¿Ser influencer dejará de ser un trabajo redituable?

¿Ser influencer dejará de ser un trabajo redituable?

Antes, sólo eran unos pocos los que vivían de las redes. Con la pandemia, muchos se volvieron celebridades online. ¿Sigue siendo un buen trabajo?

¿Ser influencer dejará de ser un trabajo redituable?

Las redes sociales han permitido la configuración de nuevas profesiones, tanto para quienes están delante de la cámara como para los que están detrás. Trabajos relacionados al marketing digital son la nueva estrella. Pero, por delante vienen los influencers, aquellas personalidades del mundo online que cuentan con una gran comunidad de seguidores y cobran por publicitar marcas o difundir eventos o campañas. Para entender mejor: una historia de Instagram, contratando a un gran influencer tucumano, puede cobrarse desde los $ 10.000. A nivel nacional, por supuesto, el precio asciende, muchísimo.

Esta fama que brindan las plataformas online y que cada vez más jóvenes persiguen, permite que ellos vivan y ganen dinero a costa de su imagen. “Estamos viviendo cambios muy profundos, en los que las viejas ocupaciones se tornan aburridas para los chicos de hoy”, considera la psicóloga Mariana Iriarte.

¿Se saturó el mercado?

Durante el aislamiento muchos argentinos de todas las edades se volvieron estrellas en redes como TikTok o Instagram.

Antes, las empresas contaban con una pequeña gama de famosos a los que podían recurrir para publicitar sus productos; hoy la carta se amplía. Conviene preguntarse si esto es positivo o hará que esta nueva profesión deje de ser redituable.

“El mercado no se va a saturar porque cada marca tiene diferentes presupuestos. Algunas ya se han cansado y no quieren invertir en influencers muy conocidos, prefieren hacerlo en otros que tienen una cantidad menor de seguidores”, explica Agustina Sosa Paz, especialista en marketing digital y directora de una empresa del rubro.

Con estos nuevos influencers -sigue- las empresas pueden dedicar sus esfuerzos a contratar aquellos “de nicho”, es decir, los que se especializan en un tema determinado y cuyo público también busque contenido en esa línea. Un buen ejemplo sería el de un influencer de gastronomía: su público lo seguirá para conocer recetas y también productos afines. Ahí es dónde entrarán las marcas del rubro a publicitarse.

Cada vez más trabajo

Cada influencer tiene un flujo diferente de público; no es lo mismo contratar (y pagar) a un famoso con 50.000 seguidores, a uno con 3 millones.

“Depende mucho del cliente y de la marca: a los pequeños emprendedores les sirven los influencers con un número chico de seguidores, pero, a medida que van creciendo, les van quedando cortos, porque no tienen tanto alcance”, agrega.

“La demanda va a hacer que los influencers aumenten sus precios: los grandes van a seguir sirviendo porque sus resultados son mejores que los de los chicos. Cada vez van a tener más trabajo: por ahora, las grandes marcas sólo están apuntando a influencers de Buenos Aires; todavía no se han despertado los del interior. Cuando eso pase, las marcas van a tener miles de opciones”, concluye.

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