23 Mayo 2021
La caña de Azúcar (Sacharum officinarum) fue traída al continente americano en el segundo viaje de Cristóbal Colón, en 1493. Recorrió un largo camino desde América Central hasta el Noroeste Argentino. Se atribuye a Francisco de Aguirre haber traído, en 1553, las primeras cepas desde Chile a Tucumán, aunque otras versiones les atribuyen el mérito a los jesuitas. El año 2021 nos encuentra transitando el comienzo de una nueva zafra, hecho auspicioso que se da en el marco del Bicentenario de la industria azucarera. En efecto, en 1821, ya terminada su participación en el Congreso de la Independencia, el obispo Eusebio Colombres, con la instalación de varios trapiches en su finca, empieza la producción comercial de la caña de azúcar. He leído comentarios sobre la industria azucarera, sobre sustentabilidad de la misma, sobre sus pro y sus contras. Desde que nació, la industria azucarera ha generado riquezas, ha generado empleos, con dispar tratamiento de los pueblos que crecieron alrededor de cada ingenio, ya que fue despareja la reinversión de las ganancias por parte de los dueños o tenedores precarios de los mismos. La vinaza, subproducto problemático es una muestra de las reinversiones que no se hicieron. Históricamente esta actividad proveyó de un alimento energético barato a los habitantes del país. Ahora hay muchas posibilidades de diversificación de la misma,. Veremos qué nos depara el futuro.
René Carlos Roncedo
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