Cartas de lectores V: ejemplo de universalidad

Cartas de lectores V: ejemplo de universalidad

28 Mayo 2021

Con seguridad pocos sabrán quién fue Albert Hyman (1893-1972), cardiólogo norteamericano, que inventó y, por primera vez conectó un ser humano a un marcapasos. Y así, él lo denominó. Y, aunque muchos escuchamos o tuvimos conocimiento que a nuestro padre, madre o abuelos se le implantó uno de estos aparatos y la persona siguió viviendo, pocos sabemos de su historia. En el año 1932, Albert Hyman fue el pionero en diseñarlo y hasta fue mal visto en ese momento por la comunidad médica: equipo que pesaba hasta 7 kilogramos.  Los médicos de entonces lo criticaron fuertemente por “querer hacer revivir a los muertos", se dijo. Y pasarían casi 30 años para que se implantara el primer marcapasos. Y lo hizo en Suecia Ake Senning en el instituto Karolinska. El paciente fue Ame Larsson, al que se le llegará a cambiar hasta 23 veces el dispositivo. Y así fue como irrumpió esta fantástica innovación en la medicina moderna para cambiar el rumbo del tratamiento de las arritmias y los trastornos de conducción del corazón humano. La tecnología y la ciencia se encargaron de ir modificando y perfeccionándolo: logrando el abaratamiento y acceso universal al mismo, alcanzando mayor durabilidad por las pilas de litio, mejorando la preservación con envoltura hermética y, asimismo, consiguiendo la progresiva reducción del tamaño desde equipos grandes y pesados (que hasta lastimaba la piel de dentro a fuera) hasta los pequeñitos y diminutos de hoy en día, de escasos gramos, comparables con un chip de un celular. Y algunos con la capacidad inteligente de detectar arritmias peligrosas y generar automática descarga, salvando al enfermo de morir (cardiodesfibrilador). Todo ello solo con una pequeña incisión bajo la clavícula, con anestesia local y paciente despierto: simplemente fantástico. Es probable que pocos empleados de las obras sociales y que reciben los pedidos diariamente para su provisión conozcan esta historia. Tampoco que los familiares que los gestionen y los pacientes que los reciben lo sepan. Y ni siquiera los médicos que lo solicitan ansiosos desde las unidades coronarias. Es por ello que considero oportuno que nos la refresquemos, ya que nada aparece en el progreso de la humanidad porque sí, por ciencia infusa. Y menos, sin esfuerzo, dedicación, mérito, corteza cerebral y fondos que garanticen la investigación. Y así, los avances médicos, llámense vacunas, fármacos, marcapasos, etc. serán para que el mundo entero los aproveche, inclusive esa gente y la población de esos países que critican duramente a occidente, y que han de recibir también ese adelanto, aporte valioso a la salud mundial, por ende mejora para la calidad de vida de todos. Hace dos generaciones nada más, las personas con trastornos de conducción cardíaca morían inexorablemente de un síncope. Hoy gracias al marcapasos muchos vivirán mucho años más y hasta fallecerán de otra causa. Todo ello gracias a los estudios, esfuerzos, y avances de la gente de ciencias a quienes uno debe homenajear por su mérito, porque seguro hicieron mucho más por la humanidad que dirigentes o políticos, que dicen ser benefactores de la sociedad.

Juan L. Marcotullio

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