Drogadicción: “Se exponen a un contexto que los induce a consumir todo el día”

Drogadicción: “Se exponen a un contexto que los induce a consumir todo el día”

Emilio Mustafá, psicólogo que trabaja en barrios vulnerables, cuenta que la situación de los jóvenes en esos sectores es gravísima.

EMILIO MUSTAFÁ. EMILIO MUSTAFÁ.
07 Junio 2021

La situación fue un tormento en muchos casos. Sin clases presenciales, con demasiado tiempo libre, con la angustia de toda una familia sin trabajo y sin esperanzas de un futuro mejor. Esa fue la realidad de muchos jóvenes en los barrios vulnerables. Ramona Juárez, de La Costanera, lo ha vivido en carne propia con sus hijos. También con los amigos de sus hijos. Si ya era difícil que no cayeran en las drogas antes de la pandemia, desde hace un año ella –al igual que otras madres- llevan adelante una lucha diaria para tratar de alejar a los chicos de las sustancias. “Pero perdemos la mayoría de las veces”, confiesa.

Durante el aislamiento social y unos meses después, se registraron al menos seis suicidios de jóvenes con problemas de adicciones. Hubo otros casos en los que intentaron quitarse la vida pero no lo lograron. Emilio Mustafá, psicólogo que desde hace varios años trabaja en la recuperación jóvenes en distintos barrios vulnerables, conoce bien esas historias. Y le duelen demasiado. El profesional vio cómo en este último año aumentó el consumo de sustancias y se debilitó la salud de muchos chicos y adolescentes.

El experto puso en contexto la situación: “en la última década se consolidó el narcomenudeo en Tucumán y eso trajo muchas consecuencias desde el punto de vista de las redes vinculares, sociales y comunitarias, teniendo en cuenta que es una actividad que mueve intereses económicos y que a la vez genera un circuito de violencia. Cuando uno habla de tratamiento tiene que saber que una adicción es policausal, y no puede dejar de ver que los chicos que sufren esta enfermedad están permanentemente expuestos a un contexto social con mecanismos de inducción al consumo que opera las 24 horas del día y que va generando distintos tipos de ideas y de marcas simbólicas en las relaciones entre las personas”, explicó.

Según Mustafá, las frustraciones y la profunda deshumanización de los vínculos sociales afecta mucho a los jóvenes y genera un sentimiento de vacío. Ahí, la sustancia aparece como un sostén.

“A todo esto se suma la pandemia, que promovió la incertidumbre. Es difícil ver un futuro con oportunidades. Esto, sin dudas, tuvo un impacto en el consumo de sustancias en toda la sociedad. Se dispararon problemas de salud mental como la ansiedad y los ataques de pánico. En los clases medias y altas, se vio un incremento en el consumo de alcohol y de psicofármacos. En los sectores más vulnerables, la pandemia generó un cambio en la forma de consumo”, explicó.

Mustafá dio más detalles: antes de 2020 la pasta base de cocaína, el alcohol y las pastillas eran las sustancias más consumidas en estos barrios. Hasta entonces, un papelito de paco, por ejemplo, se conseguía por $ 25. Luego, con el cierre de las fronteras por la crisis del coronavirus, esta sustancia empezó a escasear y la situación llevó a los transas a aumentar el precio de la dosis, que pasó a costar $ 150; o sea, seis veces más.

“Para muchos, conseguir ese dinero era imposible. Por lo tanto, empezar a consumir más pegamento, a $70 la cucharada. Eso significó un problema porque sus organismos -que ya estaban muy afectados por la pasta base- empezaron a deteriorarse más; sus pulmones quedaron muy comprometidos y los contagios de covid se multiplicaban al compartir las bolsas para inhalar”, especificó.

Mustafá señala que, como el sistema de salud estuvo saturado y enfocado a la atención de casos de covid, se descuidó la asistencia de las adicciones. “Está todo fragmentado. La situación de las mujeres adictas es la más grave, porque no tienen una comunidad terapéutica dónde hacer un tratamiento como sí lo tienen los varones. Además, no hay políticas asistenciales que logren oportunidades para aquellos que hacen tratamientos y que deben insertarse socialmente. Lamentablemente, después de un tiempo, muchos de los que se rehabilitan vuelven a caer en las drogas porque no encuentran una salida. Es tremendo lo que pasa en los barrios más críticos. No hay visión de futuro. Como creen que la realidad nunca va cambiar, usan las sustancias como una anestesia”, denuncia.

La virtualidad, según el profesional, es otro de los puntos en contra para quienes presentan un consumo problemático de sustancias. “Muchos directamente dejaron la escuela”, lamentó.

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