“Bebé” Acosta y su reflejo: ¿cuál es el verdadero?

“Bebé” Acosta y su reflejo: ¿cuál es el verdadero?

Tras una primera parte de temporada para el olvido, el volante mostró una cara totalmente opuesta y ahora aprovecha sus vacaciones para recargar energías.

EL AMOR DEFINITIVAMENTE ESTÁ EN EL AIRE. Guillermo Acosta y Luciana Guzmán, a los besos en el salar de Jujuy y con su reflejo en una de las lagunas que componen el maravilloso paisaje. EL AMOR DEFINITIVAMENTE ESTÁ EN EL AIRE. Guillermo Acosta y Luciana Guzmán, a los besos en el salar de Jujuy y con su reflejo en una de las lagunas que componen el maravilloso paisaje.

En el mundillo del fútbol (y mucho menos en el nuestro) no faltan los mitos y las leyendas. Las creencias y las supersticiones. Cada una tiene su glosario correspondiente. Cómo olvidar la historia de “Kiricocho”, por ejemplo. Un hincha de Estudiantes en los ‘80, que según Carlos Bilardo traía mala suerte y, desde entonces, es una palabra utilizada para tirar mala onda al rival. La mala suerte es todo un capítulo. Otra palabra del glosario propio en ese sentido es la “sal”. Sal se refiere a la mala suerte o mala racha que puede llevar un jugador. “La sal que traigo”, es un lamento que suele escucharse en los vestuarios. Introducidos al tema, resulta interesante que Guillermo Acosta haya elegido las Salinas Grandes de Jujuy como destino vacacional.

Hace millones de años, la cuenca sobre la que se ubica el salar se llenó de agua gracias a las sales que provenían de distintos volcanes en ese momento. La evaporación de dicha agua, generó el salar que hoy es visitado por miles de turistas.

MUCHO CARIÑO. Acosta le da un beso a su hija Olivia, la menor de la familia. MUCHO CARIÑO. Acosta le da un beso a su hija Olivia, la menor de la familia.

Hasta allí viajó en auto el “Bebé” junto a su familia completa: su esposa Luciana Guzmán y sus hijos, Thiago y Olivia. En Instagram, durante los últimos días, el volante “se cansó” de subir fotos de su visita, aprovechando el hermoso paisaje que ofrece el lugar.

Difícilmente tenga algo que ver la mala suerte con la inmensidad de un lugar como ese, pero en este caso nos ayuda a repensar la temporada de uno de los jugadores más emblemáticos del equipo. Todo, mientras él disfruta de sus vacaciones.

“Por suerte todo va bien y la estoy pasando de 10”, le cuenta el jugador a LG Deportiva durante su estadía en Jujuy. No es una frase que haya podido decir durante la temporada, precisamente. Al menos durante los primeros dos tercios de ella. Omar De Felippe le encontró siempre un lugar en el equipo desde que llegó, pero fue Acosta el que no encontró su nivel. Lamentablemente para él, a sus bajas performances, les sumó indisciplina. La expulsión en el partido ante Sarmiento en Junín, allá por los inicios de abril, marcó un punto importante en la percepción de su torneo. Una agresión que, además de injustificada, rozó lo insólito. Dejó al equipo con 10 jugadores, perdiendo 0-1 y lo obligó a una remontada prácticamente milagrosa.

SALTO. “Bebé”, su esposa y sus hijos, se elevan por el aire mientras son retratados. SALTO. “Bebé”, su esposa y sus hijos, se elevan por el aire mientras son retratados.

No es la primera vez que le sucede. En 2015, también vio la roja en circunstancias inéditas: en los últimos minutos de la goleada a Los Andes que le estaba dando el ascenso a Primera, fue reemplazado. Una vez afuera Acosta le regaló la camiseta a su pareja, que estaba en la tribuna, y se puso un chaleco con el que los suplentes hacen la entrada en calor. El cuarto árbitro advirtió que se había sacado la camiseta y se lo informó al árbitro. Ramiro López le mostró la amarilla y, como ya estaba amonestado, terminó expulsándolo.

El “Bebé” se perdió el debut en Primera al siguiente año pero, a partir de la segunda fecha, comenzó un ciclo inolvidable para él en el club. No es que haya pasado exactamente lo mismo en esta temporada, pero sin dudas, algo cambió en Acosta después de la expulsión en Junín.

Quizás se trató del punto máximo de ebullición de una olla que venía haciendo presión hace rato. Ese ciclo inolvidable con Atlético le valió una venta a Lanús en 2018. El jugador no se adaptó y no tuvo problemas en admitir una pelea con José Sand, referente “granate”. “En Lanús no me fue nada bien. La pelea fue cierta, no me gustaron algunas cosas y lo hice saber”, reveló. Tras volver abruptamente al “Decano”, Acosta no pudo recuperar el nivel que tenía antes de irse. En septiembre del año pasado declaró: “me gustaría jugar en Unión, es un lindo club, está jugando copas, sería un lindo desafío. Hablaron de Unión con mi representante, entre ellos y el club están tratando de llegar a un acuerdo”.

¿Cómo volver de ahí? Pues simplemente la operación no se dio y el jugador siguió en Atlético. Así de simple. Era evidente que algo no andaba bien, pero esa expulsión puso ciertas cosas en orden. Además de generar la reflexión y el arrepentimiento necesario, claro.

De Felippe no planeó ninguna sanción para el jugador y volvió a depositar su confianza en él. Fue el primer paso para ensayar una recuperación como la que terminó experimentando. Luego de algunos partidos de un nivel intermedio, llegó el turno de Independiente. Si hay algún rival que lo motiva, ese parece ser el “Rojo”. En 2018 le anotó dos goles en el 2-0 en el Libertadores de América. En ese mismo estadio, el “Bebé” jugó su mejor partido de la última temporada en la ante última fecha de la Copa de la Liga Profesional. Fue la figura excluyente de la cancha. Pero el karma y su falta de disciplina lo persiguen: vio la amarilla y, como era su quinta, no pudo jugar ante Defensa en la despedida. Aún así, el partido contra el “Rojo” y algunos anteriores, invitan a pensar que puede verse al mejor “Bebé” en el segundo semestre.

Si acaso la mala suerte y las referencias a la sal son ciertas, más de la que ya experimentó no puede tener. La visita a las Salinas Grandes sólo puede darle buena energía y el descanso suficiente para volver mejor que nunca.

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