Drogas: se registran más pedidos de ayuda

Drogas: se registran más pedidos de ayuda

Es alarmante la cantidad de consultas virtuales y telefónicas que están recibiendo en el Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA).

ADICCIONES. La pandemia de coronavirus instaló dos escenarios nuevos que obligaron al PUNA a reorganizar su red de atención en salud mental. ADICCIONES. La pandemia de coronavirus instaló dos escenarios nuevos que obligaron al PUNA a reorganizar su red de atención en salud mental.

La cantidad de personas que toma alcohol y pastillas se multiplicó desde que comenzó la pandemia por coronavirus. La soledad, el encierro y la incertidumbre fueron un combo explosivo para quienes ya tenían problemas con el consumo de sustancias, y también para los que creían que sí podían controlarse frente a las drogas.

Esto quedó en claro gracias a un trabajo que hizo el Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), que este mes cumple 15 años de vida en la provincia. Esta herramienta clave de la UNT fue creada en junio de 2006, recuerda Ramiro Hernández, director del organismo que depende de la Secretaría de Extensión universitaria.

“Generar encuentros que transforman sigue siendo la clave del PUNA”, sostiene Hernández, especialista en adicciones. “Si el consumo de drogas, tanto legales como ilegales, representa el principal problema para la salud pública de los países desarrollados y subdesarrollados, la universidad debe reforzar el capital social de las comunidades a través de todas sus redes educativas.

En el último año, desde el PUNA debieron redoblar las tareas de prevención ante la emergencia que significó la cuarentena para mucha gente, cuenta el director. “La pandemia instaló dos escenarios nuevos que obligaron al servicio de contención y orientación del PUNA a reorganizar su red de atención en salud mental. Primero, porque el aislamiento modificó el tipo de accesibilidad a los servicios de asistencia. Ahora, por otro lado, nos encontramos a las nuevas demandas asociadas a la salud mental que surgieron debido a esta contingencia sanitaria”, señaló.

A estas alturas de la pandemia, según Hernández, ya nadie duda de los efectos psicológicos y sociales directos e indirectos de la covid en la mayoría de la población. Las últimas cifras advierten sobre la importancia de dar visibilidad a los trastornos mentales, ya que con la pandemia se evidenció un incremento en la depresión, la ansiedad, el estrés y el consumo problemático de sustancias, entre otros, puntualizó. Y luego puso en números lo que está ocurriendo: una de cada cuatro personas en el mundo sufre de trastornos mentales; el 40% de la población está experimentando síntomas leves de ansiedad y el 23%, de depresión como consecuencia del aislamiento. En el 2030 la depresión será la principal causa de discapacidad.

EL PUNA EN ACCIÓN. El programa capacitó unos 7.600 preventores. EL PUNA EN ACCIÓN. El programa capacitó unos 7.600 preventores.

“En el caso de las adicciones, sabemos que el uso de diferentes sustancias puede ocasionar dependencias o cuadros relacionados con consumos excesivos, intoxicación o abstinencia. Vivimos en una sociedad donde hay un consumo de drogas importante. En una crisis como la actual, podemos ver un mantenimiento del problema o incluso veremos que el cuadro adictivo se intensifica”. precisó.

Al respecto, un estudio del PUNA de finales del año pasado, reveló que un 43% de los encuestados incrementó el uso de alcohol, y entre los nuevos consumos figuran los psicofármacos y los juegos en línea. Entre los motivos de cambios en el patrón de consumo, un 21% manifestó sentimientos de ansiedad o angustia, un 20% aburrimiento y otro 11% soledad o tristeza. El trabajo se hizo entre 600 personas de Tucumán con el objetivo de medir el impacto de la cuarentena y para conocer el uso y abuso de drogas en esta etapa.

El consumo de alcohol se relaciona a calmar su ansiedad. Según observa Hernández, lo que más creció es la ingesta en adultos, (el 80% de los que beben en exceso tiene más de 25 años). “Sin embargo, en el año en curso ya registramos también un aumento de consumos en adolescentes y jóvenes”, detalló.

Realidad compleja

“Desde el PUNA reconocemos que enfrentamos una realidad compleja y de mucho malestar psicológico; así lo demuestra el incremento diario de las consultas que recibe nuestro equipo de orientación y contención a través de la línea gratuita 0800, servicio de WhatsApp (3815288759) y redes sociales, donde crecen las demandas de gente que necesita controlar su consumo de sustancias.

“Con líneas gratuitas y consultas virtuales estamos ante una situación de alarma en la salud mental, directamente por esta pandemia y por las consecuencias laborales y económicas. Asistimos a una limitación de apoyos sociales, duelos asociados a pérdidas laborales, rupturas afectivas y pérdidas de seres queridos que requieren una respuesta diferente de los efectores de salud mental”, explicó.

De cara a la pospandemia, según Hernández será necesario hacer una gran inversión en salud, en particular en el área de trastornos mentales. “La prevención y el diagnóstico a tiempo son las claves. Además, habrá que implementar campañas de sensibilización con el propósito de reducir el estigma social de estos pacientes”, concluyó.

15 años en prevención y asistencia

El PUNA Escucha, uno de los servicios más importantes que tiene el Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones ha recibido 44.000 consultas en sus 15 años de vida, en las cuales ha tomado contacto directo con casos de consumo problemático de drogas, brindando atención y contención a quienes lo necesitaban. Además, el PUNA ha capacitado a más de 7.600 preventores y 600 profesionales. Realizó tareas de prevención en 562 escuelas, llevando información a 47.000 alumnos, 4.400 padres y 595 docentes. Otro de los espacios donde se destacó fue en los de recreación nocturna, donde ha llevado a cabo iniciativas en 537 boliches y en 816 previas. Hubo 13.661 jóvenes que se sumaron al proyecto de conductor designado y, gracias a ello, 54.644 personas probablemente volvieron seguras a sus casas. Asimismo, se hicieron casi 63.000 test de alcoholemia voluntarios.

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