Intoxicados por los “me gusta”

Intoxicados por los “me gusta”

05 Junio 2021

Después de dos años de pruebas, finalmente Instagram puso en funcionamiento una opción para ocultar los “me gusta” que tienen sus publicaciones. A partir de ahora, los usuarios podrán elegir si quieren ver el conteo debajo del contenido y también podrán ocultar las reacciones a su contenido. De esta manera, la empresa apunta a “reducir” el estrés que generan estos números y que operan como termómetro de las tendencias en dicha red social.

Sin embargo, esta posibilidad por ahora será opcional, ya que sus directivos entienden que la invisibilización de las métricas podría “despresurizar la experiencia de las personas en Instagram” pero también sería molesto para aquellos que quieren seguir las tendencias o contenidos populares en dicha red.

Este accionar por parte de una de las empresas líderes en tecnología podría marcar un punto de quiebre al reconocer las constantes críticas hacia las redes sociales sobre el malestar psicológico y emocional que ocasionan en determinadas personas. Sin embargo, más allá del estrés que puedan generar la cantidad de “me gusta”, esta nueva opción de la plataforma apunta a que las personas sigan interactuando con los contenidos, es decir, a que mantengan su atención y tiempo en la pantalla. Por lo tanto, no se reduce otro factor importante de estrés que generan las tecnologías que es la atención constante que tenemos sobre ellas.

Un estudio reciente se enfocó en qué pasaba con los adolescentes que pasaban mucho tiempo frente a los celulares y encontró que los niveles de una hormona llamada cortisol aumentaban en esta población cuando su celular estaba a la vista, cerca o cuando lo escuchaban. Esta hormona es conocida por su relación con el estrés y sirve en realidad para la reacción de escape, ya que cuando el cuerpo la libera genera cambios bruscos de presión arterial y nos ayuda a sobrevivir de amenazas.

David Greenfield, profesor de Psiquiatría Clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Connecticut, sostuvo en dicho trabajo que el cortisol reaccionaba por la presión que generaba la dependencia a la tecnología, una sensación poco placentera que naturaliza la respuesta del cuerpo de querer revisar el teléfono para que se vaya dicha presión.

La decisión de Instagram responde a este y otros estudios que alertan sobre el deterioro que estamos sufriendo por la creciente dependencia de las pantallas y en ese marco surge un concepto interesante para pensarlo como “tratamiento” de desintoxicación digital. Se trata de JOMO, que traducido al español significa “el placer de perderse cosas”, ya que aparece como contrapartida al FOMO, el miedo a perderse de algo en las redes.

En tiempos de hiperproductividad, pandemia, encierro y conexiones de interminables jornadas, el concepto se vuelve más que vigente ya que no apunta a desconectarse por completo de las tecnologías, sino más bien a hacer un uso racional de las mismas para administrar de manera valiosa nuestro tiempo.

Por más engorroso que pueda parecer, podríamos probar esta semana activando las nuevas funciones de Instagram para comprobar si, como la compañía lo dice, encontramos un entorno más amigable. Pero recordemos que la solución nunca será técnica: el problema ante el estrés o la angustia que generan las tecnologías no se soluciona con un botón. En días de un nuevo confinamiento tenemos la opción de resguardarnos otra vez en universos virtuales o bien volver a enfocarnos en la materialidad, que a veces nos entristece pero que en la mayoría de las ocasiones, tan bien nos hace.

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