Pimeyes, el buscador de imágenes por el que deberías preocuparte

Pimeyes, el buscador de imágenes por el que deberías preocuparte

Imaginemos que somos espías. Entramos con más sigilo que James Bond a la sala de control de una agencia de inteligencia internacional y en nuestro poder tenemos una computadora para reconocer cualquier rostro. Una base de datos con más de 900 millones de imágenes está a nuestra disposición. Entonces ingresamos la foto de una persona y en menos de un segundo, el sistema nos devuelve la evolución pictórica de nuestro objetivo. Sabremos de repente cómo era su rostro diez años atrás y no solo eso, conoceremos también muchísima información de contexto, como por ejemplo sitios web en los que se publicó su cara e información que se adjuntó a su rostro. Con sólo trazar algunos cabos tendremos su nombre, edad, profesión, ciudad en la que vive y datos que quizás nos sorprendan.

Ese sistema no existe en una película sino que está a solo unos clicks de cualquier computadora con internet. Se llama Pimeyes y es un buscador de rostros accesible para todo usuario que pretenda convertirse en policía o acosador. El sitio ya encendió el alerta de varios organismos preocupados por la protección de los datos y de la forma en la que opera su sistema de reconocimiento facial.

Si bien ya existían tecnologías que permitían hacer este tipo de búsquedas, ninguna de ellas estuvo tan al alcance de cualquier persona. Además, muy pocas tienen la precisión que tiene Pimeyes. Para hacer este artíxulo se utilizó el sitio web en diez oportunidades para hacer pruebas y conocer su funcionamiento. Además no se buscaron rostros de personas famosas, para hacerle la tarea un poco más difícil a los algoritmos que están detrás de la plataforma. Pero todo fue en vano. El ochenta por ciento de los resultados fue acertado. Se puede subir una foto desde la computadora o desde el celular e inmediatamente tendremos una diversidad de imágenes ordenadas por su grado de precisión. En un primer bloque están aquellas que pertenecen a la persona buscada junto con un enlace del sitio que la contiene. Luego aparecen cientos de fotos de gente muy parecida, tan similares que hasta podrían ser familiares de quien buscamos.

En términos técnicos, la plataforma realiza una combinación de búsqueda inversa de imágenes, aprendizaje automático y reconocimiento facial, tecnologías que hoy en el centro de diversos debates sobre la privacidad de los usuarios. Sin embargo, la empresa asegura que su producto es "la herramienta más efectiva para aplicar el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y solicitar la retirada de imágenes", es decir, le serviría a personas cuyas imágenes han sido vulneradas para fines no deseados. Los datos sobre los creadores de PimEyes no son tan accesibles como sus resultados. En un reciente artículo del Washington Post, un representante de la compañía se negó a compartir su nombre y tampoco respondió preguntas sobre cómo funciona PimEyes, quién está involucrado con la empresa o incluso donde tiene su sede.

Ahora bien, el poder que tiene esta nueva herramienta está basado en su capacidad organizativa. El avance del desarrollo de los algoritmos hizo que una foto sea tan rastreable como un nombre propio en un buscador. Es decir, su fuente de información son los lugares en donde nuestras caras ya fueron publicadas mucho antes de que alguien o algo las compilara en un solo lugar. Por lo tanto, difícilmente podríamos decir que lo que hace PimEyes es ilegal. Si bien no contamos con información transparente sobre cómo funcionan sus sistemas, tampoco sabemos cómo lo hacen los buscadores y redes sociales con los que estamos tan habituados.

No es ilegal pero sí preocupante. Los sistemas de reconocimiento facial se basan en su mayoría en tecnologías de aprendizaje automático, es decir, en sistemas que van aprendiendo a medida que se van aplicando. Por lo tanto, aún no conocemos sus alcances y no hace falta ser apocalíptico para plantear al menos un alerta con este tipo de avances. Para poner un solo ejemplo, empresas reconocidas de esta industria como NEC Corporation fueron pioneras en el reconocimiento artificial. Sus sistemas aprendieron a identificar fotografías, luego lo hicieron con video y más tarde pasaron a reconocimientos masivos. Hoy sus sistemas pueden reconocer hasta el estado de ánimo de los sujetos que están frente a sus cámaras: saben cuándo sonreímos y conocen la dirección a la que apunta nuestra mirada. Sin embargo, las aplicaciones de NEC al menos están reguladas por los estados en los que se adopta su tecnología. Si bien se podría discutir la legitimidad del reconocimiento facial en los espacios públicos, existen organismos que asumen la responsabilidad de ponerlos en marcha y de resguardar los datos que registran sus dispositivos.

PimEyes sorprende por su accesibilidad y porque sin dudas, el sistema se hará más inteligente a medida que más personas comiencen a usarlo. Los algoritmos están desarrollados para saber cuándo aciertan y cuándo no, así aprenden, así se hacen más precisos. Pero en realidad este sitio web pone en evidencia operaciones con nuestras identidades que ya se podían hacer en ámbitos privados o gubernamentales. PimEyes no es el invento, es la revelación. Por lo tanto, en vez de asustarnos, debería ayudar a movilizarnos y a concientizarnos de que nuestro rostro, nuestro nombre y nuestras huellas circulan hace tiempo por bases de datos que desconocemos y que deberíamos conocer. Por eso, que exista algo como PimEyes debería preocuparte.

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