River, en la Libertadores: un thriller con final feliz

River, en la Libertadores: un thriller con final feliz

Fue superado 3-1 por Fluminense en el Monumental, pero se clasificó a octavos gracias a que Junior no pudo vencer a Independiente Santa Fe.

Esta vez no hubo épica, sí drama por demás. Y con reminiscencias de 2015. Otra vez, River se metió a octavos de final de la Copa Libertadores por la claraboya: perdió 3-1 en casa con Fluminense, pero festejó gracias a la tibieza de un Junior que fue incapaz de vencer al eliminado Santa Fe.

El equipo carioca fue dema-siado rival para un “Millonario” aún jaqueado por el covid-19, más allá de que en la fría noche del Monumental haya recuperado (¿recuperado?) a nueve futbolistas que habían dado positivo días atrás. El equipo de Marcelo Gallardo necesitaba un punto para adueñarse del Grupo D y evitar cualquier sufrimiento. Sin embargo, en el día de su cumpleaños 120, River estuvo lejos de celebrar por mérito propio. La feliz noticia para River llegó desde Ambato, cuando la igualdad a cero entre los conjuntos colombianos quedó sellada.

Fue un dejá vu del 2015: aquella vez, Tigres de México le tiró una soga salvadora al “Millo” al derrotar a Juan Aurich en Perú. De hecho, en un Monumental vacío, el grito que retumbó más fuerte surgió de los allegados y periodistas de medios partidarios de River, que anunciaron la bajada del telón en Ecuador. Y los hinchas agradecían en redes sociales a Alejandro Moralez, del Santa Fe, por haber salvado in extremis un par de “goles hechos” del Junior. La jornada no venía bien encaminada para el Millonario desde antes del partido, cuando la Conmebol puso en duda las altas epidemiológicas de Franco Petroli, Bruno Zuculini, Benjamín Rollheiser y Tomás Castro Ponce, por lo que el banco no pudo ser completado.

Peor había sido el panorama la semana anterior, con Santa Fe. Ahora ya no necesitaría de un improvisado Enzo Pérez arquero y contaría con unos cuantos suplentes. Claro que enfrente estaría un Fluminense golpeado por derrotas recientes pero con más recursos que el equipo de Bogotá. Cuando el gol sin almanaque de Nené tras asistencia de Fred (entre ambos suman 76 años) selló el 2-0 antes de la media hora, River supo que su suerte se jugaría a la distancia.

Minutos antes Caio Paulista había plasmado en la red lo que se insinuaba desde el puntapié inicial, un equipo “millonario” desgastado futbolística y emocionalmente por el calvario del coronavirus. La alineación de cuatro de los positivos (Franco Armani, Nicolás de la Cruz, Rafael Borré y Santiago Simón, sin práctica de fútbol previa) se probó ineficaz. Y River extrañó horrores la presencia de Gonzalo Montiel y Fabrizio Angileri. Nunca fue un equipo, más bien un rejuntado. Los ingresos en el intervalo no pasaron de una promesa incumplida y los nervios generalizados se vieron plasmados en el codazo que le valió la roja a Jonatan Maidana. Federico Girotti ingresó tarde. Y cumplió con su cuota de gol. Fluminense, por si acaso, sentenció a través de Yago Rocha. Un par de minutos después llegó el alivio vía radio o internet. El semestre terminó cerrando con signo positivo para River, gracias a la Supercopa argentina 2019 que alzó en Santiago del Estero tras apabullar a Racing, y esta clasificación que lo deja vivo en la Libertadores, tras sobrevivir a un indeseado contagio masivo. Pero en el Día de la Patria, el mejor regalo lo recibió desde allende las fronteras.

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