular) y optimizan la absorción de nutrientes en la dermis. Los alimentos probióticos son igual de beneficiosos. Para mantener la hidratación se necesita tomar dos litros de agua (no vale té, café u otro tipo similar de bebidas).

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