¿El celular afecta la comunicación cara a cara?

En la actualidad cada vez son más las interacciones que mantenemos con otros a través de smartphones. Según los expertos, esto cambia la forma en que hablamos y deberíamos saber cuál es nuestro límite.

¿El celular afecta la comunicación cara a cara?

La distancia física que nos vimos obligados a mantener con los demás a partir de marzo del año pasado -representada al principio con un estricto confinamiento- generó que muchas de las conversaciones que manteníamos cara a cara con los que nos rodeaban ahora sean a través del celular.

“Sin duda se ve un énfasis muy marcado en el uso de las tecnologías por culpa del distanciamiento. De hecho se han disparado las ventas de celulares, tablets y notebooks a raíz de esta situación”, dice Hugo Lescano, director del Laboratorio de Comunicación No Verbal.

El experto considera que, por las características propias de nuestra especie como animales gregarios, el celular o la tecnología aún no pueden reemplazar la comunicación cara a cara. Sin embargo, apunta a que el celular se está transformando en una herramienta indispensable y que ya es esencial en la vida de la gente en todas las plataformas.

“Les damos diferentes usos a las redes sociales, tal vez el principal es el de la mensajería, como ocurre con WhatsApp”, agrega.

Según Lescano este cambio, no obstante, no significa que la comunicación cara a cara se esté perdiendo. Más bien se podría decir que está “mutando”, trasladándose del espacio físico al espacio virtual; y el ser humano se está adaptando, como puede, a esa transformación.

“En esta nueva era en la que ingresó el mundo entero la comunicación humana con foco en el cuerpo y mucho más en el rostro se ha transformado en el centro, porque prácticamente todos los que se comunican cara a cara, en algún momento desde que comenzó la pandemia, han tenido al menos una experiencia de charla a través de una plataforma digital con la cámara que nos enfoca a unos escasos 40 centímetros. Por eso ahora es cada vez más fácil cuando tenemos una cámara adelante indagar e identificar las emociones de los que hablan con nosotros”, explica.

Cultura del facilismo

El psicólogo Nicolás Rizzardo opina distinto, para él el celular sí está reemplazando en algún punto las comunicaciones cara a cara, y atribuye esto a una “cultura del facilismo”, en la que resulta más cómodo hablar a través de una pantalla que sostener la mirada frente a frente con alguien.

“Algunos autores dicen que ya no estamos en una ‘época de cambios’, sino en un ‘cambio de época’. Es decir que estamos frente a una revolución digital”, explica.

“Esto genera, además, la pérdida de la emocionalidad con la que se vive una relación: no es lo mismo reunirse o festejar por una pantalla, que tener contacto con los demás, el piel a piel. Vamos a terminar siendo una sociedad carente de emociones que al final van a expresarse por otro lado”, indica.

Ponernos límites

A la hora de pensar en el uso que le damos al celular deberíamos plantearnos hasta qué punto es conveniente usarlo para prácticamente todo y en todo momento.

En este sentido, Rizzardo señala que debemos ponernos ciertos límites en la utilización del smartphone.

“Cada persona debería ser virtuosa al usar el celular, porque la virtud es el punto medio entre un exceso y un defecto. Entonces hay que utilizarlo para lo necesario y poder prescindir de él en momentos en que uno deba encontrarse con otros o con uno mismo, si no estamos pendientes constantemente de las notificaciones que llegan o no”, apunta.

Para tener en cuenta cómo hacer un uso virtuoso del teléfono es necesario pensar -según el especialista- que el límite debería ser el bienestar de uno y del que está cerca. “Hay quienes al estar tan pendiente del celular generan carencias en otros ambientes de su vida”.

Pros y contras

Por su parte, Pilar de Zavalía Stordeur, otra psicóloga consultada por LA GACETA, sostiene que este cambio en las comunicaciones está sucediendo y afirma que existen diferentes formas de interpretarlo según genere cosas positivas o negativas en sus usuarios. Como la mayoría de las cosas, la tecnología no es buena o mala en sí, sino que presenta sus propios pros y contras.

“Nos ha traído (la tecnología) grandes ventajas y desventajas que se expresan de forma tanto individual como colectiva. Podemos identificar ventajas en muchos aspectos: comunicación, que acorta distancias y contacta a personas en distintas partes del mundo; seguridad, con la ubicación en tiempo real o botones de pánico; laborales, con aplicaciones corporativas y páginas web que facilitan las relaciones; educativas, tenemos acceso a información más fácil, bibliotecas virtuales, etcétera; entretenimiento, con películas y series on line, música y más; y hasta en salud, con la telemedicina y aplicaciones de deporte”, enumera.

Entre las desventajas señala otras tantas: distracción; delitos, estafas y engaños virtuales; desconexión de la realidad; dependencia tecnológica; y salud.

Por último, la psicóloga advierte que los ciudadanos deben tener en cuenta qué uso les dan a estas nuevas tecnologías en general y al smartphone en particular. “Recomiendo tomar conciencia, pensar en qué momentos del día lo uso y para qué fin, así reconozco si es un facilitador para acrecentar el contacto social y disminuir las distancias con quienes están lejos; o si, por el contrario, interfiere en la escucha y mira del otro, si es un distractor para momentos de trabajo o estudio y si me perjudica en algún punto de forma personal o social”, asegura.

“El celular y su evolución tecnológica ha cambiado nuestra manera de vivir, de actuar y de relacionarnos. Cuánta tristeza da ver en un bar a cada persona con su pantalla sin mirar ni hablar ni mucho menos escuchar al otro. Espero que esta pandemia nos ayude a valorar las cosas pequeñas de cada día y en especial los vínculos interpersonales, para poder estar conectado con el otro dando y recibiendo en una interacción plena”, concluye, como mensaje para la sociedad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios